En medio de la pandemia, un grupo de personas que vive en la villa 31 ideó unas caminatas turísticas por el barrio que incluyen algunas de las actividades como visitar el lugar donde yacen los restos del padre Mugica y probar sopa de maní o papas a la huancaína.
La propuesta es de una agencia de turismo barrial que nació para darle visibilidad a la villa 31. En recorridos de entre dos y tres horas se abarca toda la historia del barrio, la diversidad regional, su gastronomía y cultura. Los paseos se hacen los domingos y cuestan entre 1300 y 1800 pesos.
Siete residentes del barrio -que fueron capacitados como guías- son las que llevan adelante el proyecto. “La idea fue romper todas esas barreras y que las personas que habitamos el barrio seamos conocidos desde nuestro patrimonio cultural”, explica Yuvinka Cejas, una de las emprendedoras.
“En el recorrido preguntamos: ‘¿saben por qué el barrio se llama Carlos Mugica?’ Y nadie lo sabe. El Padre fue más que un cura, fue un vecino más que le gustaba luchar por el barrio y eso está muy presente en cada recorrido”, acota Marcia Giménez, otra de las guías.
En el walking tour histórico, que cuesta 1300 pesos, también se habla de la urbanización del barrio, de las viviendas que están siendo demolidas y de las nuevas, donde se relocalizan a los vecinos.
El tour gastronómico, con un costo de 1800 pesos, comienza en la feria latina, donde se ofrece una degustación de chipas tradicionales de Paraguay. En la segunda parada hay snacks andinos, como habas, maíz, trigo y arvejas -todos tostados-. Luego, una estación de plantas medicinales, infusiones y tereré.
El recorrido cultural, que tiene un costo de 1500 pesos, está enfocado en las distintas danzas de los países de la región con vecinos que difunden sus tradiciones, abren las puertas de sus hogares o son convocados a un punto en común.
“Nos pone felices que venga gente de alrededor, de Recoleta, por ejemplo, que somos vecinos. Es nuestro objetivo que nos conozcan los más cercanos. Un vecino entró al barrio por primera vez y dijo: ‘¡Cómo me había perdido tantos años de conocer!’”, cuenta Yuvinka.