En un bol mezclar la harina con la sal. Disponer la mezcla en forma de corona sobre la mesada y agregar en el centro el resto de ingredientes: la levadura en trocitos pequeños, el azúcar y el agua.
Empezar a integrar los ingredientes, agregando poco a poco la harina de las paredes al hueco, hasta formar una masa.
No hace falta amasar mucho: cuando se note que la masa se unió y se puede formar un bollo ya está lista. Dejarla reposar unos 15 minutos.
Mientras el bollo descansa, se procede a preparar el empaste: mezclar la grasa de vaca, la margarina y la harina en un bol, hasta tener una emulsión. Las materias grasas deben estar a temperatura ambiente para que sean fáciles de manejar.
Dejar reposar 5 minutos y estirarla para proceder a darle forma.
Volcar el empaste sobre la masa y distribuirlo por toda la superficie de arriba.
Encerrar el empaste para que no se salga, doblando hacia el centro uno de los lados largos del rectángulo. Repetir con el otro lado. Los lados cortos los doblamos un poco, con montar la masa unos 2-3 centímetros será suficiente
Retiramos los bordes si fuera necesario y proceder al corte de la masa. Hacer triángulos, de base pequeña y lados largos (más o menos el doble de altura que la base del triángulo).
Cuando estén todos los triángulos listos, se le da forma a los sacramentos: enrollar los triángulos uniendo los dos vértices de la base en el centro del triángulo. Aplastar ligeramente la unión.
Dejar levar la masa unos 15 a 20 minutos. Colocarlos en la bandeja, espolvorearlos con azúcar y llevarlos al horno precalentado a 180º durante unos 15 a 25 minutos, hasta que se vean dorados.