Fue de casualidad que Cleofas Poot Pool encontró, hace unos años, un pozo dentro de su propiedad. Comenzó a investigar qué había allí abajo, hasta que descubrió que era una entrada natural a un gigantesco laberinto de formaciones geológicas. De a poco se comenzó a explorar el río subterráneo y por fin, en 2008, abrió al público.
Por el momento se han cartografiado 12 km lineales de cuevas semi inundadas, aunque se estima que lo sondeado hasta ahora es sólo un pequeño porcentaje de lo que en realidad hay.
El recorrido dentro de la cueva es guiado, se hace en grupos reducidos y dura una hora y media. Pero la excursión, de principio a fin, demanda tres horas y media. Al llegar, se recibe una breve explicación y recomendaciones; luego hay que ducharse en traje de baño para quitar rastros de cremas y maquillaje, y probarse el equipo: traje de neoprene, chaleco salvavidas, zapatos de agua y casco con luz.
A continuación, una breve caminata por la selva conduce a una de las 15 entradas naturales que tienen las cuevas. Antes de bajar, un chamán brinda una ceremonia de purificación con incienso de copal, resina del árbol Pom.
El guía va adelante. El fotógrafo de Río Secreto, atrás. En el medio, los ocho visitantes avanzamos por un camino de roca caliza sinuoso e irregular, iluminado por las linternas de los cascos. No hay que alejarse porque esto es un laberinto de insospechas ramificaciones: perderse podría ser fatal.
De a poco comienzan a abrirse galerías con formaciones caprichosas, pequeñas catedrales de cristal. En algunos tramos la cueva se inunda y debemos flotar en el río, una sensación más que agradable. El aire y el agua tienen la misma temperatura, ni fría ni caliente. El guía señala estalactitas que están a punto de unirse a estalagmitas, y explica los distintos tipos de formaciones. El fotógrafo ilumina los mejores rincones para hacernos fotos grupales.
Sensación única es la de andar por las entrañas de la tierra, explorando una caverna laberíntica tan maravillosamente decorada. Sobre el final, antes de salir a la superficie, apagamos las luces y nos quedamos todos en silencio y absolutamente a oscuras, por unos minutos. Ciegos, o como bebés aún dentro del útero, nos sentimos bien. Subimos a la superficie terrestre con la mezcla de paz y euforia de quien ha vivido una experiencia mística.
Río Secreto.
Carretera Federal Chetumal-Puerto Juárez Km 282; Riviera Maya. T: (0052-984) 877-2377.
Es imprescindible reservar antes de ir. Horarios de visita: 9, 11, 13 y 14. Hay que llevar traje de baño puesto. Entrada y recorrida (con almuerzo incluido) de tres horas y media,
u$s 59
(adultos) y
u$s 29,50
(niños). Con transporte desde Cancún,
u$s 99
y
u$s 49,50
; con transporte desde Playa del Carmen,
u$s 89
y
u$s 44,50
.
Por Nora Vera. Fotos de Florencia Aletta.
Texto tomado de Revista Lugares edición 187.Publicado en noviembre de 2011.