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 • HISTORICO

Delicias caseras en Tomás Jofré

Un conjunto de restaurantes no muy lejos de Buenos Aires; asados y pastas




Un almacén de ladrillos, un antiguo surtidor de nafta y carteles de publicidad nos retrotraen a las primeras décadas del siglo pasado. Un paisano entrado en años con característica boina ladeada nos da la bienvenida a Tomás Jofré, típico pueblo de la provincia de Buenos Aires de escasos 300 habitantes, a sólo una hora de Buenos Aires. Para completar la ilusión de que el tiempo se detuvo allí, en las cercanías está la estación donde alguna vez pasó el tren, en un entorno casi escenográfico. La quietud del lugar, con sus callecitas, viejas construcciones y pequeñas quintas, no revela para nada el carácter turístico-gastronómico que hace famoso el pueblo.
Durante la temporada, que comienza con los primeros fríos, muchos sábados y domingos llega a concentrar más de un millar de visitantes, ávidos de incursionar en los lugares de comidas, donde se destacan las pastas caseras y su famosa charcuterie. Una extensión de la especialidad de la cercana ciudad de Mercedes, capital oficial del salame quintero.
El circuito turístico que ofrece Tomás Jofré se concentra básicamente en los restaurantes, pero el shopping es siempre parte de cualquier viaje, por corto que éste sea. Y aquí lo proporcionan sus almacenes de campo. Quizás el más característico es La Cueva, atendido por su dueño, don Lalo Puricelli, cuyo abuelo se asentó en el lugar cuando llegó de Italia. Con gran amabilidad y orgullo, don Lalo destaca la gran variedad de productos que pueblan las estanterías del pequeño y simpático negocio. La especialidad de la casa son los chacinados, que se exhiben en excelentes jamones, bondiolas, salames y salamines, lomitos de cerdo, chorizos y longanizas, que en pequeños cortes hace probar. Su hija es la encargada de surtir el almacén de una interesante selección de 25 dulces, donde se puede encontrar algunas sorpresas como el de arándano y el de berenjena.

Ramos generales

Muy cerca están otros dos sitios tradicionales para visitar: Lo de Manzano y el almacén de ramos generales, donde se puede encontrar diferentes opciones de los mismos productos, y también alpargatas y todo tipo de artículos relacionados con las tareas rurales.
Dentro de la oferta gastronómica, hay distintas versiones. Están las antiguas y tradicionales casas de comida, y los nuevos sitios, con estructura de restaurante. Entre los primeros, Silvano es un clásico.
En lo que fue un salón de baile, inaugurado por su abuelo en 1924, están ubicadas las mesas, que se van armando a medida que llegan los comensales. También se puede optar por comer afuera, en el amplio patio. Hay un único menú: entrada de fiambres de la zona acompañados por galleta casera, y los famosos raviolones con manteca y queso o estofado de pollo.
Los sábados por la noche, una bomba de estruendo anunciaba el comienzo del baile, siempre con un pasodoble. El conjunto musical se instalaba en el sencillo balcón de madera que oficiaba de escenario y que aún se conserva, lo mismo que la pulpería aledaña, con las botellas cubiertas del polvo de los años, intactas en las estanterías originales. El sitio está siendo cuidadosamente restaurado en todos sus detalles, para abrir las puertas en un par de meses tal como fue en su origen.
Cua-Cuá es un moderno restaurante de agradable arquitectura. El matrimonio Castelli lleva adelante el complejo, que incluye un comedor y gran quincho para 320 cubiertos y un sector de hospedaje de cuatro habitaciones con baño privado.
El menú que ofrecen tiene un precio fijo, muy moderado. Comienza con la tradicional entrada de fiambres servida en una tabla de madera, con un extra de empanadas. Las pastas --caseras como es de esperar-- son obra de Silvana una experta en la materia. Agnellotti, panzotti y tallarines cortados a cuchillo se sirven con salsa a elección. Como remate, un toque de carne salido de la aledaña parrilla. Lechón o sabrosos cortes vacunos ponen fin a la abundante oferta.
Esta exitosa fórmula, con pequeñas variantes que caracterizan cada lugar, se repite en otros sitios como La Casona, Reencuentro, San Marco o D´Los Viejos. Todas, en conjunto, convierten a Tomás Jofré, especialmente los fines de semana, en un programa especial.
Para los que huyen de los sitios multitudinarios y las comidas contundentes pueden ir a Los Cuatro Amaneceres, un completo spa, dentro de un paisaje de bosques.

Datos útiles

Cómo llegar

Por la Avda. Gral. Paz hasta tomar el Acceso Oeste en dirección a Luján, hasta el empalme con la RN5. Seguir por ésta. Luego del primer peaje, son unos 10 km hasta la RP42. Doblar a la izquierda. A unos 5 km está Tomás Jofré.

Informes

Marta Salinas

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