Cuatro brasileñas atrapadas en la Argentina, desesperadas por volver a su país
"Quiero volver a casa" es el pedido que se extiende y se multiplica en todas las redes sociales, no sólo por parte de argentinos que quedaron varados en el exterior, sino también por extranjeros que no pueden salir de la Argentina.
En este último grupo, hay casi 100 brasileños que se comunican a diario con su embajada y consulados pidiendo una solución. Sus vuelos fueron cancelados sin reprogramación y su única posibilidad es volver por tierra hasta sus ciudades.
"No tengo dinero para pagar un pasaje de vuelta. Tengo a mi marido de 70 años que depende de mí porque es una persona con un cáncer en tratamiento. Necesito volver a mi país", cuenta a LA NACION, María Vilma Soares, que tiene 67 años. Su marido está esperándola en Taubaté, San Pablo.
Hace casi dos meses que está varada en la Argentina: llegó el 15 de marzo a Caleta Olivia para visitar a su hija y a sus dos nietos que hacía 3 tres años que no los veía.
En un primer momento, la embajada le ofreció -al igual que al resto de sus connacionales- un viaje en colectivo que salía desde Buenos Aires y que llegaba hasta Uruguayana, la primera ciudad después de la frontera argentina, a la altura de Corrientes.
Sin embargo, hace unos días le comunicaron que la embajada no ofrecería más este servicio y que, aquellos que decidieran viajar en colectivo, podían contactar a una empresa privada y gestionar los permisos de circulación.
El recorrido es sólo hasta la frontera: desde Uruguayana a sus ciudades de residencia, tienen que arreglárselas por sus propios medios. A esta situación, se suman las dificultades de los adultos mayores para soportar el trayecto y las medidas de distanciamiento social que, según los testimonios de personas que viajaron con la empresa que ofrecía la embajada, no se cumplen.
"Me estoy quedando en la casa de mi familia y no tengo dinero para volver. No tenemos ninguna respuesta del consulado y nos dicen que no tienen permiso para llevarnos. Yo no puedo volver en colectivo porque soy una persona de riesgo por mi edad", comenta Soares.
Ella viajó a Argentina junto a su cuñada, María Cristina Moutela (61 años), quien también es oriunda de Taubaté, San Pablo, pero se separaron en Ezeiza. Esta última siguió en otro vuelo a Comodoro Rivadavia para visitar a su hija que acaba de ser madre.
"Nos comunicamos pidiendo ayuda para regresar y por ahora sólo tenemos información de un vuelo que sale hacia Buenos Aires desde Comodoro Rivadavia. A Brasil no sabemos cuándo podremos viajar", comenta Moutela y agrega que no tiene dinero y que su yerno le está cubriendo los gastos en comida.
Larga espera en Córdoba
Camila Karol tiene 35 años y está varada en El Pueblito, una localidad a 39 kilómetros de la ciudad de Córdoba. Llegó a la Argentina el 6 de enero desde Cuzco, junto a un amigo argentino que conoció en su recorrido por varias ciudades de Perú.
"Yo estoy asumiendo todos mis gastos. Estoy pidiendo ayuda a mis amigos y familiares de Brasil que me mandan por Western Union", explica Karol, quien fue acogida por Paola, una mujer de la zona que se ofreció a ayudarla.
Su amigo la llevó a recorrer diferentes lugares de la provincia y ella decidió quedarse en El Pueblito para aprender sobre terapias alternativas y medicina ancestral. En San Pablo tiene su propia escuela en la que enseña parte de lo que conoce en sus distintos viajes por el mundo.
Al igual que el resto de los varados, su vuelo fue cancelado sin fecha de reprogramación. A pesar de su edad, no puede optar por volverse en colectivo ya que está cursando la semana 14 de su embarazo y tuvo una pérdida a que la llevó a estar en cama durante 24 días.
"Siempre me comunico con el Consulado en Córdoba y ellos me responden, pero me dicen que no tienen información sobre la repatriación porque el Gobierno brasileño no tiene dinero para eso", afirma.
Como alternativa planea alquilar un auto que la lleve hasta la frontera y desde allí buscar la forma de llegar hasta San Pablo. Para eso, debe juntar unos 34 mil pesos.
"Yo no puedo ir sola porque necesito viajar acostada. Tengo mucho miedo porque la situación es muy grave. Mi familia me dice que no pierda la calma, que tenga fe. Quiero regresar a mi casa".
En medio de esta situación, Karol recibió $10 mil pesos de ayuda por parte de la embajada que gastó en 4 ecografías -que le costaron $1500 cada una- y algunos análisis de sangre. Si bien fue amablemente atendida por el personal médico de El Pueblito, cuenta haber sido discriminada y maltratada por parte de algunos profesionales de la salud de Río Ceballos y Córdoba capital.
"No querían atenderme para hacerme una segunda ecografía porque soy brasileña y porque tengo la tez oscura", comenta.
Una situación similar viven los estudiantes que vinieron a hacer un semestre a diferentes universidades de la Argentina y no tienen sus boletos de vuelta confirmados.
Larissa Rosa tiene 24 años y es oriunda de Araraquara, un pequeño municipio del estado de San Pablo. Llegó a principios de 2020 a Santa Fe para hacer un semestre de intercambio en la carrera de Ciencias Políticas.
"Yo estoy quedándome en la residencia de la universidad y ellos me dan una beca mensual para alimentación. No hay previsión de vuelos para que podamos volver", cuenta.
Si bien sigue recibiendo su beca, las clases presenciales de la universidad fueron suspendidas y sólo recibe algunas de manera online.
"Hay varios estudiantes que están intentando volver y estoy en contacto con ellos para hacerlo juntos. El problema es que no hay muchas opciones", dice.
Una posibilidad es volver de forma terrestre en colectivo hasta la frontera, pero tiene miedo a que no se cumplan las medidas sanitarias.
"Mi familia tiene miedo que me vuelva en colectivo por una posible contaminación. La empresa no respeta las recomendaciones de la distancia entre pasajeros. Al mismo tiempo, temen que las cosas se pongan peores y no tenga forma de volver", expresa.
A esta situación se suma que, en caso de decidir viajar en colectivo, Rossa debería esperar a que el consulado reprograme viajes desde Santa Fe o movilizarse hacia Buenos Aires para poder viajar.
Vuelos de repatriación
Si bien Aerolíneas Argentinas realizó dos vuelos de repatriación -el 6 de mayo hacia Río de Janeiro y el 9 hacia San Pablo- muy pocos brasileños pudieron pagar lo que costaba el boleto.
Según los testimonios de los varados, el tramo hacia San Pablo tenía un costo aproximado de 2100 reales (más de 25 mil pesos argentinos), ruta que suele costar unos 800 reales ida y vuelta.
A esta situación se suma que muchos de los varados debían encontrar una forma de movilizarse hacia otras ciudades o sumar el costo de lo que implica hacer cuarentena en San Pablo o Río de Janeiro hasta que se reabran las fronteras internas.