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 • HISTORICO

Bilbao sella su estilo en el Guggenheim

El famoso museo, que quebró el perfil de la ciudad, contrasta con aspectos más tradicionales




BILBAO.- La capital del País Vasco, está cambiando de rostro. Tradicionalmente industrial, los nuevos aires del Mercado Común Europeo la convirtieron en una ciudad de servicios. Y como uno de los más apetecibles es el turismo, la apuesta parecer ser ponerse a punto para recibir numerosos contingentes de visitantes.
La ciudad es hoy un escenario de contrastes: sus habitantes siguen siendo fervorosos seguidores del poteo (el recorrido por los innumerables bares y tascas que pueblan las calles), de sus tradiciones e idioma, pero, al mismo tiempo, ven cómo el paisaje urbano busca cada vez más ganar el título de europeo.

Nuevo atractivo en la ribera

Sin duda, el Museo Guggenheim de Arte Moderno y Contemporáneo es una de las puntas de lanza de la transformación.
Cuando el monumental edificio se levantó a orillas de la ría que atraviesa la ciudad, se convirtió en uno de sus principales atractivos. "Al principio, todos se quejaban -cuenta Maite, nacida hace cuarenta años en uno de los populosos barrios que rodean la urbe-. Pero, bueno, aquí siempre lo primero es protestar", sonríe, mientras ordena los periódicos de su puesto cercano al museo.
Y las quejas deben haber sido nutridas. La estructura del edificio, sinuosa y curvilínea, contrasta casi brutalmente con el estilo de la edificación anterior. A los vascos, tradicionalistas de por sí, les debe haber costado aceptarlo.
Sin embargo, su constructor, el arquitecto Frank O. Gerhry, tuvo en cuenta la integración de la obra en la vida y el paisaje de la ciudad. Lo construyó próximo a la ría, siguiendo la imagen de un barco varado.
El metal y la piedra de la estructura remiten a la fuerza, la independencia y la tradición industrial de los vascos. Un tercer elemento, el titanio (que reviste los sectores curvos), cambia de color de acuerdo con la exposición al sol, de manera similar a como lo hacen las aguas ribereñas. Además, abunda en ventanales, que permiten a los visitantes estar en contacto visual permanente con la ciudad.
Cuando el 19 de octubre de 1997 el Guggenheim Bilbao abrió sus puertas al público, las autoridades vascas deben haberse sentido satisfechas: el edificio, concebido en sí mismo como una obra de arte, promete ser una de las construcciones más representativas del siglo XX.
La colección permanente cuenta con obras de los artistas y movimientos más destacados de las últimas cuatro décadas (pop art, minimalismo, arte conceptual y expresionismo abstracto, entre otros), y está complementada con programaciones especiales y fondos prestados por la Solomon R. Guggenheim Foundation.
"Pero al que nosotros realmente queremos es al Puppy", concluye Maite. El Puppy es una inmensa estructura con forma de perrito instalada a las puertas del museo. Está totalmente recubierta de plantas que, con la llegada de la primavera, se cubren de flores.
Bautizada Puppy (cachorro) por Jeff Koons, su creador, exige un cuidadoso sistema de riego interno para mantenerse en buen estado. Los bilbaínos se encariñaron con la gigantesca mascota y allá sigue, custodiando al edificio y reproducida en infinidad de muñequitos de todos los colores y materiales.

Presente y pasado

Desde el museo, bordeando la ría, se llega al casco viejo de la ciudad. Se está trabajando para convertir el recorrido en un auténtico paseo, que simbolice la unión entre modernidad y tradición.
Imperdible para quienes gusten de perderse entre callecitas con sabor a siglos, alberga el Arenal, plaza que en alguna época fue el centro de la vida social de la ciudad. Hoy es uno de los sectores más tradicionales, junto con las Siete Calles, pródigas en comercios y edificios antiguos. Imposible visitarlas sin detenerse en una tasca y degustar algún plato típico, acompañado por txakoli , el vino de la región.
Si se quiere indagar aún más en las tradiciones del lugar, habrá que dirigirse al Museo Arqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco, dedicado al estudio de los orígenes de los habitantes de Vizcaya.
Pero el impulso tecnológico no da tregua: aunque las dimensiones de la ciudad invitan a las caminatas, hay que dejar un lapso para conocer el metro de Bilbao.
Las entradas son inconfundibles: estructuras acampanadas y transparentes, otra irrupción del diseño actual dentro del paisaje urbano. Los bilbaínos las bautizaron fosterritos , ya que fue el equipo de sir Norman Foster el que realizó el proyecto.
Tanto los accesos como los túneles, el trazado de las líneas y las obras de intercomunicación (rampas, escaleras y vestíbulos) se realizaron siguiendo una misma idea: la integración de arquitectura e ingeniería.
El servicio forma parte del proyecto global para dinamizar la actividad de la ciudad.
Junto con el metro y el Guggenheim, el Palacio Euskalduna de Congresos y de la Música es la impronta más fuerte del Bilbao del siglo XXI. Como su nombre lo indica, da cuenta de la convocatoria de la ciudad para la realización de encuentros musicales y congresos. Edificado sobre los terrenos de un antiguo astillero, evoca con su diseño la forma de los buques que solían estar varados en el predio. Por la ría se pueden realizar excursiones en barco, que permiten otra panorámica de la ciudad. Llegan hasta Portugalete, localidad a unos 10 km de Bilbao, donde puede apreciarse el Puente Colgante o Puente de Vizcaya.
La sólida estructura metálica, inspirada en las obras de Eiffel, es uno de los símbolos con el que más se identifican los bilbaínos, pese a no estar edificado en la misma ciudad.
Diana Fernández Irusta

Datos útiles

Cómo llegar: el pasaje aéreo, ida y vuelta, desde Buenos Aires hasta Bilbao cuesta alrededor de 1200 dólares, con tasas e impuestos incluidos.
Transporte: el museo está en Abandoibarra 2. Si se toma el metro, la estación correspondiente es Moyúa. En caso de ir en ómnibus, habrá que tomar las líneas 1, 10, 13, y 18, con parada en el Museo de Bellas Artes.
Alojamiento: una habitación doble en un hotel dos estrellas sale alrededor de 40 dólares; en uno de tres, 100, y en uno de cinco, 170. También se encuentran hostales y pensiones por 20 dólares.
Más información: Oficina de Turismo de España: Carlos Pellegrini 1163, 3er piso; 4328-9664.
El teléfono del Museo Guggenheim es (34) 944359080.
La entrada al museo cuesta 5 dólares.
En Internet:
  • http://www.guggenheim-bilbao.es

Nutrido calendario para el año próximo

Exposiciones para agendar
No sólo la arquitectura del Guggenheim está concebida para ayudar al visitante a recorrerlo (espacios amplios, pisos especialmente confeccionados para disminuir el cansancio de las caminatas, luminosidad); la institución ofrece visitas guiadas, que duran aproximadamente una hora y media y pueden ser realizadas en euskera, español, inglés, francés, alemán e italiano.
El mismo respeto por la diversidad lingüística está presente en la folletería, a la que se suma el catalán.
También existen audioguías con información sobre la colección permanente, las exposiciones temporales y la arquitectura del edificio.
En cuanto al calendario de actividades, la interesante muestra sobre arte pop americano que pudo visitarse durante todo este año finalizará a fines de este mes.
Por su parte, la exposición Colección Panza: percepciones en transformación , inaugurada en octubre, seguirá hasta el 22 de abril de 2001.

Recorrido Armani

Para el año próximo también está programado un recorrido por la obra de Giorgio Armani.
La exposición se extenderá desde el 31 de marzo hasta el 2 de septiembre.
Los trabajos de Nam June Paik encontrarán lugar en las salas del museo entre el 22 de mayo y el 28 de octubre, mientras que los de Frank Gerhry estarán expuestos entre el 1º de diciembre de 2001 y marzo de 2002.
Los apasionados por el arte contemporáneo que están planificando una visita al museo, pueden usar su biblioteca especializada en arte del siglo XX llamando por el (34) 94 4359083. También, por E-mail escribiendo a biblioteca@guggenheim-bilbao.es Como es usual en los museos de estas características, el Guggenheim también cuenta con una tienda en la que se pueden adquirir regalos con motivos pictóricos, reproducciones en miniatura del popular Puppy, bolsos, papelería y catálogos de arte.
Los visitantes también pueden almorzar en el restaurante que se encuentra en el interior del edificio. Como no podía ser de otra manera, allí se pueden degustar deliciosas especialidades de la gastronomía vasca.

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