Martín Esquenazi es argentino. Llegó a Estados Unidos en 1995 a visitar parientes y se quedó para siempre. Su prima le dio la idea de hacer un posgrado en la UCLA, y mientras estudiaba comenzó a trabajar en un restaurante argentino.
Cuando terminó sus estudios hizo lo que muchos residentes planean: viajar en su auto con el objetivo atravesar casi todo Estados Unidos. Ahí descubrió una nación mucho más rica en cultura y paisajes de lo que hubiera imaginado.
“Extrañaba Argentina, pero a la vez era tanto lo que estaba absorbiendo, que no me ganaba la nostalgia. De a poco, comencé a mezclar mi cultura argentina con la americana, costumbre que hasta el día de hoy conservo”.
En Estados Unidos se enamoró Renata, una mujer de Río de Janeiro: “Cuando miramos hacia atrás nos reímos de las coincidencias que trae la vida. Risas que muy rápido desaparecen cuando miramos algún partido de fútbol entre Argentina y Brasil”
Juntos tuvieron tres hijos y se instalaron en Texas. Aunque Martín comenzó trabajando en un restaurante, el argentino comenzó a ascender laboralmente, hasta llegar a su puesto actual como director general de Recursos Humanos, con más de 1500 empleados distribuidos en seis estados, el Caribe, Canadá y México, bajo su responsabilidad.
“Texas es otro mundo, como bien dicen acá, es otro país. La economía de Texas es más grande que la del resto de EEUU junto. Hay oportunidades a la vuelta de cada esquina”, asegura el argentino.
“La última vez que estuve en Argentina fue en el 2011 y no lo voy a ocultar: extraño mucho mi gente, mi país, los sonidos y los aromas de mi ciudad. Eso siempre será irremplazable. Me duele cuando leo las noticias y me angustio al ver a mis familiares, amigos, a mi gente pasarla mal. Las puertas seguirán siempre abiertas para ellos”.
“Lo que más atesoro de mi etapa en Estados Unidos es que me ayudó a comprender que no somos ciudadanos de un país, sino ciudadanos del mundo; me abrió a la posibilidad de conocer nuevas culturas y pasar ese legado a mi familia”.