Acusan a Kaspersky de tener una relación "más cercana" con los espías rusos de lo que se creía
La compañía lo niega, y afirma que sufre por quedar en el medio de la disputa entre Rusia y Estados Unidos
La empresa de seguridad informática Kaspersky mantuvo "una relación de trabajo mucho más cercana de lo que se admitía públicamente" con la FSB, la principal agencia rusa de espionaje, reveló una investigación publicada ayer, un día después de que el Gobierno estadounidense prohibiera el uso de los programas de esa empresa en la administración pública.
La firma de origen ruso negó las acusaciones y argumentó que es víctima de la pulseada geopolítica entre las dos potencias, mientras que el Kremlin consideró la prohibición como "una decisión politizada".
La investigación realizada por la agencia estadounidense de noticias financieras Bloomberg está basada en una serie de mails internos de Kaspersky, según los cuales la empresa desarrolló una tecnología de seguridad a pedido de la FSB, además de haber colaborado con ésta en proyectos conjuntos.
En estos correos, intercambiados en 2009 por Eugene Kaspersky y algunos directivos, el fundador de la empresa reveló el desarrollo de un proyecto iniciado de forma secreta a raíz de "una petición especial en el lado de Lubyanka", en lo que sería una referencia a la FSB.
Esta iniciativa buscaba proteger a los clientes de ataques de denegación de servicio (DDoS), pero también para localizar a los atacantes, bloquearlos y asistir en "contramedidas activas".
Estas contramedidas implicarían la colaboración con los espías rusos, lo que para Bloomberg significa que además de "hackear a los hackers", también "estaban tirando su puerta abajo".
Según la agencia de noticias, el Gobierno norteamericano no tiene ninguna evidencia que conecte a Kaspersky con el organismo de espionaje ruso, aunque funcionarios de Seguridad Nacional están "preocupados" por el cercano vínculo entre la empresa y la FSB.
En esta línea, la Administración de Servicios Generales de Estados Unidos (GSA, por su nombre en inglés) eliminó ayer a Kaspersky de la lista de proveedores a los que se le pueden comprar equipos tecnológicos, pese a que la semana pasada el presidente de la firma le había ofrecido a Washington el código fuente de su software para que lo pudieran auditar.
La decisión fue tomada "después de una revisada y cuidadosa consideración", aseguró la Administración en un comunicado, y agregó que las prioridades de la GSA "son asegurar la integridad y seguridad de los sistemas y redes gubernamentales de Estados Unidos".
La compañía respondió que es víctima de un enfrentamiento entre Estados Unidos y Rusia: "Kaspersky Lab fue arrastrado a una lucha geopolítica donde cada lado está tratando de usar la empresa como un peón en su juego", afirmó en un comunicado citado por la agencia de noticias RIA.
El comunicado señala que Eugene Kaspersky propuso más de una vez declarar ante el Congreso estadounidense "para responder a todas las preguntas del gobierno de los Estados Unidos que puedan surgir".
Respecto del intercambio de mails mencionado por Bloomberg, la firma de ciberseguridad contestó que "la empresa trabaja a menudo con gobiernos y agencias de seguridad en todo el mundo con el único propósito de luchar contra el cibercrimen".
"En las comunicaciones internas a las que se hace referencia, los hechos se malinterpretan o se manipulan una y otra vez para que se ajusten a los objetivos de ciertas personas que quieren desesperadamente establecer lazos entre la empresa, su CEO y el gobierno ruso, pero no importa qué tipo de comunicación afirmen tener, porque los hechos dejan claro que no hay evidencias porque no existen esos lazos", continuó.
Por su parte, Moscú interpretó como una "decisión politizada" la medida adoptada por la GSA, y afirmó que Kaspersky es "una empresa comercial que ofrece servicios muy competitivos en todo el mundo".
Por eso, Rusia "hará todo lo posible para defender los intereses de sus compañías en el extranjero", aseguró el el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aunque subrayó que la multinacional tiene "todo el arsenal de medios jurídicos" para hacerlo por su cuenta.
La cercanía con la FSB es un factor de temor para los negocios de la empresa en Estados Unidos y Europa (que representaron un total de 374 millones de dólares de los 633 millones que la empresa ganó en 2016, según International Data Corp), sobre todo tras los informes que vinculan una interferencia rusa en las elecciones que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca.
Télam
LA NACION