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 • HISTORICO

Los wichis abren su comunidad en Salta

Misión Chaqueña es la primera población aborigen del país que puede ser visitada por los turistas




MISION CHAQUEÑA, Salta.- Aún sin saber su significado, escuché claramente una y otra vez: Am tena , am tena , y oí repetir de manera gentil esa voz cada vez que pasábamos por delante de una casa, o cuando alguien, sin mediar muchas más palabras, casi silenciosamente, se nos acercaba y colmaba con su sola presencia. "Yo me doy a vos", es el saludo con que los wichís se alegran de verse cada día al amanecer, a cada momento, cuando entre vecinos comparten herramientas de trabajo, o en oportunidad de dar la bienvenida a sus ocasionales visitantes.
En una de esas visitas, conocí Misión Chaqueña, la primera población aborigen de la Argentina que se organizó para dirigir un proyecto de turismo cultural y ecológico. Aunque dista unos 45 kilómetros de Embarcación, por lo aislada y diferente parece estar mucho más lejos. Embarcación es una antigua comunidad wichi que, con el tiempo, se redujo y convirtió en uno los tantos pueblos que conforman el interior argentino; también es la ciudad más grande del departamento de San Martín.
Misión Chaqueña está en medio del monte chaqueño, el cual da su nombre a la comunidad aborigen colonizada por un grupo de misioneros anglicanos en 1914. Se encuentra hacia el nordeste de Salta, muy cerca del límite con Formosa, a cinco kilómetros de la orilla este del río Bermejo, hasta donde llega su jurisdicción.
En esa oportunidad, cuando tuve la posibilidad de descubrir un paisaje diferente, no el estrictamente geográfico, sino el ampliamente cultural. Aquel que sólo puede ser visto cuando se aprende a mirar más allá de lo que nos rodea.

Tierra adentro

El camino de tierra que lleva a la comunidad es la señal de que el asfalto, el agua corriente, las cloacas y el gas natural quedaron atrás. Tras las huellas de viejos ómnibus, que circulan tres veces al día, se accede a la misión que, si es de noche, puede distinguirse por un escaso tendido eléctrico que zigzaguea entre el conjunto central de las casas. Pero lo que confirma que uno está pisando tierra wichi es ese inconfundible perfume que caracteriza a Misión Chaqueña, el del palo santo.
Es una de las nobles maderas salteñas que, en manos de los wichis se convierte en transmisor de su cultura. No en vano terminan siendo el pico, las plumas o las patas de bellísimas representaciones de pájaros y aves que habitan el monte. Tampoco es casual que los pájaros sean la musa inspiradora de la artesanía wichi: los cardenales son los que los despiertan con su canto; el trino de las calandrias, el que se anticipa a los sucesos cotidianos; los coloridos colibríes, los que aletean bajo el sol, a la distancia, mientras tallan la madera o hilan las hojas del guayacán; los patos voladores los que recorren la costa del Bermejo cuando pescan; las lechuzas, las que se mantienen alertas durante su descanso nocturno, y los cuervos, los que, a la vera del camino, sobrevuelan en busca de una presa.

Artesanías únicas

Aunque no es una actividad de origen wichi, con el tiempo aprendieron a dar un sentido artesanal a su vida en medio del monte, y de generación en generación repiten el rito de dar forma a la madera, cada uno según su imaginación.
Silvestre Rojas, uno de los 500 artesanos wichis de Misión Chaqueña, a diario toma su escofina y sobre verdosos trozos de palo santo y algunos de guayacán talla -también con una lima- la palita de una cuchara y los dientes de un tenedor, que al final del día tendrán incrustaciones en quebracho blanco y palo amarillo, y serán un buen par para servir ensaladas; también crea la figura de patos que habitualmente observa junto a la ribera del Bermejo, cuyo pico fabrica con restos de huesos de puchero, o recrea un grupo de gansos que vio deambular por el río. "Cuando se acaba la madera, volvemos al monte y juntamos restos de viejos árboles caídos, nunca de aquellos que aún viven, de pie", asegura Silvestre, mientras su mujer, María Palma, sentada delante de la pared en la que su hijo Adrián dibujó la silueta de dos garzas, lija en mano, pacientemente empareja las piezas que también se hicieron con la ayuda de Eduardo y Jorge, otros dos de sus hijos.
Las artesanías wichi son exclusivas de Misión Chaqueña, ya que es el único lugar del país donde se elaboran sobre la base de "madera natural tallada, encastrada y con incrustaciones, algunas de éstas de hueso. Se lijan a mano y de igual manera se lustran con cera especialmente recogida de panales del monte abandonados -explica Jorge Díaz-. Se encuentran en otras comunidades, en ciudades cercanas, comercios céntricos de Salta o hasta en locales de Buenos Aires, pero la mayoría son producto de la reventa, a través de la cual se comercializan a precios muy superiores de los que originalmente le pagaron al artesano; el cual, generalmente, termina cambiando su obra por comida o ropa".
Pero a pesar de las ventajas que muchos sacan del trabajo aborigen, ésta es su principal fuente de ingresos. Para evitar a esos inescrupulosos intermediarios, que especulan con su necesidad y aislamiento, los wichis buscan apoyo para poder proyectar un plan de producción y comercialización que, con herramientas adecuadas, capacitación y horarios de trabajo, les permita alcanzar un stock y así poder independizarse y vender directamente. En el taller de Leonardo, patos de escallante a medio hacer, colibríes o charrasquitos -como le gusta llamarlos- se amontonan en su mesa de trabajo junto con cabezas de tucanes hechos mangos de cuchara y singulares pájaros carpinteros de diversos tamaños por los que adquirió fama. Algunos coleccionistas lo buscan para pedirle carpinteros de hasta 30 o 50 centímetros.
Los patos son una de las especialidades de José Herrera. Gallardos como en el Bermejo, sobre sus manos también se reflejan como en el río demostrando una habilidad adquirida -como todos- con la constancia del trabajo diario.

Proyecto

El proyecto generado por los wichis, como una alternativa más de trabajo, también sirve para juntar fondos que se destinan a la construcción de un albergue para los turistas. En una primera etapa constará de 10 habitaciones, cada una de las cuales dispondrá de cuatro camas, baño -en un principio será compartido-, ventilador y ventanas con mosquiteros. También contará con una cocina y un comedor.
El predio del albergue está en las inmediaciones del centro de la comunidad y se encuentra rodeado de un cerco tipo enramada.
Por Delia Alicia Piña

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