Zahra, su madre y tres hermanas iban a cenar en la casa de otra hermana cuando vieron gente corriendo y escucharon disparos en la calle. “¡Los talibanes están aquí!” la gente gritaba.
Zahra creció en un Afganistán casi libre de talibanes, donde las mujeres podían estudiar y seguir una carrera. Durante los últimos cinco años, trabajó con organizaciones locales sin fines de lucro para concientizar sobre la importancia de la igualdad de género.
Pero desde el jueves por la noche, cuando los talibanes entraron a la ciudad, Zahra, sus padres y cinco hermanos permanecen escondidos en el interior de su hogar, demasiado asustados para salir y preocupados por el futuro.
“Estoy muy conmocionada. ¿Cómo puede ser posible para mí, como mujer que ha trabajado tan duro y ha tratado de aprender y avanzar, ahora tener que esconderme y quedarme en casa?” - Zahra
La agencia de la ONU para los refugiados dice que casi 250 mil afganos huyeron de sus hogares desde finales de mayo por los temores de que los talibanes vuelvan a imponer su estricta interpretación del Islam. El 80% de los desplazados son mujeres y niños.
Durante el gobierno talibán, antes de 2001, se prohibió que las niñas accedieran a la educación y que las mujeres trabajaran. Tampoco se les permitía viajar fuera de sus hogares sin un pariente masculino que las acompañara.
Los talibanes también llevaron a cabo ejecuciones públicas, cortaron las manos de ladrones y apedrearon a mujeres acusadas de adulterio. Los talibanes aseguran que cambiaron y que esta vez respetarán los derechos de las mujeres y les permitirán acceder a la educación, pero hay descreimiento
Zarmina Kakar, activista por los derechos de las mujeres en Kabul: “Siento que somos como un pájaro que hace un nido para ganarse la vida y se pasa todo el tiempo construyéndolo, pero luego, de repente y sin poder hacer nada, observa cómo otros lo destruyen. Hoy nuevamente siento que si los talibanes llegan al poder, volveremos a los mismos días oscuros”.