Un balneario con jardín, emplazado en lo alto de un médano, donde se puede comer una corvina a la vasca, darse un masaje tailandés o ver cómo los más chicos juegan a la gallina ciega o al juego de las sillas. Son las actividades que ofrece el balneario del Viejo Hotel Ostende, el único de la zona que tiene parador propio, y que está abierto no sólo a los huéspedes, sino a los turistas en general.
Más allá de las novedades de la temporada, el Viejo Hotel, que en sus casi 100 años ha albergado a numerosos escritores, también se esfuerza por conservar la tradición literaria que lo caracterizó.
En ese sentido, en diciembre último organizó un encuentro de una semana entre varios escritores. Entre ellos, Fogwill, Cecilia Pavón, Hebe Uhart, Juan Forn, Fabián Casas, el español Pedro Molina Temboury y Mariana Enríquez. La consigna: elegir un tema, dedicarse a pensarlo, discutirlo y escribirlo. Se habló de cine, política, literatura, sexo, muerte. Mientras tanto, un equipo de cine dirigido por Mariano Llinás lo filmó todo con discreción.
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