La compu. Historias del correo electrónico
Desde La Pampa, un lector se puso en contacto con argentinos de todo el mundo a través del e-mail y el suplemento Informática. Su testimonio
El correo electrónico es una maravilla. En un mundo donde la gente cada vez se saluda menos por la calle, esta herramienta creada por las computadoras y universalizada por la Internet puede acercar a personas que están en cualquier punto del mundo donde llegue la Red, enviando mensajes casi instantáneamente sin importar la distancia o las limitaciones físicas o geográficas de los que participan de este moderno intercambio epistolar.
El Correo de lectores del suplemento Informática recibe cientos de cartas por semana, la mayoría de ellas -previsiblemente- por e-mail. Aunque atendemos todos los formatos por igual (correo tradicional, fax o cartas dejadas en la mesa de entrada del diario), el e-mail genera un ping-pong de respuestas tan veloz y global que da lugar a historias que nos alegran, nos enorgullecen y de las que nos sentimos partícipes.
Una que me gustaría destacar está relacionada con un ingeniero de Santa Rosa, La Pampa, don Luis Quinteros. Lector desde los primeros números del suplemento, allá por abril de 1996, su carta fue la primera que llegó al Correo de lectores inaugurado el 3 de noviembre de 1997. Envió antes que nadie su programa favorito para dicha sección, su página para Enlaces y, además, colaboró con docenas de trucos para Word y Excel, a los que se sumaban los de muchos otros lectores igualmente fieles.
Hace tres semanas, Luis visitó la Capital y pasó por La Nación porque, nos confesó, "quería cumplir su sueño de visitar la redacción del suplemento". Durante esa visita, y tras llevarlo a conocer la redacción del diario, nos narró la importante respuesta que había recibido a través del e-mail, por su constante participación en el Correo de lectores. Nos pareció una historia tan interesante y de un significado que excede tanto la simple cuestión computacional, que le pedimos que nos enviara un e-mail relatando los hechos. Este es su texto:
Carta de tierra adentro
"Sres. suplemento La Nación :
Hola, ¿cómo están? Quiero disculparme por el tiempo transcurrido. Resulta que, por diferentes razones, estuve muy ocupado... y bueno, ahora les cuento la historia prometida.
"Desde hace algún tiempo vengo escribiendo algunas cartas a vuestro suplemento, en general sobre trucos y atajos de Word o Excel, y he tenido la suerte de que algunas sean publicadas. Y a partir de este hecho mi vida cambió. La primera satisfacción que tuve fue la de reencontrarme con un compañero de la secundaria que no veía desde hace más de 20 años y que al leer la firma de la carta publicada en el suple, se animó y me mandó un mail. Y fue como recuperar una parte de mi pasado y aún ahora sigo disfrutando del reencuentro.
"Paralelamente, muchas personas, tanto de la Capital como del interior, mandaron mail para consultarme sobre diversas dificultades en el Word o el Excel, o simplemente agradecer el haber solucionado un viejo inconveniente. Y con varias de estas personas, aún, mantenemos un cordial trato en la Red.
"Para mí ha sido una experiencia muy positiva el haber podido ayudar a otros sufridos colegas a quitar esa piedra del zapato . Pero el efecto más impresionante fue después de que publicaran mi página en la sección Enlaces , ya que de una media de 15 visitas semanales pase a 50 visitas semanales, y una gran mayoría de ellas con historias a cuestas. Por ejemplo, una señora argentina, que vive en Israel, me pide que la ayude a encontrar a sus viejos familiares de Santa Rosa, La Pampa (mi lugar de residencia). Argentinos radicados en Estados Unidos que pasaron su infancia en mi provincia, me escriben para saludar o paliar la nostalgia o saber si la tierra donde nacieron todavía existe. Gente de Buenos Aires con intereses en La Pampa que me pide favores, gente de Ushuaia que necesita información sobre sus trámites de jubilación, etcétera.
"En resumidas cuentas, el éxito del suplemento y la suerte de que me publicaran en él, sumado a la potencia comunicacional de Internet, me ha dado la posibilidad de colaborar con muchas personas de mi país y del mundo, simplemente sentado frente a mi PC, en Santa Rosa, La Pampa, y eso me hace muy feliz.
"Un cálido abrazo para todos ustedes."
Un lugar, todos los lugares
La dirección electrónica del ingeniero Luis Quinteros es lquintercpsarg.com y su página de Web está en www.geocities.com/RodeoDrive/3697 . No me cabe duda de que, como sugiere sabiamente en su epístola, estas dos direcciones le permiten estar en muchos lugares desde un solo lugar.
Su historia viene a representar muchas otras que abundan en la Red y que surcan las páginas del Correo de lectores de este suplemento. Lectores como Sergio Herrero, Willy Ceppi, Román Moltedo, Roberto Campos, Oscar Alfredo Puig, Hernán Cacace y Guillermo De Carli, por citar sólo unos pocos, sugieren ideas, envían consultas, se ponen en contacto y participan. Estas son las historias que le dan sentido a tanta tecnología.
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