La prohibida historia de amor entre la mujer de un soldado nazi y una judía
Lilly y Felice
Hasta 1942, la vida de Lilly era como la de muchas otras mujeres alemanas. Casada con un antiguo funcionario del Deutsche Bank, desplegado en el frente oriental con el ejército nazi. Con 29 años era madre de cuatro niños. El Tercer Reich le había concedido la Cruz de Honor de la Madre Alemana, una condecoración que se concedía a las mujeres al tener el cuarto hijo.
Sus primeros años como mujer casada habían transcurrido como marcaba la sociedad de la época. Al menos, hasta que Ulla Schaaf entró a servir como niñera en su apartamento. Una mujer de familia comunista, antinazi y que acogía judíos regularmente en casa acabó sirviendo a una familia nazi.
Felice y Ullah no solo eran amigas, la primera se había mudado a la casa de la segunda cuando pasó a la clandestinidad para evitar las deportaciones que se habían intensificado en la segunda mitad de 1942. Ullah las introdujo. Entre ellas, la atracción fue instantánea.
Lilly
Hablamos como hablaba todo el mundo y me gustó desde el primer momento. Estuvimos como una hora y luego me acompañó a la parada del tranvía y me regaló una manzana”
Desde su primer encuentro, las dos mujeres cultivaron una intensa amistad hasta que finalmente, tras ser ingresada para una operación en el hospital, Lilly aceptó sus sentimientos. Para evitar sospechas, Lilly presentaba a Felice a los vecinos como una prima de Fráncfort que había huido de su casa por las bombas. Sin embargo, aún viviendo juntas, Lilly no sabía el verdadero origen de Felice.
A principios de mayo le pregunté una noche. Algo pasa. Si queremos estar juntas toda la vida debemos ser completamente sinceras la una con la otra. ‘Si te digo qué es lo que pasa, ¿me seguirás queriendo?’, me preguntó. Y entonces me dijo ‘soy judía’. En ese instante todos los momentos vividos pasaron ante mis ojos y le dije :‘ahora todo está bien’ Y la tomé en los brazos”
Lilly
En la primavera de 1944 Felice entró a trabajar en el periódico nazi National-Zeitung como taquimecanógrafa. “Sabía que hacía cosas clandestinas, pero no el qué o cómo. Sigo teniendo los diarios de Felice donde están las citas marcadas, pero para mí son un misterio lo que significan. Siempre me decía que no me contaba nada porque era demasiado peligroso”, dijo Lilly
Felice Sara Schragenheim había sido declarada como fugitiva en junio de 1943, pero las dos mujeres siguieron viviendo sin esconderse. El 21 de agosto de 1944, las dos mujeres fueron a bañarse al río Havel. A su vuelta la Gestapo las estaba esperando en la puerta.
Felice fue llevada a un centro de detención en Berlín donde pasó unos días hasta que el 5 de septiembre fue trasladada al campo de concentración de Theresienstadt, después a Auschwitz, donde la llevaron a Groß Rosen, y de ahí finalmente a Bergen Belsen. Ahí se perdió su pista.