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 • HISTORICO

Montevideo, un misterio para resolver a pie

Desde el Mercado del Puerto, una amplia vuelta por las calles, los barrios y los parques de la capital más caminable de Sudamérica




El tradicional mercado, donde se inventó el medio y medio (vino blanco y espumante)

El tradicional mercado, donde se inventó el medio y medio (vino blanco y espumante) - Créditos: AFP

Oriundo de la Ciudad Vieja, con su entramado de edificios históricos, laberintos y conventillos escondidos, enfundado en un saco medio chingado y zapatos lustrados, El Boca toca la guitarra en el Mercado del Puerto de Montevideo junto con su compañero, El Ñato. Alto y canoso, cuando canta tangos y canciones uruguayas se le dibuja una sonrisa y le brillan los ojos. Los músicos ambulantes interpretan a Carlos Gardel, Julio Sosa, Jaime Roos, Alfredo Zitarrosa, Jorge Drexler, La Vela Puerca y No te va a Gustar indistintamente, a gusto del consumidor. "Si la sé, la toco; no soy celoso", aclara El Boca, risueño.
Los artistas circulan entre las mesas y mostradores gastados, cantan y le dan color al mercado. Es mediodía de sábado, momento ideal para conocer este sitio. "Cuando mejor se pone", dice el cantor. Las barras y restaurantes se abarrotan de locales y extranjeros, que llegan a comer y tomar, con el tum tum de los tambores y el danzar gustoso de las bailarinas de una pequeña escuela de zamba.
El edificio, con estructura de hierro forjado y apariencia de vieja estación de ferrocarril, se inauguró en 1868 por iniciativa del comerciante español Pedro Sáenz de Zumarán. Con piezas de fundición metálica traidas de Inglaterra, el predio cerrado de unos 3500 metros cuadrados se levantó con el objetivo de comercializar frutas, verduras y carnes en mejores condiciones de higiene. Se ubicó en un paraje conocido como el Baño de los Padres, junto a la costa norte de la bahía, entre las calles Piedras, Pérez Castellanos, la Rambla 25 de agosto de 1825 y Solís. Fue declarado Monumento Histórico en 1975.
Con el tiempo perdió comodidad a cuenta de las divisiones creadas para las parrilladas y otros negocios que no existían en sus orígenes. Hasta que se redefinió en el actual lugar de comidas, con sus barras y catorce locales gastronómicos. Muchos de ellos son parrillas que exhiben, como en una bacanal, una larga lista de achuras: chorizos, morcillas, chotos (intestino fino que envuelve al intestino grueso de cordero, cada vez más difícil de conseguir), mollejas, riñones, pamplonas de pollo o cerdo (arrollados rellenos con morrón, huevo, panceta y queso); vacío y asado de tira, entre otros cortes de carne.
Resulta más interesante sentarse en las barras que en las mesas dentro o fuera del mercado. La barra de Roldós es una de las más amplias y cómodas, con sus sándwiches frescos y riquísimos, como el olímpico (de miga, relleno de jamón, queso, tomate, lechuga, huevo y mayonesa). Imperdibles también sus miniaturas de pescado y el chivito uruguayo, hecho de lomo cortado finito a la plancha en pan tortuga con queso, panceta, lechuga y tomate. Para el chef Anthony Bourdain, la "filosofía hecha sándwich", porque es tan grande y con tantas cosas que un país que se permita mezclar todo eso sin culpas es un país con una filosofía distinta.
En Roldós surgió el famoso medio y medio, mezcla de vino blanco y espumante que hoy se vende envasada. La historia del local se remonta a los inicios del Mercado. Don Juan Roldós estableció un negocio de Ramos Generales y en 1930 su hijo, Juan Bautista, decidió transformar el almacén en bar.
Sentados en las barras y mesas del Mercado y sus alrededores se ven ejecutivos y no tanto, amigos entrañables, turistas, rubias o pelirrojas con pinta de gringas que se mueven apenas oyen los tambores, con ganas de bailar. El humo y el olor que despiden bandejas y parrillas enciende el hambre de todos los que circulan: viajeros, artesanos, pintores y algún malandra; todo tipo de gente llega a observar el entrevero, no todos se sientan a comer.
Otros lugares, comidas y tragos para no perderse del mercado son la famosa parrilla El Palenque, con sus cortes de carne, achuras y pulpo, como en Galicia; el Boliche del Moncho (sólo para beber) Lo de Verónica y las empanadas Carolina, bien grandes, generosas y de todas las variedades posibles. Las de carne, atún, Capresse o longaniza y queso son muy recomendables. El pequeño local bajo una escalera, fundado por Venancio Muñoz Brito en 1960, ganó tanta popularidad que actualmente sus empanadas se venden también por otros puntos de la ciudad.

Hacia la Rambla

Montevideo es una ciudad para caminar sin rumbo fijo con el ritmo de algún tambor de las murgas y el candombe, omnipresente en todos los barrios, especialmente los fines de semana.
La capital de la República Oriental del Uruguay es el Buenos Aires que tuvimos, al decir de Jorge Luis Borges: entre meláncólica y elegante, con bares de viejo y aire retro, parques, la Rambla y teatros como El Galpón. Creado en el 1949 por Atahualpa del Chiopo, cerrado durante la dictadura, presenta una cartelera alternativa y contrasta con el restaurado Teatro Solís, clásico de la ciudad, que ofrece visitas guiadas.
El autor de El Aleph, que conocía profundamente Montevideo por su abuelo paterno y su abuela materna de origen uruguayo - de hecho en La Banda Oriental transcurren algunos de sus mejores cuentos-, escribió en su mencionado poema: (Montevideo) eres el Buenos Aires que tuvimos,/ el que en los años se alejó quietamente./ Puerta falsa en el tiempo, tus calles miran el pasado más leve./ Claror de donde la mañana nos llega, sobre las dulces aguas turbias,/ antes de iluminar mi celosía tu bajo sol bienaventura tus quintas".
Caminar por la Rambla, que orilla el río -que acá llaman mar, de tan amplio-, y sus distintas playas: Pocitos, Carrasco, Buceo y un largo etcétera. Discurrir por la Avenida 18 de Julio y sus tres kilómetros desde la Plaza Independencia, en el centro, hasta el Bulevar Artigas. Deambular por sus interminables plazas como la José Pedro Varela, el parque José Enrique Rodó y sus juegos retro -para hundirse en el tiempo y volver al Italpark-, el parque Barofio, que muere en el Molino de Pérez o el Parque de los Aliados, ineludible para los amantes del fútbol porque allí se encuentra el Estadio Centenario.

Días de feria

Caminar por sus ferias: todo barrio tiene la suya, con puestos de productos frescos; frutas, verduras, quesos y fiambres de gran calidad a menor costo que en los almacenes, entre gritos de ¡manzanaaaaaas! y ¡papas blancaaaaas, señoooraaa, tengooooo!
Capítulo aparte, la Feria Tristán Narvaja tiene de todo. Abre sólo los domingos y conviene ir temprano, porque más tarde es difícil circular. Arranca en la calle homónima y Avenida Italia, sigue por varias cuadras y se bifurca: ocupa aproximadamente veinte manzanas. Hay locos, místicos y feriantes tradicionales con puestos de quesos, verduras, frutas, ropa vieja, zapatos, loros, peces, discos y hasta gallinas vivas: se pueden encontrar las cosas más insólitas.
Para luego cerrar el círculo y seguir caminando nuevamente por la peatonal Pérez Castellano, otra vez hasta el Mercado del Puerto, antes de su clausura, a las 5 o 6 de la tarde. Si los turistas y locales rezagados se demoran mucho en partir, un uniformado con cara de pocos amigos los invita a retirarse. Fin de fiesta.
Pero algunos no se resignan a volver a casa y siguen de gira en el café y bar El Perro Que Fuma, muy cerquita. Otros buscan un bar de viejo de los que resisten en busca de ese café que restablece. Los menos se van para Carrasco, detrás de otros aires y otros cafés, como el mítico Arocena o el Café Misterio.
Misterio de una ciudad que a algunos enamora y a otros espanta. Para seguir caminando y resbalar por su tarde, como Borges; dejar elegir a los pies, que siempre lo llevan camino del mar, como a Drexler. Y mirar hacia arriba todo el cielo, siempre de un solo color: celeste. Y que te regale un sol, volando por ahí, como en la canciones de No te va a Gustar y La Vela Puerca, otras bandas uruguayas para disfrutar.

Datos útiles

Dónde dormir
-Radisson Montevideo Victoria Plaza: frente a la Plaza Independencia, en el centro financiero y cultural de Montevideo, este hotel recientemente renovado ofrece 235 amplias habitaciones con vista al puerto, piscina semi-olímpica, cocina internacional, spa y casino. El restaurante Arcadia, en el piso 25, cuenta con una de las mejores vistas de la amplia bahía de la ciudad. El Bistró Victoria forma parte del lobby de la planta baja y el spa cuenta con una original pista de caminata cerrada de más de 100 metros. Plaza Independencia 759. www.radisson.com/montevideouy
Dónde comer
-Mercado del Puerto: en la Ciudad Vieja, entre las calles Piedras, Pérez Castellanos y la Rambla. Para almorzar, el mejor día es el sábado 8domingos, cerrado). Comer algún un sándwich típico con cerveza cuesta aproximadamente 20 dólares. www.mercadodelpuerto.com.uy
- Rara Avis: restaurante con alma de teatro, en el tradicional Teatro Solís. Visite la cava del subsuelo, donde también hay una barra. Buenos Aires 652. T: (598 2) 9150330. www.raraavis.com.uy
- Bar Arocena: en Carrasco, sus mesas exteriores invitan a disfrutar al sol. El interior conserva refugios donde se sentaba Eduardo Galeano a tomar café o comer los tradicionales chivitos, inolvidables. Se ven parroquianos que desayunan fuerte con sándwiches de pan marsellés y bondiola. Arocena 1534. T: (598 2) 600 0483.
- Bar Hispano: bar tradicional con buenas picadas de platitos diversos en el centro de la ciudad. Río Negro y San José. Tel.:(598 2) 900 4596.
- Café Misterio: ambiente amplio, cálido, con luces bajas y detalles modernos. Carta de comida internacional, sushi y pescados, con muy buenas picadas y tragos.
Costa Rica y Rivera. T: (598 2) 601 8765. www.cafemisterio.com.uy
- Café Brasilero: Ituzaingó 1447. T: (598 2) 9172035.
www.cafebrasilero.com.uy
- Restaurant El Palenque: Pérez Castellano 1579. Tel. (598 2) 917 0190/29154704
reservas@elpalenque.com.uy
Qué hacer
- Teatro El Galpón: Av. 18 de Julio 1618. Tel. (5982) 408 3366. www.teatroelgalpon.com.uy
- Teatro Solís: Buenos Aires 652, Tel. (5982) 1950 3323. www.teatrosolis.org.uy
- Feria Tristán Narvaja: los domingos, cuanto más temprano mejor. Ocupa unas 20 cuadras, a partir de la calle Tristán Narvaja, desde la Avenida 18 de Julio.

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