Hoy es la ciudad de los extremos; sus seculares mansiones fueron reacondicionadas y generan la admiración de otras épocas; de día se vive entre obradores ruidosos y de noche, sin las bulliciosas juergas de antaño
NEWPORT (The New York Times).- Como si despertara de uno de sus sopores históricos, la ciudad acaba de emerger de una recesión que parecía prolongarse más que en el resto de Nueva Inglaterra.
Ahora, la vitalidad se percibe por todas partes: desde la pintura fresca en las casas del siglo XVIII hasta los maceteros floridos frente a los comercios. Desde los nuevos restaurantes céntricos hasta los yates de todo tamaño que se apiñan en el puerto.
El ruido de los martillazos anuncia una nueva racha de prosperidad. No obstante, Newport aún no ha aprendido del todo a encarar su destino de floreciente ciudad turística. Un control más severo ha aquietado las trasnochadas bulliciosas; las restricciones impuestas al alquiler de viviendas han ahuyentado los concurridísimos salones de fiesta. Con estos cambios, Newport parece dispuesta a abrir un poco más sus puertas a los turistas.
Después de todo, ¿qué otra ciudad puede ufanarse de poseer tantos lugares históricos? Su vivienda más vieja, Wanton-Lyman-Hazard House, se construyó hacia 1675. La sinagoga Touro (1763) es la más antigua de América del Norte.
La Biblioteca Redwood, que este año celebra su 250º aniversario, ostenta el récord norteamericano de antigüedad en cuanto a funcionamiento ininterrumpido en un mismo edificio.
Su patrimonio arquitectónico anterior a la Guerra de la Independencia comprende más de 400 estructuras.
La Ciudad Junto al Mar, como la apodan en Rhode Island, atrae por sus anchas playas ideales para nadar, sus canchas de tenis con césped, sus cruceros en goleta, sus paseos en bicicleta (alquilada) por la costa rocallosa y sus mansiones del 900.
Asistir a un concierto de música de cámara en una de ellas es una buena manera de solazarse en la opulencia de la Edad de Oro de la ciudad. Dentro del Festival Musical de Newport hay funciones en The Brakers, The Elms, Marble House, Belcourt Castle, Rosecliff y Ochre Court (esta última pertenece a la Universidad Salve Regina). El festival se celebra en julio, pero podría agendarlo para otro año; informes: 849-0700.
Newport es una escala veraniega para los amantes del jazz y la música popular. Antes de cerrar su agenda tome nota del Ben & Jerryís Folk Festival y el JVC Jazz Festival, ambos en agosto, y el nuevo Gibson Guitar Festival, en julio. Informes sobre los tres: 847-3700.
El presente de otros siglos
Gracias, en parte, a la generosidad de Doris Duke, heredera de un imperio tabacalero fallecida en 1993, Newport ha restaurado la mayoría de sus casas de los siglos XVII y XVIII.
El Museo Histórico de Newport (Washington Square; 841-8770) es el mejor punto de partida para conocer el polifacético pasado de la ciudad.
El edificio que lo aloja, Brick Market, data de fines del siglo XVIII. Custodia recuerdos de la ciudad desde 1639 hasta hoy, incluidas grabaciones de relatos de vecinos vitalicios y paseos en videofilms computarizados.
Horarios: lunes, miércoles y sábados, de 10 a 17, y domingos, de 13 a 17.
La Newport Historical Society, que administra el museo, organiza caminatas guiadas por las calles coloniales.
Salen del museo de jueves a sábados, a las 10, y los viernes, a las 15; son 2 horas de paseo por Historic Hill -el Barrio Histórico de la Colina- a razón de 7 dólares por persona.
Los sábados, a las 10 y a las 15, parten otros grupos para recorrer un tramo del famoso Cliff Walk o Paseo del Acantilado, que bordea el océano a lo largo de 4,8 kilómetros.
Los paseos a pie por el área histórica de la Punta y los barrios victorianos se acuerdan aparte por el 846-0813; el precio es el mismo: 7 dólares por persona.
La Newport County Convention & Visitors Bureau (23 Americaís Cup Ave.; 849-8048) propone otras caminatas.
Asimismo, vende entradas para visitar tres de las fabulosas mansiones de Newport (informes: 847-1000); las demás se compran directamente en las residencias.
¿Se cansó de tanto andar? Por 12,95 dólares, en la Visitors Bureau le darán una cassette-guía para pasear 90 minutos en su propio auto. En la misma dirección, Viking Tours (847-6921) vende pasajes para excursiones en lancha u ómnibus; los precios por persona van desde 8 dólares, por un crucero de 60 minutos por el puerto, hasta 28, por una excursión de 4 horas en ómnibus.
La atracción del mar
Todavía late el recuerdo de la Copa América, pese a haberla perdido en 1983, tras un siglo de reinado del New York Yacht Club.
La entidad neoyorquina que tiene un anexo en Newport se propone desafiar a Nueva Zelanda en el 2000 por la posesión del histórico trofeo.
Caminen por cualquier muelle y verán más yates que motolanchas. Más de una docena de yates de 12 metros de eslora -el tipo de velero que corrió la Copa América desde 1958 hasta 1953- surca las aguas del puerto y su bahía.
Muchos de ellos se alquilan para paseos colectivos; un grupo de alrededor de 12 personas paga 1,20 dólar por medio día o 1,70 por un día.
La empresa local Americaís Cup Charters (846-9886), que gestiona estas excursiones, también ofrece este verano paseos nocturnos a 50 dólares por persona.
Otra compañía, Seascope Systems (847-5007), alquila 2 motolanchas antiguas y 3 veleros clásicos de 12 metros de eslora. Los prefijos son 1-401.
Classic Cruises of Newport (847-0299) organiza cruceros en embarcaciones antiguas, de vela o motor.
Un paseo de 80 minutos en el Rum Runner II, una motolancha de 18 metros de eslora armada en 1929 y restaurada, cuesta 15 dólares por persona; una recorrida de 90 minutos por el puerto en la Madeleine, réplica de una goleta del siglo XIX, de 21,6 metros de eslora, cuesta 20 dólares.
Recomendaciones
Precios mínimos por habitación doble y comidas para dos personas, con vino. Los de hoteles no incluyen el impuesto del 12% vigente en el área de Newport. Prefijos: 1-401.
- Inntowne (6 Mary St.; fax 846-1534): refugio de paz en una de las esquinas más ajetreadas, con fácil acceso a restaurantes, comercios y puerto; 17 cuartos decorados con antigüedades y réplicas; 169 dólares.
- Hotel Viking (1 Bellevue Ave.; fax 848-4864): edificio construido en 1926 en el Barrio Histórico de la Colina; restaurante, bar en azotea, piscina interior y 184 cuartos; 139 dólares.
- Vanderbilt Hall (41 Mary St.; fax 846-0701): el más elegante de la ciudad, desde su remozamiento en 1997; restaurante de época, piscina cubierta y 50 habitaciones decoradas con antigüedades europeas. Ocupa la vieja sede de un club para niños varones, fundado por Alfred Gwynne Vanderbilt en 1909, en el Barrio Histórico de la Colina.
- Mill Street Inn (75 Mill St.; fax 848-5131): en un aserradero reciclado que data de 1880; los muros de ladrillo y la tirantería a la vista dan un toque de rusticidad a sus 23 suites, algunas en dos niveles; desayuno tipo buffet en la azotea con vista al puerto; 165 dólares.
- Newport Gateway Hotel (31 West Main Road, Middletown; fax 847-5434): a 1,6 km del centro de la ciudad, sobre una ruta muy transitada, frente a una parada del ómnibus urbano; 47 cuartos renovados; 75 dólares.
- Budget Host Inn (1185 West Main Road, Middletown; fax 848-7704): tipo motel, a 4,8 km de Newport; un camino descendente lo aísla de la ruta; 78 cuartos sencillos; 68 dólares.
Restaurantes
- The Black Pearl (Bannister`s Wharf; 846-5264): su Commodore`s Room, íntimo y elegante, propone un buen menú a base de frutos de mar, costillitas de cordero y medallones de ternera al champagne; 140 dólares.
- West Deck (1 Waites Wharf; 847-3610): con acceso a la costanera y amplio espacio de estacionamiento, dos rarezas en Newport; hay dos menús: el del salón comedor, a base de pescado (125 dólares), y el de su plataforma con vista a una marina, más barato y limitado a comidas a la parrilla.
- Mamma Luisa (673 Thames St.; 848-5257): variedad de pastas, platos con carnes rojas y frutos de mar, y especialidades vegetarianas; 80 dólares.
- Brick Alley Pub (140 Thames St.; 849-6334): hoy convertido en un restaurante muy frecuentado sirve sándwiches y hamburguesas, pero también hay una surtida mesa de ensaladas, pollo a la parrilla, etcétera; 60 dólares.
- La Boulangerie Obelix (382 Spring St.; 846-3377): diminuta panadería y restaurante de estilo rústico; inaugurada recientemente, ya ha magnetizado a los residentes locales con sus sándwiches imaginativos, hechos en pan de campo francés o fugazza; comida liviana para dos, con postre y gaseosa, 18 dólares.