El US Open inauguró una nueva era en la forma de mostrar los deportes
LA NACION presenció el despliegue tecnológico del célebre torneo de tenis; al combinar inteligencia artificial y datos masivos, el espectáculo cobró dimensiones nunca vistas
El último US Open demostró que las nuevas tecnologías pueden crear una nueva experiencia a partir de deportes tan clásicos como el tenis.
“Las firmas deportivas y de entretenimiento están compitiendo para ver quién ofrece los contenidos más atractivos. A todo esto, cada día se produce más y más contenido que todos podemos consumir a través de múltiples canales y de varias formas. De ahí que la clave para que una empresa se diferencie pase por ofrecer una experiencia personalizada. En la industria del deporte sucede lo mismo”, explica a LA NACION John Kent, del grupo de asociaciones para deportes y entretenimiento de IBM.
En el caso del US Open, el proceso comenzó con la recolección y el análisis de todo lo que sucedía en el estadio, incluyendo la cancha y las tribunas, para luego presentar en tiempo real todo tipo de datos, una suerte de radiografía cuantitativa de lo que sucedía en el predio.
En la palma de la mano
Si antes de ingresar al Centro Nacional de Tenis Billie Jean King, el estadio en donde se jugaron los encuentros, el fanático descargaba la app oficial del evento, podía comprar las entradas mediante su dispositivo usando la plataforma Ticketmaster.
Además, si autorizaba el acceso a su geolocalización, empezaba a recibir información útil para manejarse mejor por el estadio mediante un mapa interactivo. La app ofrecía incluso una función llamada Guest Info (información para los asistentes), que responde en lenguaje natural vía chat las preguntas que cada persona le formula. Lugares para comer, horarios de los partidos y medios de transporte, entre otras cosas. En tiempo real, aunque en esta ocasión fue sólo en inglés.
“Antes de que empiece el torneo seleccioné mis jugadores favoritos, como Roger Federer, Venus Williams y Rafael Nadal, para estar al tanto de su evolución a lo largo del certamen. Antes tenía que estar chequeando sitios web. Ahora la información me llega al instante y sólo tengo que elegir cuándo leerla”, contó a LA NACION Andrew Weber, un neoyorquino que asiste cada año a este Grand Slam. Además, la app brindaba datos relevantes sobre el campeonato, comparaciones históricas, videos 360 de los entrenamientos y la repetición de las mejores jugadas.
Todo esto fue posible porque de manera casi imperceptible, pero omnipresente, cámaras, relojes de cancha fabricados por Citizen –que se alimentan de luz solar y artificial–, servidores Power Systems de IBM y software basado en inteligencia cognitiva traducían a datos todo lo que sucedía en el predio. De forma orquestada, contribuyeron a ampliar la experiencia de los 700.000 espectadores que asistieron al estadio y de los millones de personas de todo el mundo que siguieron los partidos por TV e Internet.
Iniciado el juego entre la norteamericana Venus Williams y la checa Petra Kvitova, en la instancia de cuartos de final, la sensación era de que la cantidad de ojos que uno tenía se multiplicaba. Además de ver lo que pasaba en la cancha, en la pantalla del móvil aparecían las mejores jugadas desde distintos ángulos. Esto era especialmente valioso para los que no habían podido conseguir una buena ubicación.
Adicionalmente, la app ofrecía información de forma constante sobre puntajes y estadísticas de cada jugada. Para eso, el estadio estaba dotado de cámaras que registraban todo lo que sucedía y se sincronizaba con una solución llamada SlamTracker. Gracias a ella, los aficionados accedían a un análisis cuantitativo con múltiples indicadores, como el desempeño de cada jugador pelota tras pelota y comparaciones entre ambos contrincantes para vaticinar cómo podría ser el desenlace del encuentro.
Algo tan inédito como impresionante fue la información sobre las jugadas basadas en situaciones de presión. Por ejemplo, cuando un jugador estaba perdiendo por varios games o ante un tie break. En este caso, la app mostraba el rendimiento histórico de ese jugador cuando se encontraba en instancias clave, revelando patrones ocultos de su comportamiento. Casi de ciencia ficción.
Según Kent, de las funciones que ofrece la aplicación móvil, las más utilizadas por orden de importancia fueron el SlamTracker, y en ella lo más visto fueron las estadísticas. Luego le siguieron los videos y las notificaciones sobre jugadores favoritos.
Jennifer Rodríguez, otra espectadora, lo confirmó. “Me gusta ir viendo los datos cuantitativos para tratar de predecir quién va a ganar el partido. Esto es sencillo cuando los jugadores son desparejos, pero se pone más interesante cuando ambos juegan en el mismo nivel, entonces hay que prestar más atención a las métricas”, explicó a LA NACION.
Baterías on demand
Con WiFi gratis, el uso de la app fue tan intensivo que era frecuente que a los espectadores se les agotara la batería del teléfono. Para sortear esto, en el Billie Jean King había dos quioscos donde entregaban baterías portátiles. A la salida del estadio había dos urnas para devolver estos accesorios.
“Para evitar problemas de conectividad, durante la planificación y la preparación para el US Open trabajaron unos 20 empleados de la firma Spectrum, proveedora del servicio. Además, hay que considerar a otros tantos que durante las dos semanas de competencia están en el estadio realizando trabajos operativos y de mantenimiento”, informaron desde esta compañía.
Lo registrado por las cámaras se combinaba con la solución de inteligencia cognitiva Watson Media, que analiza texto, audio y datos visuales.
Así es como se relacionaban los movimientos de los jugadores con la intensidad de los aplausos de la tribuna, las decisiones de los árbitros de silla, las pistolas de radar, la posición de la pelota y la ubicación del jugador en la cancha para determinar cuán crucial era una jugada y luego difundir esos segundos de video en todo el mundo. Inteligencia artificial actuando como director de cámaras planetario.
O casi. En estos procesos automatizados en realidad intervienen personas que trabajan como editores digitales y son las responsables de compartir los momentos destacados en las redes sociales. Para eso, se servían de esta tecnología que analizaba miles de horas de video y fotos para obtener el mejor material. Luego, los profesionales se encargaban de realizar la selección final de las piezas y de ejecutar la difusión.
Para identificar a los espectadores famosos en las gradas, los editores usaban la misma herramienta, que incluye una función de reconocimiento visual que escanea miles de imágenes, marca las fotografías y las indexa en carpetas con nombre para cada celebridad. Así es como mientras Williams iba ganándole a la checa nos enteramos de que el ex secretario de Estado de Estados Unidos John Kerry estaba en la tribuna.
Al tiempo que para los espectadores ha comenzado una nueva manera de vivir un espectáculo deportivo en vivo, para los atletas también se inició un nueva era. Con los registros sobre sus movimientos pueden obtener una visión más exacta de su rendimiento y entrenar con un objetivo claro de cara al próximo torneo.
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