Una excursión por Tepoztlán del Valle
Mitla viene de Mictlan o Mijtlan, el lugar de los muertos, y fue fundada en el 100 d.C. Queda a una hora de viaje de Oaxaca. Se puede conocer las ruinas de Monte Albán por la mañana, a 10 km de la ciudad, y Mitla, por la tarde o hacer ambas en dos días.
En el camino a Mitla, antes o después de recorrer las ruinas, Tepoztlán del Valle es una parada obligada para conocer a las tejedoras: mujeres que realizan el eterno arte de tejer en forma artesanal con tintes naturales empleados para su coloración. Es hermoso visitar las casas de los artesanos, donde puede verse todo el proceso de confección de los tapetes de lana en telares domésticos.
Emilia González y Zacarías Ruiz son dueños de La Puerta del Artesano, en la entrada del pueblo. La belleza de la raza hace que las arrugas se ausenten y el color del pelo se mantenga inalterable. Sus manos comienzan con el cardado de la lana, esto es, el desenredo y peinado de los bellones que vienen ya lavados con un jabón natural llamado amole .
Entonces, la lana ya está lista para hilar en la rueca de Holanda "que trajeron los españoles -cuenta Emilia-, ya que en la época precolombina se hacía mucho más despacio".
Los colores se obtienen de la naturaleza: el rojo, de la grana cochinilla, un insecto que vive en el nopal y que, una vez hervido con limón, produce hasta dieciséis tonalidades; el amarillo, del musgo de roca; y el negro, del huizache. Tapices gigantes con diseños precolombinos y otros reproduciendo dibujos de los pintores oaxaqueños pueblan el lugar de imágenes y seres de otra época.
Desde Tepoztlán se escuchan bombas de estruendo, y entonces los tejedores cierran su casa y se disponen a ver la procesión por la Virgen, la fiesta del pueblo. Y las explosiones se suceden poblando el cielo de colores, a cualquier hora. Octavio Paz dice: "... muerte y vida, júbilo y lamento, canto y aullido se alían en nuestros festejos".
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