En busca del archivo perdido
Hace varios años, un comité radical del interior fue atacado por manifestantes. Adentro había una computadora, que fue zarandeada junto con otros muebles. El lugar se incendió luego, y los bomberos lo apagaron. Sin embargo, gran parte de los datos guardados en el disco rígido de esa PC golpeada, quemada y empapada pudo ser recuperada.
En una escala menor, a todos los que usan una computadora les pasa algo similar: guardan allí trabajos para la oficina, para el colegio, registros contables, años de mensajes de correo electrónico, fotos de las vacaciones, música, una novela inédita, y la toman casi por eterna, inamovible... Hasta el día en que, por error, la carpeta incorrecta es borrada. O el disco rígido de la PC o la notebook decide pasar a mejor vida, sin previo aviso, y toda esa información deja de estar accesible.
Y si fue eliminada, si el sistema operativo no logra dar con ella, o si la PC no puede acceder al rígido, podría pensarse que toda esa información desapareció. Por suerte para muchísimos y muy sufridos usuarios, esto no necesariamente es así. Aquí le explicamos qué alternativas hay para recuperar archivos dañados o borrados.
A partir de Windows 95, cuando un archivo se borra va a la Papelera de reciclaje . No fue suprimido, en rigor, sino que pasó de la carpeta en la que estaba a otra, la de la papelera. Para eliminarlo completamente hay que vaciar la papelera, o presionar la tecla Mayúsculas junto con la de Suprimir cuando se lo quiere borrar. Realizada esta acción, desaparecerá. Y el usuario creerá que los datos ya no están en la PC.
Esta es una verdad a medias: el archivo ya no está en la Papelera y el sistema operativo sostiene que no existe, pero todavía está grabado en el disco rígido. Esto es así por la forma en que el sistema registra la ubicación de los archivos. Windows 9x usa la FAT ( File Allocation Table , o tabla de ubicación de archivos, en inglés). Es ni más ni menos que un índice, que registra la ubicación en el disco rígido del primer cluster donde está guardado el archivo en cuestión. Un cluster es un conjunto de sectores del disco de entre 2048 y 32.768 bytes (según el tipo de FAT y el tamaño del rígido).
En esa entrada de la FAT está indicado también cuál es el siguiente cluster que debe buscar la computadora para leer todo el archivo, hasta llegar al final. Esto es importante porque los datos no se graban en forma contigua en el disco; si no hubiera un índice con la cadena de clusters, no habría manera de juntar las partes.
Cuando un archivo se borra lo que hace el sistema operativo es quitar de la FAT la entrada que avisa dónde comienza. Los datos en sí, sin embargo, siguen allí, porque es más rápido modificar la FAT que cambiar el estado magnético de cada bit asignado a ese archivo. Como el sistema operativo considera que esa zona del disco está vacía, si necesita el espacio lo usará. Es decir, si no figura en la FAT, para la PC el cluster está vacío.
Pero (lo más importante) hasta que Windows no grabe sobre esa parte del disco, la información continuará allí. Por eso es importante tomar ciertos recaudos en forma inmediata cuando advierta que ha cometido un error.
Ante todo, serenidad
¿Qué hacer, si se vació la papelera y se da cuenta, con horror, que allí estaba un archivo importante?
Primero, dejar de trabajar con la PC. Casi cualquier tipo de actividad hace que el sistema operativo escriba datos en el rígido y aumenta las probabilidades de que el sector modificado del disco sea uno que corresponde al archivo en cuestión. No hay que desfragmentar la unidad y, en lo posible, no se debe instalar software nuevo, porque ambas operaciones escriben muchísimos datos por todo el disco, lo que aumenta las probabilidades de que algún cluster de un archivo borrado se pierda.
Después se debe actuar con rapidez. Intentar recuperar un archivo borrado varios meses atrás es una tarea inútil; casi todos sus sectores ya habrán sido escritos por el sistema en más de una ocasión.
Ante el borrado no intencional hay que activar alguna de las aplicaciones dedicadas a la recuperación de archivos. El viejo DOS disponía del comando undelete para restaurar datos borrados; a partir de Windows 95 esta opción no está disponible en la instalación usual (aunque todavía se puede usar, más datos en support.microsoft.com/default.aspxscid=kb;ES-ES;q142189), porque se incluye la Papelera de reciclaje .
Por eso hay aplicaciones desarrolladas por terceros, como los gratis Drive Rescue ( home.nexgo.de/christian_grau/rescue/index.html ) y Restoration ( hccweb1.bai.ne.jp/~hcj58401 , puede ejecutarse desde un diskette sin instalar), o la opción UnErase del Norton Utilities ( www.symantec.com , US$ 49,95).
Todos estos programas hacen básicamente lo mismo: buscan en el disco rígido archivos que no están mencionados en la FAT, cluster por cluster. Dependiendo de su tamaño habrá más o menos probabilidades de recuperar íntegro el archivo: si es muy grande, la posibilidad de que esté fragmentado por todo el disco y que algún sector ahora contenga datos de otro archivo es muy alta.
En general, los programas de recuperación de datos informan sobre la integridad de la información, para que el usuario sepa a qué atenerse. La operación del archivo suele ser simple: se lo selecciona y se define un directorio donde debe ser restaurado (preferentemente, en otro disco, para evitar el riesgo de sobreescribir los datos). El programa se encargará del resto.
El backup
Si la desaparición del archivo fue involuntaria (porque se colgó la aplicación o el sistema operativo, o se cortó la luz), aquí el problema es otro. Si se estaba trabajando con algo que no estaba grabado en el disco rígido, sino almacenado solamente en la memoria RAM, un corte de luz lo eliminará en forma completa.
Pero muchos programas guardan datos de manera periódica en el disco, en forma de archivos temporales (con extensión .tmp ). Si la máquina se colgó o se apagó de manera incorrecta (sin cerrar la sesión), se deberá realizar una búsqueda de los temporales (desde Inicio>Buscar ) y tratar de abrirlos con el bloc de notas. Este truco, sin embargo, es útil sólo para archivos de texto.
La mayoría de las aplicaciones modernas, además, permite hacer dos operaciones muy valiosas a la hora de salvaguardar su información, y que suelen estar desactivadas.
Una es grabar en el disco en forma automática cada tantos minutos el archivo activo (se define, por lo general, desde Herramientas u Opciones ).
Otra es crear, cada vez que se ordena almacenar los datos, un backup. Es decir, una copia con la última versión grabada del archivo en uso (igual nombre pero con extensión .bak , por ejemplo). Si por alguna razón el original se corrompe, siempre queda la copia. Esto es útil también como último recurso si, por ejemplo, se hizo una operación por error (borrar un párrafo, aplicar un filtro a una imagen), se grabó y no es posible deshacer la operación. El backup siempre almacena la versión anterior a la última guardada.
El Office de Microsoft almacena además un temporal del archivo. Si el Word se colgó, la próxima vez que lo use es probable que le muestre una versión parcial del archivo que estaba en uso, con la leyenda Recuperado . Quizá no esté actualizado hasta la última acción tomada por el usuario, pero es útil.
Hay, entonces, una regla de oro para seguir: grabar como un acto reflejo. Así, si la máquina tiene un problema, los datos estarán a salvo en el disco. También es bueno tener una copia del archivo en otro soporte físico, por si el que tiene el problema es el rígido.
Si por la computadora pasa muchísima información que no puede recuperarse fácilmente, lo mejor es poner en práctica la copia de respaldo de los archivos de la PC a otro medio de almacenamiento: un disco rígido secundario, un diskette, un Zip o un CD-ROM, según el tamaño o la cantidad de archivos que se quiera resguardar.
Los datos pueden copiarse manualmente (arrastrando las carpetas al disco o diskette de backup) o usando la aplicación Copia de seguridad en Windows: está en Inicio>Programas> Accesorios>Herramientas del sistema. Si no está disponible, hay que ir a Panel de Control>Agregar o quitar programas>Instalación de Windows .
El programa pedirá que se defina qué datos se quiere copiar, si se hará en forma regular (para guardar sólo los archivos modificados desde la última vez) y dónde se los grabará; luego la aplicación hará la copia correspondiente. Si se tiene algún problema con el disco rígido, podrá recuperarse la información perdida usando el botón Restaurar .
Hay que tener en cuenta que para que la copia de seguridad sea útil, debe actualizarse en forma frecuente. Este suplemento publicó una nota el 25 de septiembre de 2000 sobre el hardware necesario para asegurarse que todos los archivos importantes de la computadora estén sanos y a salvo de cualquier eventualidad.
Ricardo Pons, cirujano de discos duros
Dirige una compañía que recupera datos de rígidos que se rompieron
"Un estudiante se iba de viaje y le dejó su PC a una amiga porque tenía miedo que se la robaran; le preocupaban los años de archivos y datos que había acumulado. La amiga guardó la computadora en un garaje subterráneo. Esto fue hace un par de años, cuando hubo lluvias e inundaciones. El garaje se anegó y la PC quedó bajo un metro de agua. Igual pudimos rescatar parte de la información", dice Ricardo Pons, titular de CompExcell, compañía dedicada a la recuperación de datos de discos rígidos defectuosos y otros soportes magnéticos.
"Nos traen discos que tuvieron diversos problemas: fueron formateados por error o tuvieron algún desperfecto mecánico. Los revisamos y hacemos un diagnóstico. Pero cada caso es diferente, -advierte Pons-. En términos generales, toda información grabada en un rígido es recuperable siempre y cuando no haya sido sobreescrita, o ese sector del disco no esté dañado físicamente."
No todas las veces se pueden obtener los datos. "El proceso tiene dos partes: el físico (recuperar la información magnética) y el lógico (interpretar esos datos crudos, ver a qué sistema operativo pertenecen, qué formato de archivo tienen). Si una parte del disco donde estaban ciertos datos está dañada, no hay manera de recuperar el archivo intacto", explica.
CompExcell dispone de un cuarto limpio : un ambiente presurizado en el que el aire se renueva constantemente, y en donde hay menos de 100 partículas mayores de 0,3 micrón por pie cuadrado. En un quirófano, por ejemplo, hay entre 10 y 100 mil partículas por pie cuadrado. Allí abren el disco y revisan sus componentes para ver qué es lo que no funciona.
"Se necesita semejante asepsia por el tamaño de las piezas -explica-. Hay gente que nos trae un disco abierto, y ya no sirve: está contaminado. La grasa de la piel, por ejemplo, daña el lubricante de la superficie de los platos. No cualquiera puede hacer este trabajo; se necesitan herramientas especiales."
Recuperar los datos de un disco puede costar entre 200 y 600 pesos, aunque, admite Pons, en la medida en que el dólar siga encareciéndose es probable que aumente el precio del servicio.