¿Qué hacemos con los libros, las fotos, los discos y todas nuestras cosas en común?, se preguntó una pareja de croatas –Olinka Vistica y Drazen Grubisic– al momento de separarse, después de cuatro años de relación.
Artistas ellos, en vez de tirar todo o guardarlo en algún cajón, tuvieron una idea más sublimatoria: montaron una exhibición. El recurso fue tan ocurrente que generó efecto contagio y empezaron a sumarse objetos de amigos y ajenos que habían puesto fin a sus relaciones. La colección salió a la luz por primera vez en 2006. Después se fue de gira mundial y recolectó nuevos artículos de rupturas amorosas, desde América hasta Asia, hasta que encontró una locación permanente en 2010.
Así nació el Museum of Broken Relationships en la parte alta de Zagreb (Cirilometodska ulica 2), la capital croata, un reducto de culto para los que quieren desprenderse de los restos de un desamor y dar vuelta la página, que obtuvo el premio al museo más innovador del mundo.
Por simple exhibicionismo o para elaborar el duelo, los donantes de la colección son personas comunes de todo el mundo que mandan vestidos de boda, peluches, pedazos de vidrio adentro de un frasco, unas ligas ("La relación habría durado más si las hubiera usado alguna vez", dice la nota de la donante bosnia) o unas viejas All Star olvidadas en la casa del ex. Una botella vacía de whisky, un cubrecamas, un par de pechos falsos, una tostadora, un frisbee y una pila de revistas brasileñas Playboy son otros de los aportes que se elevaron a obras artísticas cuando ingresaron a la curaduría del museo.
Los objetos, cotidianos y sin significado aparente, no son atractivos en sí. Lo que los hace interesantes son las historias que los acompañan. Son historias anónimas, contadas en primera persona y cargadas de emoción, que abarcan desde lo tierno hasta lo macabro. No sólo de relaciones románticas, también de amistad y de familia, con la religión, con el alcohol o con algún lugar. En cada texto se indica el origen de la donación y el año de la pieza. Una vez que pasan a formar parte de la colección, no se devuelven.
Nunca entendí por qué ella me dio una lupa, ni nunca me explicó lo que significaba. Pero siempre decía que se sentía pequeña cada vez que estaba cerca mío
Desde la página web, alientan a los ex amantes al desapego, para transformar la pérdida en creación: "¿Terminaste recientemente una relación? ¿Querés borrar todo lo que te recuerda a esa experiencia dolorosa? No lo hagas, un día lo lamentarás. En su lugar, envía tu artículo a nuestro museo y participá en la creación de una historia emocional colectiva".
A la exposición permanente en Zagreb se suman una exposición itinerante, que va alimentándose de aportes extravagantes, y otra online (debido a las limitaciones del espacio y las constantes donaciones), en la que se pueden subir fotos e historias.
Y, desde 2016, el museo tiene una sede en Los Ángeles. "Tenemos cerveza fría, como el corazón de tu ex", reza un cartel a modo de bienvenida en el nuevo imperio de los desamores.