Ahora, el iPhone deberá probar si está a la altura
El móvil de Apple, que combina un teléfono, un iPod y una tableta para navegar por la Web, salió a la venta el viernes último ante la expectativa del público
Con la posible excepción de las últimas consolas de videojuegos, es difícil recordar un objeto tecnológico que haya llamado tanto la atención como el iPhone, que salió a la venta en los Estados Unidos, después de meses de especulación, el viernes último, a las 7 de la tarde (hora local). Fue recibido por personas que llevaban días haciendo fila para asegurarse uno de los equipos con los que Apple llega a la telefonía móvil.
Más allá del éxito que tenga y de si efectivamente el iPhone es, como propone su fabricante, una revolución, este viernes no es uno más. De poco servirá en el futuro indicar que hace años que hay teléfonos con pantallas sensibles, incluyendo toda la línea Treo de Palm o el Sony Ericsson W950, que tiene 4 GB para almacenar música, fotos y videos, como el modelo más económico del iPhone.
El público norteamericano difícilmente tenga en cuenta que, al igual que el iPhone, son varios los móviles que tienen Wi-Fi y una pantalla grande para navegar por páginas Web. De hecho, el Nokia N95 usa el mismo navegador que el iPhone, que permite ver cualquier página Web estándar a pantalla completa y hacer zoom sobre un punto específico. Y agrega GPS, y una cámara digital de 5 megapixeles con autofoco, contra los 2 megapixeles del iPhone.
O el Samsung F700, que ofrece conectividad 3G (el iPhone por ahora no) y esconde un teclado real detrás de la pantalla sensible; o Aeon, un concepto de móvil sin botones que Nokia mostraba hace un año; o los equipos de HTC, que prescinden de los botones y admiten aplicaciones de terceros (el iPhone usará herramientas en línea).
Ninguno es de Apple, y ésa es la diferencia crucial por dos razones. Una, de orden técnico: la interfaz del iPhone, basada en el Mac OS X, es atractiva, muy innovadora, y dicen los pocos que tuvieron la oportunidad de probar el equipo, sencilla de usar, aunque los usuarios intensivos del SMS probablemente tengan algunos inconvenientes para pulsar el teclado virtual. La otra, más etérea, pero aún más poderosa: Apple es una compañía que sabe leer muy bien el gusto del público por el diseño, con una sofisticada maquinaria de marketing y una legión de usuarios leales, que se encargan de difundir sus bondades con notable vehemencia.
El tiempo y el mercado dirán qué termina siendo el iPhone. La prueba de fuego no está en Estados Unidos, sino en mercados más maduros en cuanto al uso del móvil, como el europeo y el asiático. Quizás esta versión del iPhone y sus sucesores tengan un éxito similar al del iPod, dominando por completo el mercado. O tal vez sigan el camino de la Mac: ubicados en un nicho grande pero limitado, y obligados a convivir con jugadores más populares. Por ahora, aspiran a vender 10 millones de equipos en el primer año.
No es para todos: hay que pagar US$ 499 o 599 por 4 u 8 GB de capacidad y adquirir un plan de dos años con AT&T en Estados Unidos; todavía no se sabe quién lo ofrecerá en Europa. No se puede usar con otros operadores ni adquirirse sin línea.
Si Apple sigue el camino de Nokia, Motorola o Samsung, los tres mayores fabricantes de celulares del mundo, ampliará su oferta para ofrecer alternativas a los bolsillos de los 3000 millones de usuarios de móviles que hay en el mundo. Si atiende el derrotero de Sony Ericsson, buscará el segmento más reducido, pero más lucrativo, de los móviles de funciones avanzadas. En cualquier caso, la entrada de Apple obligará a los fabricantes a esforzarse por competir y ofrecer dispositivos más atractivos, y eso siempre es beneficioso para los usuarios.
Móviles sensibles
Estos son algunos de los dispositivos que, como el iPhone, tienen una pantalla sensible al tacto para usar el equipo y que, en algunos casos, prescinden de botones reales. El Aeon de Nokia es sólo un concepto; el M8 de Meizu, al igual que el Samsung F700, todavía no llegaron al mercado; el resto de los modelos ya puede adquirirse en todo el mundo.