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 • HISTORICO

La intrigante postal de Viñales

En la zona oeste de la isla, este valle tropical es Patrimonio Natural de la Humanidad; tiene un poblado detenido en el tiempo y paisajes sobrecogedores




Daianis nos estaba esperando, aunque no supiera que íbamos a llegar. La niña de 10 años miraba por la ventana, como casi todos los días, aguardando la llegada de los visitantes. Vive en una de las pocas casas que hay en lo alto del valle de Viñales, que desde 1999 es Patrimonio Natural de la Humanidad y a la que se llega en sólo tres horas en auto, desde La Habana.
Para encontrar la casa de Daianis hay que caminar por un par de horas desde la ciudad de Viñales y atravesar extensos campos de maíz, tabaco y plantaciones de caña de azúcar, piña, plátanos y mangos. Pero lo que queda grabado en la retina de los que visitan el lugar son las impresionantes elevaciones que emergen de la tierra cubiertas de vegetación, que se parecen a las colinas, pero con punta redondeada. Esas elevaciones se conocen como mogotes y nos acompañan durante todo el recorrido. Este tipo de accidentes geográficos sólo se pueden ver en Viñales y Puerto Rico, lugares en los que prevalecen el clima tropical y subtropical.
Celia, la madre de Daianis, nos recibe con una taza de café cultivado por ella y también nos invita un vaso de vino dulce que su marido prepara habitualmente en un barril artesanal. Para acompañar, platanitos recién cortados de uno de los tantos árboles que rodean la casa.
Celia y Daianis son parte de una de las pocas familias de campesinos conocidos como Los Acuáticos, que dicen curarse todas las enfermedades con el agua que baja de la montaña. No van seguido a la ciudad y la niña recibe educación una vez a la semana.
Luego de compartir un rato con ellas, que nos cuentan cómo es vivir en el monte, rodeadas de naturaleza, y contemplar la vista hacia el valle desde el balcón de la casa, comenzamos a descender para volver a Viñales, ciudad con poco más de 27 mil habitantes.
Allí, en Viñales, el tiempo parece haberse detenido, como en casi toda la isla cubana. Los sulkies y los autos de las décadas del 50 y 60 copan las calles, escasamente asfaltadas. Los arados no reemplazaron aún a los bueyes que trabajan los campos de maíz, y la gente casi no lleva celulares ni usa Internet.
El estilo colonial predomina en las casas y en los porches no faltan las mecedoras ni los carteles que rezan Se rentan habitaciones o Arrendo en divisas . Sus calles son tranquilas y caminarlas nos permite contemplar la vida cubana del interior del país.

Los cayos del norte

Ir a visitar a Los Acuáticos fue la primera recomendación de Iraida, una mujer de 34 años oriunda de Viñales, y que desde hace un año alquila habitaciones para turistas. La modalidad de la casa particular permite vivir Cuba desde adentro y poder compartir con la gente sus costumbres y cotidianidad. Y también intentar entender un poco más el funcionamiento de un sistema distinto a todos.
En Viñales, la mayoría de las casas están preparadas para recibir turistas. En muchos casos, las habitaciones de alquiler están en mejores condiciones que las casas en las que viven los lugareños, con aire acondicionado para calmar el calor caribeño y buenas instalaciones. Además, los anfitriones se encargan de preparar desayuno y cena a muy buen precio (las casas particulares están controladas y reguladas; todos los que alquilan deben pagar un porcentaje al Estado).
En el centro de Viñales y al lado de la catedral está el Centro Cultural Polo Montañés, en el que se puede disfrutar todos los días de un espectáculo diferente de salsa y tomar mojitos o daiquiris de limón, los tragos típicos de Cuba.
Además de caminar entre mogotes y entrar a las cuevas donde se forman piscinas naturales se puede visitar alguna vega de tabaco, donde los campesinos viven de manera tradicional y enseñan el proceso del armado de habanos. Venden a muy buen precio los habanos sin etiquetas. El Estado les permite quedarse con un 10% de su producción, mientras que el resto lo venden a las grandes tabacaleras.
En Viñales también se puede disfrutar de la tan anhelada arena blanca y las aguas transparentes con tonos verde y turquesa del Caribe. El Cayo Jutías se encuentra a 58 km de la ciudad, menos de una hora en taxi. En el cayo casi no hay olas y hay sectores de la playa donde los manglares descansan en la arena blanca.
Al este del Cayo Jutías, los viajeros pueden disfrutar de otro cayo de aguas cristalinas y muy cálidas, el Cayo Levisa. Para llegar hay que hacer un trayecto en auto de poco más de 45 minutos desde Viñales hasta el embarcadero y luego tomar un ferry que no tarda más de 40 minutos.
En este cayo de 2,5 km, a diferencia del Cayo Jutías, el turista sí puede encontrar hoteles y restaurantes para quedarse varios días, hacer snorkel o practicar buceo. Una buena opción luego de haber caminado las calles de la ajetreada Habana.

Datos útiles

Cómo llegar
  • De Buenos Aires a La Habana vuelan Cubana de Aviación, Lan y Copa, a partir de US$ 1200. Desde allí son tres horas en auto hasta Viñales
  • Para ir a los cayos se puede contratar un tour (transporte, almuerzo y entrada a los cayos) en Cubanacan o ir en taxi, y en el caso del Cayo Levisa, pagar el ferry en el embarcadero
  • Las excursiones al río se pueden hacer en bicicleta alquilada, taxi o caminando. Y para hacer la visita a las cuevas y piscinas naturales se recomienda contratar a un guía local. Durante las caminatas también se visitan secaderos de tabaco en los que los campesinos muestran el proceso de armado de habanos

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