Descubrí los rincones de esta isla de cultura británica y espectaculares playas.
LA NACION
Si viajás en crucero y anclás en este puerto, notarás el hormiguero de taxistas y guías que vociferan sus servicios. Una vez que decidas con quién recorrerás la isla, un buen itinerario puede ser el que hicimos nosotras:
- Una parada en el antiguo ingenio azucarero Betty´s Hope, al cual se llega por un camino ondulado, salpicado de casitas coloridas. Betty´s Hope, con su molino de viento de piedra, atestigua el pasado azucarero de la isla.
- Prestá atención a las típicas aquí casas de madera, cuyas fachadas y aleros rematan en cenefas labradas, propio de la arquitectura Gingerbread. Este estilo, tan característico del Caribe, basa su concepto en que cada casa tiene su jardín y cada jardín es capaz de proveer alimento y bebida.
- Escuchá la respiración del diablo en Devil´s Bridge, un puente esculpido por el mar en una roca calcárea. Cuando una ola lo cruza con fuerza por debajo, el agua brota como si fuese un géiser por el otro lado del puente, generando una lluvia salada y el tenebroso ruido que le da nombre.
- Seguí hacia Nelson´s Dockyard National Park, un antiguo puerto de esclavos y astillero británico en el que hoy comercializan ropa y souvenirs.
- Concluido el tour histórico, honrá al sol en algunas playas de Antigua. Darkwood Beach nos encantó por sus arenas blancas y cristalinas aguas azules para practicar snorkel; Long Bay, por el contraste entre sus finas arenas rosadas y sus aguas color zafiro; y Valley Church Beach, por su mar turquesa intenso y arena con textura de talco.
- Los arena-fóbicos o shopaholics optaron, en cambio, por pispear las vidrieras de St. Mary o de Redcliffe Quay donde marcas como Fendi, Omega y The Body Shop seducen con precios duty free.
Publicado el 22/05/2012. Extracto de nota publicada en Revista Lugares nº 187, noviembre de 2011.
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