Esta pequeña localidad de 350 habitantes no tuvo acceso vehicular hasta 2009. El camino hasta el pueblo es un viaje entre montañas multicolor que conduce a una comunidad ancestral con fuerte impronta andina.
Caspalá tiene un sendero de piedras de influencia incaica que sale desde el pueblo y conduce a la cima del Hornocal. En el pueblo todo se hace a pie o a caballo con ritmo tranquilo.
Las casas son de adobe con techo de paja. Santa Rosa Lima, la iglesia pintada de celeste pálido, rompe el monocromo del ocre del pueblo.
Las mujeres del pueblo se agrupan para bordar y tienen sus cooperativas. Visten capas multicolor bordadas a mano con flores.
La comunidad recibe a
los turistas en sus propios hogares. Hay poco más de
35 camas disponibles repartidas en unas pocas viviendas, con baños compartidos y comedores comunes.
Video: Turismo de Jujuy