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El Mar Muerto es un buen lugar para sentirse más vivo que nunca

De todo el mundo lo visitan por la composición del agua, que cura enfermedades

20 de abril de 2001

SWEIMEH, Israel. (El Mercurio, de Santiago. Grupo de Diarios América).- A 400 metros bajo el nivel del mar, en la depresión más profunda del planeta, se podría concluir siguiendo una lógica algo tosca que uno se halla cerca del infierno. Pero no es así. A orillas del Mar Muerto, en las antípodas del Everest, lo que se dice es que uno está cerca del cielo. ¿Por qué? Porque a pocos kilómetros está el Monte Nebo, sitio desde donde Moisés vio, antes de morir, la tierra prometida. Porque, en la misma zona, el profeta Elías subió con rumbo desconocido en su carro de fuego. Y porque, algo más al Norte, está el sitio donde fue bautizado Jesús.

Pero es posible que no sean esas consideraciones de orden bíblico las que hagan que uno piense en la cercanía del cielo. Flotando sin esfuerzo en las densas aguas de este mar ultrasalado, con la perspectiva de un masaje al final de la tarde, es difícil no llenarse la cabeza de ideas agradables y olvidarse del trabajo, el reloj y la agenda que han quedado tan, tan lejos. Eso es al menos lo que se desprende de tanta cara complaciente, aunque algo consternada por los más de 30 grados que pueblan las aguas del Mar Muerto a la altura de Sweimeh, en la ribera jordana.

Crecimiento en puerta

Una ribera que comienza a desarrollarse turísticamente, si se mira al frente, hacia Israel, donde las propiedades curativas de este lago de 80 kilómetros de largo y 17 de ancho se están aprovechando hace, al menos, un par de décadas. Pero las cosas cambian.

Aquí en Sweimeh, que no es un pueblo, sino apenas un árido punto en el mapa, ya existe un cinco estrellas perteneciente a una cadena suiza, Mvenpick, y sus 232 habitaciones se encuentran reservadas por varios meses. Al lado, la cadena Marriott construye su propio cinco estrellas.

Una demanda compuesta no sólo por abuelitos que buscan cura contra el reumatismo, sino también por ejecutivos musculosos que le andan haciendo el quite al stress, parejas que buscan tranquilidad y jovencitas que quieren acabar de una buena vez con ese maldito acné. Las aguas del Mar Muerto no tienen contraindicaciones.

Una de las gracias de estar a 400 metros bajo el nivel del mar es que uno no se quema. Como hay casi medio kilómetro más de atmósfera, los rayos que producen el enrojecimiento de la piel llegan mucho más filtrados que en una playa cualquiera, y uno puede andar sin polera, sin bronceador y sin consecuencias. A esto contribuye la alta evaporación de las aguas del Mar Muerto. Como se trata de un lago sin salida, y debido al calor, una cantidad considerable de agua se convierte en vapor y forma una nube protectora sobre toda el área.

Cuando la sal cura

Es esa misma evaporación la que explica la alta salinidad de las aguas. Y es la salinidad la que hace tan preciado y saludable un baño en el Mar Muerto. Los romanos, conocedores de estas virtudes, llevaban hasta su país las costras de sal que aún hoy es posible recoger en las orillas del lago, y fabricaban cosméticos y medicinas. Toda la zona adquirió un valor especial en la antigüedad. Hasta hubo guerras por el Mar Muerto. Marco Antonio, por ejemplo, lo conquistó para Cleopatra.

Hoy se sabe que estas aguas, junto con el barro que se forma en la ribera, son el mejor remedio contra la soriasis. De acuerdo con estudios hechos en Israel, más del 90 por ciento de las personas que recibieron algún tratamiento contra esta enfermedad en el Mar Muerto experimentaron una notable mejoría, que se puede alargar por unos ocho meses.

Hasta se habla de curación completa en los casos menos severos. Y estos beneficios se extienden a otras enfermedades de la piel (el acné, se asegura, desaparece de inmediato), y también a dolencias respiratorias o relacionadas con los huesos.

Pero, ¿qué hay en las aguas del Mar Muerto? Básicamente, la más alta concentración de sales y minerales que es posible encontrar naturalmente en un líquido de este planeta.

Su salinidad es nueve veces más elevada que la de los océanos. Como dijo hace poco Yasser Arafat, refiriéndose a la creación del Estado palestino: "Y al que no le guste, que beba agua del Mar Muerto".

Datos útiles

Cómo llegar: el pasaje aéreo, de ida y vuelta, hasta Tel Aviv cuesta cerca de 1200 dólares, con impuestos incluidos.

Alojamiento: Dead Sea Spa Hotel (4 estrellas) es uno de los pioneros en la ribera jordana. La habitación doble cuesta 160 dólares por noche.

Hotel Mvenpick (5 estrellas) es la opción más lujosa de la zona. Tiene un excelente emplazamiento, con pequeños edificios que imitan un pueblo típico del Medio Oriente. La habitación doble cuesta 180 dólares por noche.

Santo remedio: el efecto combinado de las aguas, el barro, el clima soleado y la alta concentración de oxígeno (esto último debido a las altas presiones que dominan la zona del Mar Muerto) producen efectos positivos sobre las enfermedades, entre ellas soriasis, neurodermatitis, vitiligo, artritis soriática, artritis ósea y asma.

Más información: Casa de Turismo de Israel: M. T. de Alvear 929, 4° piso (4328-1930) Atención de lunes a viernes de 13 a 18.

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