La humilde “casita de piedra” que escondía un tesoro colosal

Cuando los primeros europeos llegaron a las costas de México en el siglo XVI se encontraron con diversas civilizaciones nativas que habían edificado a lo largo de su historia impactantes templos, monumentos y necrópolis. 

Pero una de las construcciones más impactantes permaneció oculta en la vasta selva de Yucatán hasta 1873: la pirámide de Chichén Itzá, confundida en un primer momento con una modesta “casita de piedra”. La maleza, sin embargo, ocultaba un secreto colosal.

Los mayas existen desde hace 3000 años, pero su apogeo tuvo lugar entre el 200 d.C y el 900 d.C. Luego de ello sucedió un hecho todavía inexplicado científicamente que los obligó a dividirse en comunidades más pequeñas, más allá del avance español sobre su territorio.

Este pueblo se extendió por los actuales países de Guatemala, Honduras, Belice y México, pero en el siglo XVI, tras la llegada de los españoles, se toparon con ciudades abandonadas, sin población y en ruinas.

Una de ellas fue Chichén Itzá, que en el 900 d.C quedó totalmente deshabitada y que hasta el 1200 d.C recibió grupos de poblaciones pequeños, que luego se retiraron de allí para convertirse en campesinos.

Durante años, la ciudad fue el centro político de Yucatán. En 1527, cuando el español Francisco de Montejo llegó a la península, propuso crear cerca de Chichen Itzá la capital de una provincia. Pero esta idea no se concretó y la zona quedó deshabitada por completo.

Algunas de las construcciones más importantes que acompañan a la gran pirámide son: el Osario o la tumba del Gran Sacerdote, el Templo del Venado, la plataforma del Caracol, la casa Roja y las plataformas anexas.

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MATÍAS AVRAMOW

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