El canopy ayuda a desarrollar el equilibrio necesario para mantenerse sentado mientras uno se desliza y también trabaja la coordinación de tronco, manos y piernas.
En general se utiliza un arnés ventral que toma cintura y piernas, y la persona tiene que mantener el tronco erguido.
Sin embargo, para quienes tienen problemas de columna o no pueden hacerlo, se usa también un arnés de pecho, que toma los hombros y vincula con la cintura.
1. Trabaja la propiocepción
Las actividades que se practican con arnés trabajan sobre las fascias, que son tejidos que unen todos los músculos entre sí.
Este tipo de actividad ayuda a elongar las fascias, y no son muchos los ejercicios que desarrollen esto.
2. Mejora la elongación
Al estar al aire libre se trabaja mucho el sistema respiratorio, la oxigenación pulmonar, cardíaca y cerebral, especialmente en estos lugares donde el aire es más puro, sin contaminación.
Esto, por supuesto, genera bienestar porque el cerebro se oxigena en un lugar limpio.
3. Oxigenación
Todo lo mencionado en los puntos anteriores genera la posibilidad de estar más calmados, conectando de otro modo con la naturaleza y con nosotros mismos.
La idea es dejarnos penetrar por la naturaleza, vivimos con tanto estrés y rodeados de tantos estímulos que a veces nos cuesta conectar con eso que parece inerte, pero que en realidad está lleno de vida.
A veces solo se trata de respirar y contemplar para ir a un lugar profundo adentro nuestro.
4. Disminución del estrés
El canopy abre nuevas perspectivas y puede ayudar a trabajar sobre los miedos.
Muchas veces se acercaron al canopy personas con vértigo que acompañaban a alguien pero no deseaban practicar la actividad y luego terminaron no solo colgándose, sino disfrutándolo mucho.
Se trata de abrir el panorama y soltarse, y muchas veces funciona como una forma de exposición terapéutica que permite vencer los miedos.