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 • HISTORICO

Reposo imperial en las colinas chinas

Lujosos salones, templos y jardines espectaculares en la antigua residencia veraniega de Chengde




PEKIN (The New York Times).- En otoño, Chengde tiene el color amarronado y rojizo de las hojas de los arces. La tierra es ocre oscuro y los maizales, dorados. Todo un paisaje que la dinastía Quing supo disfrutar. Chengde, unos 250 kilómetros al noroeste de Pekín, era el lugar de veraneo de los emperadores chinos.
Como Xianfeng, que viajó por la zona en 1860. Xianfeng era un emperador débil, más interesado en disfrutar de los placeres de su cargo que en gobernar, pero de nacimiento llevaba el derecho de regir los destinos de China y, para los chinos, el mundo. Cuando el primer embajador británico en China, Lord Macartney, llegó a los palacios de Chengde en 1793, el emperador lo recibió con gran cordialidad, pero luego lo envió de regreso rápidamente a su país. Medio siglo después, Xianfeng había huido.
El viaje de Pekín a Chengde es de cuatro horas. Después de un rato, la ciudad cede espacio a una suave campiña y después a colinas secas cubiertas de pinos, álamos y arces. De tanto en tanto, aparece una sección de la Gran Muralla -en realidad, muchas murallas construidas a lo largo de 19 siglos- por detrás de un recodo del camino o en lo alto de un morro distante, y es fácil soñar con los viajeros imperiales mientras se recorren pequeñas aldeas con casas tradicionales de ladrillos grises.

Piedra y madera

Chengde era una aldea más hasta fines del siglo XVII, cuando el emperador Kangxi, de la dinastía Qing, se encontró con el lugar en un viaje de caza. Las colinas ondulantes a lo largo del río Wuli lo entusiasmaron y lo llevaron a construir un retiro de verano conocido ahora como el Chengde Mountain Resort (el resort de la montaña), una colección de estructuras de piedra y madera abiertas al público como museo y parque, donde satisfacía su pasión por la caza, la equitación y las largas caminatas.
La construcción de los primeros palacios comenzó en 1703 y, después de una década, había 600 hectáreas con salones ornamentados, templos, pagodas y jardines espectaculares, cercadas por una muralla de 10 km de largo.
Para fines del siglo XVIII, cuando Chengde alcanzó su apogeo, abarcaba un centenar de construcciones imperiales. Además de los cuartos lujosos para los emperadores y su corte, los grandes palacios y templos se completaron para albergar a los dignatarios extranjeros e impresionarlos con la grandeza del imperio chino.
El edificio más grande de todos es el Templo Putuozongcheng, también llamado Pequeño Palacio Potala. La estructura de piedra, construida en 1771, es una réplica del Palacio de Potala en Lhasa y posee más de sesenta salones y terrazas. Los turistas que no hallan tiempo o energía para volar al Tíbet pueden tener una noción de cómo es el enorme edificio marrón y blanco con grandes ventanas cuadradas. Los visitantes son bienvenidos, pero se les pide que no tomen fotografías. El itinerario sigue en el Templo de la Felicidad Universal, un monasterio tántrico que se dice que fue construido en 1766 para un oficial mongol, un budista llamado Bulu Ke.
En el interior del primer salón, un guía describe cómo los peregrinos rezan a veces frente a tres estatuas gigantes de oro. Una de ellas, dijo, otorga riqueza y otra cura enfermedades; pero la más importante es la de Siddharta Gautama (Shakyamuni para los chinos), el fundador del budismo en el siglo VI a.C.
Parte del atractivo de Chengde es que ofrece un buen panorama de la diversidad de paisajes y tradiciones culturales de China en un solo lugar.
Además del Pequeño Potala, hay jardines que se asemejan a los de las ciudades de Suzhou y Hangzhou, y una campiña con yurts mongoles donde el emperador Qianlong recibía a los dignatarios. Hay además una Gran Muralla en miniatura.
El último destino es el Templo de la Paz Universal, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En la primera sala se ven estatuas gigantes de Budas sonrientes, estelas cubiertas de hermosos caracteres chinos, gruesas paredes rojas. Pero en la parte de atrás del monasterio está el tesoro de Chengde: una estatua de madera de 23 metros de altura de Guanyin. Guanyin, la Diosa de la Piedad, es la santa más popular de China, y las estatuas están muchas veces adornadas. Pero esta estatua es impactante: tiene 42 brazos. Como en la mayor parte de la China imperial, los recursos y la persistencia crearon una obra de arte de extraordinaria grandeza.
(Traducción Andrea Arko)

A salvo de la Revolución Cultural

La arquitectura de Chengde sobrevivió en gran parte la destrucción de la Revolución Cultural y los edificios están muy bien conservados. Muchas de las estructuras albergan pequeñas colecciones de objetos imperiales. Hay recipientes de porcelana fina, joyas de jade y prendas de vestir con espléndidos bordados, todo esto indica la vida de opulencia que llevaban los dirigentes de la dinastía Qing.
El palacio en sí ocupa sólo una pequeña porción del parque de 600 hectáreas, que es el doble del Palacio de Verano de Pekín. Comenzamos en el Palacio Frontal, en varias salas pequeñas pero fantásticamente amobladas, construidas con una madera dura y aromática llamada nanmu, en las que los emperadores vivían y trabajaban.
Pasando unos enormes leones de bronce hay salas repletas de muebles y ornamentos -pinceles de tinta tradicionales, biombos de seda fina y matamoscas ornamentados.
En otro salón hay una lista de los animales que Kangxi mataba cuando iba de caza en Mountain Resort. Según la declaración, mató 135 osos, 93 jabalíes, 14 lobos y 318 ciervos. Una pintura colgada junto al antiguo pergamino mostraba cómo lograba esas cifras espectaculares: Kangxi y varios asistentes se ponían de pie con sus rifles en medio de un claro mientras centenares de soldados merodeaban los bosques para hacer salir a sus presas.
El parque donde cazaba Kangxi se puede recorrer de varias maneras: por senderos peatonales; en bote de remos por una serie de lagos y canales que se comunican entre sí, o en pequeños pero cómodos ómnibus, que llevan a los turistas a pagodas en las colinas cercanas.

Datos útiles

Cómo llegar

En avión US$ 1800
Hasta Pekín, de ida y vuelta, con tasas e impuestos. Hay servicios de trenes que operan a diario entre Pekín y Chengde. El viaje de cuatro horas cuesta alrededor de 5 dólares.

Alojamiento

Hotel Lolo: 75 dólares la noche.
Hotel Mountain Villa: habitaciones desde 20 dólares.

Restaurantes

En Chengde se comen excelentes castañas, hongos y platos de arroz como el fengjia dangao, por menos de 1 dólar. Una cena para dos cuesta 10 dólares.

En Internet

Craig Simons

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