Tomar suficiente agua ayuda a los riñones a eliminar toxinas de manera eficiente.
La cantidad recomendada varía según factores como el clima, la actividad física y el estado de salud.
Un indicador útil es observar el color de la orina: si es clara o ligeramente amarilla, suele reflejar una hidratación adecuada.
1) Hidratación adecuada, sin excesos
La hipertensión y la diabetes son las principales causas de enfermedad renal crónica.
Pérez recomienda realizar controles periódicos y seguir las indicaciones médicas.
“Una presión arterial ideal debe mantenerse por debajo de 130/80 mmHg”, señala.
2) Controlar la presión arterial y la glucosa
Un alto consumo de sal puede elevar la presión arterial y sobrecargar los riñones.
El médico aconseja reducir alimentos procesados y embutidos.
En cuanto a las proteínas (carne, pollo, pescado, huevos), su ingesta debe ser equilibrada, especialmente en personas con algún grado de deterioro renal.
3) Moderar el consumo de sal y proteínas
El consumo frecuente de antiinflamatorios no esteroideos como ibuprofeno, diclofenac o naproxeno puede afectar la función renal.
Pérez recomienda evitar la automedicación y consultar siempre con un profesional de la salud.
“Pueden dañar los riñones si se consumen frecuentemente o en altas dosis”, recalca el especialista.
4) Evitar el uso excesivo de analgésicos
La obesidad está asociada a un mayor riesgo de enfermedad renal, diabetes e hipertensión.
El especialista sugiere realizar actividad física moderada al menos 30 minutos diarios, cinco veces por semana, para favorecer la salud renal y general.