Las 4 consecuencias de comer rápido que seguro no conocías

BIENESTAR

En la sociedad actual, marcada por el ritmo acelerado de la vida, muchas personas adquieren el hábito de comer rápidamente.

Aunque este comportamiento pueda parecer inofensivo, existen diversas consecuencias para la salud que pueden derivarse de comer a gran velocidad.

A continuación, se detallan las principales repercusiones de este mal hábito.

Consecuencias de comer rápido

Comer rápido dificulta que el proceso digestivo se realice de manera adecuada.

La falta de tiempo para masticar bien los alimentos impide que las enzimas salivales inicien la descomposición de los mismos.

Como resultado, el estómago debe trabajar el doble para procesar los alimentos, lo que puede ocasionar indigestión, acidez estomacal y gases.

1. Problemas digestivos y malabsorción de nutrientes

El cerebro necesita alrededor de 20 minutos para registrar que el estómago está lleno.

Las personas que comen rápido suelen ingerir más alimentos de los necesarios antes de que su cuerpo envíe señales de saciedad.

Este comportamiento puede generar un aumento en el consumo calórico, lo que está relacionado con un mayor índice de masa corporal (IMC).

2. Aumento de peso y riesgo de obesidad

Comer con rapidez también se vincula con un aumento en los niveles de triglicéridos en sangre, un factor importante para el desarrollo de enfermedades cardíacas.

El consumo apresurado de alimentos procesados o altos en grasas saturadas elevan rápidamente el azúcar en sangre y la presión arterial.

Además, el estrés generado por las prisas al comer activa el sistema nervioso simpático, lo que aumenta la liberación de hormonas del estrés, dañando así los vasos sanguíneos.

3. Mayor probabilidad de tener enfermedades cardiovasculares

El acto de comer rápido a menudo refleja un estado de estrés o ansiedad.

Esta conexión crea un círculo vicioso en el que la mala alimentación empeora el estado de ánimo, y la angustia contribuye a hábitos alimentarios desordenados.

Comer rápidamente también reduce la capacidad de reconocer las señales naturales de hambre y saciedad, lo que puede favorecer trastornos como la bulimia o el comedor compulsivo. 

4. Impacto en la salud mental y relación con la ansiedad

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ROSARIO SIBUET

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