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 • HISTORICO

Luces y sombras del monte chaqueño: El Impenetrable

El nombre no es lo de menos para esta región del país, tan mítica como poco transitada, con su densa vegetación, su particular fauna y sus solitarios caminos sólo aptos para espíritus aventureros




La luz del último sol del día empieza a desvanecerse. Entre las ramas de un alto algarrobo se mueven tres palomas de monte que gorjean de cara al crepúsculo, como si despidieran a la tarde. A los pies del árbol, un pecarí de pelo muy oscuro olfatea la hierba con su hocico pegado al suelo.
En el monte ya casi oscuro, se intuye la figura de un hombre. Con la cabeza gacha y el sombrero cayéndole sobre los ojos, va montando su caballo por una huella de tierra rojiza abierta entre la espesura. A un par de metros lo sigue un perro flaco, sin nombre ni linaje, que de tanto en tanto detiene la marcha para rascarse las orejas con las patas traseras. A paso muy lento, orillan el algarrobo en el que las palomas ya dejaron de cantar y siguen su camino hacia el norte, hacia donde corre el río Teuco. Un rato después, se los traga la distancia y la noche ya cerrada.
En El Impenetrable las sombras se agigantan. Al amparo de una geografía que durante mucho tiempo se hizo casi inaccesible para la civilización esta boscosa región de la llanura chaqueña occidental ha sido siempre propicia para leyendas y misterios. Allí conviven cientos de rincones perdidos en medio de tupidas vegetaciones, aldeas de tobas y wichis olvidadas por el progreso y el tiempo, yaguaretés extintos que aún rugen en las noches, quebrachos talados al atardecer que parecen resucitar en las mañanas y ancianos de rostros gastados que murmuran historias sobre espíritus de hombres convertidos en pájaros o de pájaros transformados en árboles.
"En el imaginario popular El Impenetrable es un lugar inhóspito al que muy pocos se aventuran a entrar. Eso favorece la proliferación de mitos y potencia la idea de misterio que lo rodea", señala Carlos Schuman, experimentado guía de la zona que desde hace varios años lleva gente por las sendas agrestes del Impenetrable.

Un mundo salvaje

Asentado principalmente en el noroeste de la provincia del Chaco, El Impenetrable es un descomunal monte de más de cuarenta mil kilómetros cuadrados que debe su nombre a la salvaje y casi opresiva vegetación que lo caracteriza. Gran parte del territorio es de naturaleza casi virgen, apenas invadido por unas pocas poblaciones pequeñas y una decena de caminos, que en su mayoría no son más que rumbos de tierra consolidada o precarias picadas en las que sólo pueden transitar motos, bicicletas o caballos.
Uno de esos caminos, la ruta provincial 9, lleva hasta lo que desde hace apenas un año es el nuevo Parque Nacional El Impenetrable, una reserva de 128.000 hectáreas sobre lo que eran los campos de la Estancia La Fidelidad. Creado con el objetivo primordial de preservar el ecosistema boscoso chaqueño, esta área protegida cuenta con la mayor diversidad de especies de flora y fauna de la zona, incluyendo grandes mamíferos como el yaguareté, el oso hormiguero, el tapir y el pecarí. Sin embargo, problemas de índole legal y administrativo no han permitido aún su apertura para el turismo.
La misma ruta provincial 9 lleva también hasta Juan José Castelli, una ciudad de casi treinta mil habitantes que es considerada el Portal de El Impenetrable (la región, no el Parque Nacional). Ubicada en el corazón geográfico del monte chaqueño, Castelli recibe a la casi totalidad de los viajeros que se internan a El Impenetrable por alguna de las seis carreteras que salen desde allí hacia los rincones más importantes de la región. "Hay rutas que van para el Norte, hasta la zona en la que el río Teuco marca la frontera de Chaco con Formosa. Otras que van hacia el Occidente, donde está la colonia de Nueva Esperanza y en donde se asientan muchas aldeas de aborígenes wichis. Y están las que salen hacia el Sur, atravesando la parte más áspera de El Impenetrable hasta los pueblitos de Pampa del Infierno y Tres Isletas", precisa Schuman, cuyos programas turísticos en la zona incluyen circuitos en esas tres direcciones.

Rumbo agreste

Desde Castelli, el camino hacia el sur es la ruta provincial 5. A poco de salir de la ciudad, el asfalto se termina y comienza un rumbo desparejo, de tierra apisonada, que serpentea entre campos de espesa vegetación. "Cuando llueve, esta ruta se vuelve imposible, porque parece enjabonada", dice Schuman, que utiliza un Unimog pintado completamente de verde para sus incursiones por la parte más agreste de El Impenetrable.
Con un grupo de cuatro turistas, todos ellos llegados de Buenos Aires, parte bien temprano en la mañana en dirección al pueblo de Pampa del Infierno. Serán casi doscientos kilómetros y un viaje con sabor a aventura que terminará recién en la noche, según sus cálculos. "Hay mucho para ver y mucho para sentir, porque el Impenetrable se le va metiendo a uno en la piel", asegura el guía.
Apenas acelerando su vehículo de doble tracción, va atento al paisaje, mueve su cabeza de un lado a otro en busca de animales. "Esto ha sido siempre el reino de lo salvaje, pero en los últimos años es cada vez más difícil encontrar bichos grandes, especialmente mamíferos, porque los cazadores siguen haciendo de las suyas y han espantado a la mayoría de las especies de los lugares en los que solían estar", cuenta el guía, que de repente detiene su Unimog a unos tres o cuatro metros de un enorme palo borracho. Junto al árbol ha creído ver a un guazuncho, una corzuela pequeña de pelaje rojizo que suele andar en las zonas más boscosas en busca de brotes tiernos, hongos y frutas.
Con el motor ya apagado, hace silencio y aguarda paciente dentro del vehículo, esperando que el animal salga de la espesura. De repente, la corzuela asoma tímidamente su cabeza por detrás del palo borracho, mira brevemente en dirección al Unimog y luego salta ágilmente entre los altos pastizales antes de desparecer.
A medida que el rumbo de la ruta 5 sigue más hacia el Sur, los quebrachos se adueñan definitivamente del paisaje. Troncos altos, hojas muy verdes, todo es desmedidamente sereno, una quietud apenas alterada cuando alguna gallina montaraz se cruza frente al vehículo o un carancho de cabeza bien negra chilla desde una rama. "El silencio se disfruta en lo más profundo del Impenetrable", dice Schuman a la hora del almuerzo. Tras darle descanso a su Umimog, ha servido una mesa de quesos chaqueños a la sombra de un par de quebrachos de troncos muy rectos y poco más de siete metros de altura. Enseguida llega el tiempo de un buen vino tinto y un estofado de cabrito. Diez o doce pájaros pequeños se acercan a tratar de adueñarse de alguna de las sobras del festín. También un tatú peludo que parece tener su madriguera muy cerca. Con movimientos rápidos, casi frenéticos, captura un pequeño pedazo de carne y desparece por donde ha venido.

Pamapa del Infiernillo

A media tarde, Schuman y su vehículo verde de doble tracción siguen el camino hacia el sur. El paisaje de quebrachos alterna ahora con pequeñas ciénagas que se abren al costado de la ruta, el agua estancada y cubierta de vegetación. En el norte, cerca del Teuco, abundan estos estanques pantanosos. Son lugares con mucha vida animal, en donde se pueden ver yacarés y serpientes.
De a poco el sol empieza a caer. Hay que llegar a Pampa del Infierno antes de que se haga de noche. El cielo, que ha estado despejado desde la mañana, empieza de a poco a cubrirse de nubes oscuras que anuncian un posible aguacero. "Va a llover fuerte", asegura Schuman, sin dejar lugar a las dudas. Va pensando que en Pampa del Infierno habrá que comprar alguna provisión en el único almacén del pueblo y desde ahí seguir rumbo a la ciudad de Roque Saénz Peña, ya por el asfalto de la Ruta 16. Ahí van a dormir, en un buen hotel de esos que tienen baños de aguas termales entre sus servicios. Y en una curva del camino de tierra, tras un sonoro trueno que ha parecido quebrar la tierra, la lluvia se desata al fin sobre el Impenetrable. Durará toda la noche.

Datos útiles

Cómo llegar
Vuelos regulares a Resistencia por Aerolíneas Argentinas, con tarifas que van desde los 2600 pesos en clase promocional, con impuestos incluidos. La duración de cada tramo es de 80 minutos, aproximadamente. Desde Resistencia hay micros permanentes hacia la ciudad de Juan José Castelli. Son 282 kilómetros y casi cuatro horas de viaje a través de la RN 16.
Por vía terrestre, Chevallier tiene salidas diarias con servicio semicama que unen Buenos Aires y Resistencia en trece horas.
Dónde dormir
El hotel Portal del Impenetrable es la mejor opción en Juan José Castelli. Está ubicado en el acceso principal de la ciudad y tiene habitaciones desde 270 pesos y dobles desde 420 pesos. Informes y reservas en www.hotelportaldelimpenetrable.com
Excursiones
EcoTur organiza todo tipo de recorridos por el Impenetrable. Suelen partir desde Juan José Castelli Informes y reservas en www.ecoturchaco.com.ar o al 0364-4471073.
Parque Nacional
Pese a que no está permitido ingresar en el área protegida, es posible coordinar comidas y actividades en el Paraje Nueva Población, cerca de lo que será el acceso principal al Parque Nacional. Contactos al 03715-15405243 y 0364-154602251.

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