La alimentación saludable y el ejercicio son dos aspectos que se retroalimentan entre sí para mejorar el rendimiento físico, la recuperación posterior y ganar calidad de vida
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La clave del éxito está en planificar una alimentación en base al tipo de entrenamiento, el nivel y el tiempo que se le destina.
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En el momento previo se necesitan alimentos que aporten energía, fundamental para almacenar en los músculos y que le permitirá desarrollar la actividad lo más eficientemente posible.
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Antes de entrenar
Lo conveniente es consumir productos de rápida digestión y absorción que brindarán la energía necesaria para la práctica: palta, frutos secos, y los carbohidratos complejos que aportan las legumbres o cereales.
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Después de entrenar
Hay que recuperar la masa y las fibras musculares dañadas y fomentar la síntesis del nuevo tejido. La mejor opción son alimentos proteicos: carne, pollo, pescado o huevos. También carbohidratos simples: frutas y leche, ya que son de rápida digestión.
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