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 • HISTORICO

Luján, pasión de multitudes

La ciudad de la Virgen siempre está en los planes de los más devotos y de quienes también buscan el sosiego




De acá no me muevo -dijeron sus ojos, al menos para quienes supieron mirarlos. Y así fue. Transcurría 1630 cuando las carretas que transportaban, entre otras cosas, dos imágenes de terracota de la Virgen se detuvieron en un paraje cercano al río Luján y ya no pudieron seguir su camino.
Luego de varios intentos, y por mucho que los bueyes tiraron, no lograron desplazarse. Finalmente, advirtieron que lo que impedía avanzar era sólo un paquete, de muy pequeñas proporciones. Grande fue la sorpresa cuando comprobaron que se trataba de la Virgen.
Un capricho, razones fundadas o un simple antojo pudieron haber sido los motivos de tan rotunda decisión. Sólo ella lo sabe.
Lo cierto es que después de tan largo viaje, procedente de Portugal, ése era el lugar que había elegido para quedarse.
Después de algunos avatares fue erigida la basílica de Nuestra Señora de Luján en homenaje a la Virgen. Se terminó de construir en 1935, luego de 45 años de trabajo.
A su alrededor fue creciendo la ciudad, que hoy, a pocos días de celebrarse Semana Santa, se prepara para recibir a todos, desde fervorosos católicos hasta ateos. Esa pequeña imagen no admite discriminaciones de ningún tipo.
Una recorrida permite apreciar que la adivinación convive con la fe; la religión con la astrología. Así lo atestiguan, por ejemplo, un puesto del horóscopo, frente a la plaza Belgrano, o las cotorras de la suerte Juanita y Margarita que el organillero promociona en la esquina de la basílica; incluso alguna gitana que se ofrece para adivinar el futuro.
Entre las cosas que se brindan al paso abundan los más variados recuerdos, en todos los tamaños y precios, desde 50 centavos en adelante.
La santería del templo y otras aledañas, puestos callejeros, vendedores ambulantes, colaboran para que nadie se quede con las ganas de comprar algo que lleve la imagen de la Virgen.

No todo es oración

En la basílica, una oficina promueve excursiones para visitar la construcción de estilo ojival, con sus patios, galerías y torres, o recorrer la cripta, donde se pueden apreciar diversas imágenes de María veneradas en el mundo.
Cerca de la basílica, está ubicado el Descanso del Peregrino, un patio amplio con mesas entre árboles y recovas; saliendo por Lezica y Torrezuri, una escalera conduce al Museo de la Virgen, en el que se exhiben ofrendas de los fieles por gracias obtenidas.
No muy lejos de allí, funciona el Complejo Museográfico Enrique Udaondo, integrado por el Museo Colonial e Histórico, el del Transporte y el del Automóvil, una alternativa turística.
La Porteña, primera locomotora que circuló por Buenos Aires; el Plus Ultra, que cruzó por primera vez el Atlántico en 1926; la casa en la que se alojó el virrey Sobremonte durante su huida, en ocasión de la Primera Invasión Inglesa..., están ahí, al alcance de los sentidos, como si el tiempo no hubiera pasado.

La cultura tiene su lugar

Pero no todo es historia, también el arte tiene su espacio ganado. En el Museo de Bellas Artes Fernán Félix de Amador, alrededor de 40 tallas en madera del artista argentino Jorge Casals ilustran escenas del Martín Fierro, de José Hernández.
Aunque la fama le haya llegado por ser un centro de peregrinación y el turismo religioso esté a la orden del día, Luján tiene otras atracciones.
La ciudad se puede apreciar desde el aire, en una aerosilla que cruza el río entre las copas de los árboles; por tierra, en vehículos que realizan un city tour por los lugares más importantes, o incluso a caballo, con los que ofrecen en alquiler en las proximidades del río. También se puede hacer un paseo por agua, en los catamaranes Nuestra Señora de Luján o Ciudad de la Fe, o en botes de pedal o remo, cuando se trata de optar por excursiones de otra clase.
Desde pasar un tranquilo día de picnic, a orillas del río, hasta elevar los niveles de adrenalina en la montaña rusa o asombrarse con los fenómenos extraños que ocurren en la casa encantada, donde se viola la ley de gravedad, forman parte del inventario de entretenimientos para los visitantes.
Sin olvidar los restaurantes, parrillas, los dos parques de diversiones, la feria artesanal bajo la recova del río y la sencillez y hospitalidad de su gente.
El Zoológico, claramente señalizado en la Autopista Oeste, permite observar los animales y hasta alimentar los ejemplares herbívoros. Pero si la idea es entrar en contacto con la vida natural, Huellas de la Naturaleza son palabras mayores.
Es un campo bioturístico ambiental de 10 hectáreas, a sólo dos minutos de Luján, en el camino a Carlos Keen.
En el lugar, se pueden practicar deportes, hay parrillas, confitería, juegos infantiles, lugares para acampar y cabañas, para que la gente pase un día de recreación al aire libre y aprenda a valorar la vida silvestre.
En Luján, todo se conjuga para demostrar que puede ser algo más que un simple sitio de paso. Al fin y al cabo, ésa fue la voluntad de María, allá por 1630.

Datos prácticos

Arte, religión e historia

  • La entrada al Museo Histórico Colonial, del Transporte y de la Virgen vale un peso; al del Automóvil, 2, y en el de Bellas Artes es libre. El precio de la visita a la cripta es de 2 pesos; a la Basílica, 3; combinada, 4.

Atracciones

  • Las fichas de los juegos en Argenpark y Parque Luján cuestan 1 peso, para los más chicos, y 1,50, los grandes. Una aerosilla cruza el río desde el Parque Luján, por 3 pesos.En Argenpark, la mesa, parrilla y lugar para el auto se consiguen por 7.
  • El alquiler de caballos cuesta 8 pesos la media hora. Los botes de remo o pedal, 5; el catamarán, 3; el zoológico, 5, y Huellas, 6.

Recomendaciones

Cómo llegar

  • Si el traslado es en auto desde Buenos Aires, deberán pagarse dos peajes de 1,50 peso en el Acceso Oeste. El colectivo 52 que sale de plaza Miserere o el 57, en plaza Italia, son otras alternativas para llegar a Luján.

Alojamiento

  • Funcionan varios hoteles y el precio de la habitación doble oscila entre 30 y 80 pesos. El Hoxon tiene piscina. El lugar para acampar asciende a 4 pesos aproximadamente, en El Triángulo (ruta 7, kilómetro 69,50), en el Automóvil Club Argentino (ruta 5, kilómetro 66) y en Huellas de la Naturaleza.

Para comer

  • En la casa de té Berlín el menú típico cuesta 12 pesos. En L´Eau Vive, abierto el domingo de Pascua al mediodía, 11. Un menú turístico en un restaurante cerca de la basílica cuesta alrededor de 7; las parrillas, 5, aproximadamente. Para los que desean hacer un picnic, hay numerosos recreos; el costo por parrilla, mesa y lugar para el auto asciende a 10 pesos.
María Fernanda Guerra

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