El Cairo sin las pirámides

Wasef, el guía, nos llevó a la camioneta con un nuevo destino, porque era imposible atravesar la ciudad para ir a nuestro hotel frente a las pirámides. Iríamos a otro hotel, a 10 minutos del aeropuerto.

La camioneta no iba a menos de 80 km por hora y en todo el trayecto se veía gente en las calles blandiendo palos y hierros como protesta. No entendíamos la situación y ante nuestras preguntas el guía devolvía una sonrisa nerviosa que sólo transmitía más dudas.

La llegada al hotel fue rápida. Nos hicieron bajar de la camioneta y ahí vimos a una veintena de personas que se abalanzaba sobre nuestras valijas. No entendíamos qué venía a hacer esta gente. ¿Eran buenos o malos? ¿Nos estaban robando? Ante señas y gritos de "yalla, yalla" nos hicieron correr hasta el hotel.

Nos quedamos tres días en el hotel en El Cairo sin salir. Prisión de oro, pero prisión al fin. Nos obligaban a cerrar las cortinas por seguridad, Internet estaba saturada y por momentos los celulares sin señal.

Cuando nos avisaron que partiríamos hacia Jordania, corrimos a nuestras habitaciones para preparar las valijas. Terminado el horario del toque de queda, estaba la camioneta lista para salir al aeropuerto. Eran las 8.01 AM. Pero había un problema, nuestro avión salía a las 9 AM. Teníamos que sortear el camino al aeropuerto atascado de autos. Cuando llegamos nos encontramos con un mar de gente, realmente un caos. Suerte que nos esperaba otro guía para acelerar los trámites. La gente corría de un lado a otro, familias enteras durmiendo en el piso; a los empujones llegamos a pasar Migraciones; una vez allí nos dijeron que no bien escucháramos el anuncio del vuelo a la ciudad de Amman embarcáramos a pesar de no tener asignados los asientos. Avión lleno, avión que partía.

¿Veremos las pirámides alguna vez o vamos a tener que conformarnos con fotos de otras personas?