Un cadáver de 400 años de antigüedad encadenado a su tumba

Terror eterno

Según los informes y registros de la Polonia del siglo XVII, el país estaba plagado de renacidos, personas que después de la muerte volvían a levantarse. No eran vampiros exactamente, sino protozombis que acosaban a los vivos bebiéndose su sangre o armando un alboroto en sus hogares. Ese fue el caso del relato de un muerto que se levantó de su sepultura para agredir a sus parientes; cuando la tumba se abrió, el cadáver tenía un estado de conservación antinatural y presentaba rastros de sangre fresca.

Este tipo de noticias eran tan frecuentes que se usó una amplia gama de medidas para evitar la reanimación de los cadáveres, como arrancarles el corazón, clavarlos a sus tumbas, clavarles estacas en las piernas y abrirles las mandíbulas con ladrillos (para evitar que salieran mordisqueando). Cuatro siglos después, los arqueólogos europeos han descubierto las primeras pruebas físicas de un presunto niño renacido.

Mientras excavaban en un cementerio colectivo en las afueras del poblado de Pień, cerca de la ciudad polaca de Bydgoszcz, investigadores de la Universidad Nicolás Copérnico de Toruń, Polonia, desenterraron los restos de lo que se ha descrito ampliamente en las noticias como un “niño vampiro”.

El cadáver, que se cree que tenía unos 6 años en el momento de su muerte, fue enterrado boca abajo, con un candado triangular de hierro bajo el pie izquierdo, quizá en un intento por confinar al niño en la tumba y evitar que acechara a su familia y vecinos.

Dariusz Polinski, arqueólogo en jefe del estudio

“El candado debía estar sujeto al dedo gordo del pie. El niño fue enterrado en decúbito prono para que, si volvía de entre los muertos e intentaba subir, mordiera la tierra. Que sepamos, es el único ejemplo de enterramiento infantil de este tipo en Europa”

La necrópolis, el cementerio improvisado para los pobres, fue descubierta hace 18 años. No formaba parte de una iglesia ni, según los registros históricos locales, estaba en terreno sagrado. Hasta ahora, se han descubierto unas 100 tumbas en el lugar, incluida una ubicada a solo unos metros de la del niño que albergaba el esqueleto de una mujer con un candado en el dedo del pie y una hoz de hierro sobre el cuello.

Existen algunas teorías acerca de por qué enterraban a algunos muertos así. Los investigadores piensan que puede estar relacionado con la peste negra, prácticas rituales de algunos pueblos, o, como algunos relatos lo plantean, para evitar que los muertos vivientes regresen.

Hacia el final de la Edad Media poner candados en las tumbas se convirtió en una especie de tradición en Europa Central, sobre todo en Polonia, donde se han encontrado conjuntos de candado y llave en las tumbas de una treintena de necrópolis de judíos askenazís. En aquella época era una tradición ritual del pueblo judío en Polonia. Sin embargo, Polinski duda que este sea el caso.

Lesley Gregoricka, antropóloga de la Universidad del Sur de Alabama

“Entonces, ¿por qué fueron diferenciados? Tal vez la causa fuera algún estigma social, como no estar bautizados, morir por suicidio, haber tenido un comportamiento extraño en vida o tener la mala suerte de ser los primeros en perecer en una epidemia. Esto podría explicar por qué a veces se señalaba a los niños como potenciales vengadores en la muerte”, dijo Lesley Gregoricka, antropóloga de la Universidad del Sur de Alabama.

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MATÍAS AVRAMOW

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