Vive en una casa de adobe que él mismo construyó en la cima de un geiser rodeado de hielo y nieve, con una boca de agua termal que humea en días donde la temperatura baja hasta 20 grados bajo cero.
“Vivo solo pero no me siento solo". Su existencia es un desafío para la supervivencia humana. Su entorno es extremo, en el salar no crece nada y llueve dos días al año.
“Paso siete meses sin bajar al pueblo”, asegura. Si va en mula, tarda por lo menos dos días en llegar a Antofagasta de la Sierra, a 96 kilómetros de distancia. También tiene una camioneta Hilux modelo 2000, si logra arrancarla, el viaje se reduce a seis horas.