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 • HISTORICO

Regreso a los barrios -Nueva York

Con pasado proletario e industrial, Chelsea, el West Village y el Meatpacking District se desmarcan definitivamente como las zonas de Manhattan que imponen tendencias. Para caminarlas y conocerlas, una guía con quince imperdibles




Muy cerca del río Hudson, en la cara oeste de la isla de Manhattan, la zona que reúne Chelsea, Meatpacking District y West Village marca tendencia de lo que sucede en el resto de Nueva York y, desde allí, en el mundo. Los tres barrios están en pleno Downtown -aunque Chelsea podría considerarse sobre el final del Midtown-, y son sólo una parte de una zona siempre top donde están Nolita, SoHo, Little Italy, Chinatown... Como sea, ninguno marca tendencia como este power trío.
Sus calles no sólo son vecinas -y perfectas para caminar y sorprenderse con hallazgos en cada esquina-, sino que tienen un pasado en común, parte de la historia de la ciudad: puerto, muelles, fábricas, mataderos y frigoríficos. De eso quedan más que vestigios, porque los antiguos edificios se reciclaron respetando aquel linaje industrial que hoy se traduce en una estética un tanto trash sin perder ese característico aire bohemio que define a toda la zona y la reconvierte en un epicentro hipster, centro de lo más creativo y contemporáneo de la ciudad. Aquí, quince recomendaciones para tachar de la lista, probar y dejarse llevar por lo que vendrá.

CHELSEA

Es, desde sus inicios, una de las zonas que más transformaciones sufrieron. Hoy es un barrio que marca el pulso de la moda y lo que es novedad en la ciudad. Se extiende al oeste de Broadway sobre el Hudson, y entre las calles West 14th y la 30th. De ser una zona meramente portuaria e industrial, de depósitos y transporte a fines de 1700, migró a zona residencial en la primera parte de 1800, y ya posrevolución cubana recibió un gran número de inmigrantes, por lo que aún conserva cierto aire latino.
También durante aquella época gran parte de la comunidad gay eligió la zona y hoy la Avenida 8 sigue siendo parte de la movida. Desde los 90 es meca de galerías de arte y uno de los epicentros artísticos neoyorquinos. Por esto y más, mucho de lo que sucede, sucede primero en Chelsea.
1Chelsea Market, de fábrica de galletitas a mercado top. Es un mercado urbano, con cerca de 40 tiendas que ofrecen comida fresca y de estación, platos gourmet y delicatessen, pero se ve así desde hace menos de quince años, cuando todavía no recibía los actuales seis millones de visitantes. Antes, mucho antes -en 1890-, era la sede de fábrica de Nabisco donde se inventaron las famosas galletitas Oreo. Todavía conserva el espíritu fabril y se transformó en una verdadera meca gastronómica. Entre los destacados: un café con cupcakes en Amy's Bread, unos mariscos frescos en The Lobster Place, algún vinito del Nuevo Mundo en Chelsea Wine Vault, un brownie en Fat Witch Bakery, un plato de comida asiática o un buen cóctel en Buddakan. El dato extra, el resto de los pisos del edificio son oficinas, entre las que están Google, EMI y varias cadenas de televisión. Abierto todos los días, de 7 a 21, y domingo, de 8 a 20. www.chelseamarket.com
2 Chelsea Piers. Es parte de la historia de la zona y aunque poco queda de lo que originalmente fue -un muelle para barcos de lujo; era el destino del Titanic-, bien vale la pena la caminata por allí para desandar la historia. Hoy es un complejo deportivo, parte de la cadena CBS y también alberga la Chelsea Brewing Company, la única microcervecería de Manhattan. Este año celebra dos décadas de su gran transformación. www.chelseapiers.com
3 Art Gallery District. La zona se lleva el podio de la escena artística neoyorquina actual, con más de 350 galerías de arte y otros reductos creativos como el Rubin Museum y The Joyce Theater. Imposible recorrer todo, por eso entre algunas galerías recomendadas no faltan Elizabeth Dee, Petzel Gallery, Family Business, Julie Saul. Un buen mapa con la lista completa está en www.chelseagallerymap.com
4 Una cafetería, una bañera y un gin. Entre 1920 y 1930 se instauró la ley seca en Estados Unidos, que prohibía la venta y el consumo de alcohol. Hecha la ley, hecha la trampa: así nacieron los speakeasy, bares ocultos a los que se llegaba con datos secretos y se ingresaba sólo con contraseña, para poder beber a escondidas. La historia terminó delineando a ésta como la era dorada de la coctelería y la rodearon de un halo de misticismo que tiene su resurgir en estos tiempos, en bares que también se esconden creativamente, como The Bathtub Gin, detrás de una cafetería. Tiene una carta especializada en ginebra, una bañera en medio del salón que conserva la sofisticación de los 30, y jazz en vivo domingo y lunes por la noche. www.bathtubginnyc.com
5 Más que hotel, un objeto de deseo. El Dream Downtown no es un hotel tradicional. Su fachada metalizada se inspira en los barcos transatlánticos que alguna vez se vieron por el Hudson muy cerca de allí. Y como buen barco vigía, sus únicas ventanas son típicos ojos de buey. Adentro, un lobby con energía propia donde no faltan la música ni los cócteles a cualquier hora ni las obras de artistas jóvenes y muebles de diseño, sello de la marca. Al mirar hacia arriba se ve el fondo de la piscina, que es de cristal. En verano se puede ver a los huéspedes flotando literalmente sobre el techo del lobby. En línea con la moda de los bares en terrazas, el Dream Downtown alberga en su último piso uno de los más exclusivos, PH-D. www.dreamhotels.com
6 Hamburguesas, pero de las de verdad. Bareburger nació con el sueño de transformar la comida chatarra americana en un plato sano. ¿Cómo lo hicieron? Con una filosofía clara: pura carne de pastura, orgánica, de mercado justo. El primer local abrió en 2000 en Queens, pero ya tienen 23 y uno está en Chelsea. Hay que ir con hambre y pedir un combo completo, que se puede armar a gusto no sólo con carne de vaca, sino también de pato, pavo, búfalo y cerdo. www.bareburger.com

MEATPACKING DISTRICT

De la calle Gansevoort a la 14, y desde el río hasta la calle Hudson, todo es puro Meatpacking. Lo que a mediados de 1800 era una zona meramente industrial hoy es considerado el barrio más glamoroso del momento. Justamente, el encanto está en las huellas que quedaron y en lo que hoy aplica a la palabra glamour. De aquel entonces sobrevive el nombre y la esencia: entre sus calles adoquinadas se concentraban mataderos de animales y depósitos de fraccionamiento y empaquetamiento de carnes -hacia 1900 había más de 200-. Lo que entre los 70 y 80 fue zona peligrosa y reducto de la mafia neoyorquina, en los 90 empezó con un crecimiento que llega al día de hoy, cuando ese tejido industrial alberga restaurantes, museos, cafeterías, mercados, galerías de arte y mucha vida nocturna. En 2007 fue declarado patrimonio histórico y sus viejos edificios quedaron protegidos.
7The Gansevoort Market. Comenzó siendo el mercado a cielo abierto más grande en su época, de venta de productos de granja, lácteos y carnes, hacia 1887, sobre la calle que lleva el mismo nombre. Reabrió el año último como un verdadero templo gastronómico. Selección de alimentos locales y de estación, tienditas superestéticas con propuestas que van desde té en hebras, yogur griego y pizzas hasta boulangerie, café, verduras orgánicas, helados y más. Le compite en cierto modo a su vecino Chelsea Market, pero con personalidad propia. Son imperdibles los crêpes de nutella de Crepe Sucre -ver en vivo la preparación, que es una obra de arte-, el hot dog bun de Ed's Lobster, relleno de langostinos, y un bruffin -sándwich mezcla de muffin y brioche, dulce o salado- en The Bruffin, así como llevarse el platito elegido y disfrutarlo en el patio luminoso. www.gansmarket.com
8The High Line, desde el aire. Poco más de dos kilómetros a orillas del río Hudson, pero en las alturas, está el gran atractivo del Meatpacking District. El antiguo tendido de vías de ferrocarril, abandonadas desde los 80, se transformó y renació en un jardín flotante único, conocido como The High Line. Se empezó a remodelar en 2009 y la obra concluyó en 2014, aunque se inauguró en 2011, dando como resultado un ícono arquitectónico posindustrial que no pierde el espíritu original: mucho hierro, estructuras metálicas e incluso los rieles se fusionan a la perfección con la plataforma verde -o blanca, si es invierno-, que recubre este parque áereo. El recorrido se puede disfrutar desde arriba, haciendo paradas para mirar el paisaje -el Hudson de un lado; los edificios, las galerías de arte e instalaciones artísticas, del otro- desde las reposeras y los bancos estratégicamente dispuestos, o bien hacer escalas en los atractivos que hay en tierra firme: el Gansevoort o el Chelsea Market, los bares de la zona y las galerías de arte. www.thehighline.org
9Directo al cielo de la electrónica. Cielo es uno de los night clubs más famosos, a puro house y tecno, de Nueva York y del resto del mundo. Proyecto de un DJ residente de Pachá Ibiza, allí se dan cita músicos reconocidos de todas partes para tocar sus sets, todas las noches. Un lunes cualquiera puede transformarse en una fiesta de sábado con sólo traspasar la puerta. Queda en la 18 Little West 12th Street, y la agenda siempre actualizada está en www.cieloclub.com
10Muebles y objetos de diseño. Barrio ideal para buscar objetos de decoración innovadores y creativos, el Meatpacking tiene muchas tiendas de este tipo, como Arhaus, con selección especial que incluye candelarios góticos, enormes mesas labradas, alfombras y otros objetos, muchos de una sola pieza (www.arhaus.com). Muy diferente, Vitra (www.vitra.com) apunta a la deco bien contemporánea y ofrece sillas de colores, mesas y almohadones que son piezas de museo, como el sofá Isamu Noguchi. En Hudson Furniture (hudsonfurnitureinc.com) se pueden encontrar opciones más rústicas, como mesas y bancos de madera reciclada.

WEST VILLAGE

Vecino del Meatpacking, hacia el sur, hasta la calle Houston, y delimitado al este entre la 6 y la 7 -donde se transforma en Greenwich Village-, el West Village es una de las partes más bohemias del oeste de la ciudad. Fue cuna de artistas en los 60 y hoy es zona residencial -hasta Carrie Bradshaw, el personaje de Sarah Jessica Parker, vivía en esta zona, en 66 Perry St-, pero aún mantiene intacto el estilo histórico, con sus veredas angostas y las calles que van en sentido distinto al del resto del trazado de Manhattan.
11Employees Only. El cartel luminoso en la puerta dice Psychic. No miente: hay una adivina que predice la suerte por 25 dólares. Pero no es lo único. Unos pasos más y en línea con los bares ocultos de la década del 20 espera la barra. Entre la decoración exquisita, art déco, las estrellas absolutas son los bartenders, de rigurosa chaqueta blanca, al estilo de los farmacéuticos de época, que mezclan, revuelven y baten a una velocidad inimaginable. Puesto número cinco entre los cincuenta mejores bares del mundo, Employees Only tiene grandes profesionales del rubro y excelente coctelería. La carta es amplia, pero es pecado irse sin probar el Manhattan de la casa. www.employeesonlynyc.com
12El barrio según Mark Jacobs. El famoso diseñador tiene un multiespacio para todos sus fans en el West Village. Allí se pueden encontrar las tiendas de mujer, hombre, niños, accesorios y belleza. El imperdible es Bookmarc NY, la librería cool con títulos creativos, libros de arte contemporáneo y discos. www.marcjacobs.com
13Bleecker Street. A principios de 1800, esta calle daba a la granja de la familia Bleecker, que después donó gran parte de esa tierra a la ciudad. Pero de la época en la que pasaban por allí carros tirados por caballos quedaron el nombre de sus primeros dueños, las calles adoquinadas y cierto aire aristocrático que la hace inconfundible. Cuna de talentos -Alicia Keys vivió allí y Robert De Niro creció sobre esta calle-, Bleecker Street también fue escenario de películas y series y novelas, y hoy está llena de tiendas de moda, restaurantes y bares, y hay que caminarla completa, desde la 6 hasta donde se cruza con Hudson St.
14Los cupcakes más famosos del mundo. Elegidos por Carrie y Amanda de la famosa serie Sex and the City, el templo de los cupcakes está en la pequeña tienda de Bleecker Street, donde nació Magnolia Bakery, en 1996. Después del éxito televisivo estalló en sucursales -hay cinco en todo NYC, además de en otras ciudades de Estados Unidos y rincones del mundo impensados, como Abu Dhabi o Kuwait-, pero el elegido por las amigas más famosas de Nueva York es el de Bleecker Street. www.magnoliabakery.com
15 El dim sum más buscado. De costumbre en la cocina china pasó a estar de moda. El dim sum se compone de varios pequeños platos -entre ellos, bollos al vapor, fritos, dumplings y bocados varios-, y el número uno de West Village está en RedFarm, de la mano del dim sum master Joe Ng, que le da su toque moderno a la gastronomía asiática. No hay que irse sin probar los Pac-Man dumplings y los spring-roll de hongos. En la 529 Hudson Street. www.redfarmnyc.com

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