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 • HISTORICO

Verdon: el otro Gran Cañón, en Francia

Menos conocidas que la maravilla del Colorado, las Gargantas del Verdon se extienden por más de 30 kilómetros con profundidades de hasta 700 metros




En la Costa Azul, a 100 kilómetros de Niza o Cannes, las Gargantas de Verdon

En la Costa Azul, a 100 kilómetros de Niza o Cannes, las Gargantas de Verdon - Créditos: Shutterstock

Si al paisaje se le quitara el sonido de las chicharras y esos autos que cada tanto cruzan por los caminos, uno podría creer que desde el mirador de Bauduen contempla una pintura. Un cuadro de dimensiones que exceden la pared de cualquier living, con una naturaleza que varía entre acantilados, picos como el Mourre de Charrier con 1930 metros de altura, y el color intenso de sus lagos: Castillón, Esparron, Quinson y Sainte Croix, el más grande de los cuatro que hace inevitable la parada en este mirador.
Con 33 kilómetros de largo y profundidades que llegan a los 700 metros, se considera a Verdon como la garganta más famosa de Europa. Al sur de Francia , entre los Alpes y el Mediterráneo, queda a poco más de 100 kilómetros de Niza o Cannes en un área protegida desde 1990 y declarada Parque Natural Regional en 1997.
Verdon es el parque, es el río que talló al cañón, y son los tonos de la naturaleza que resaltan en el paisaje. Las profundidades del agua respetan la misma paleta y suman el turquesa de los lagos, que por momentos se ve celeste como helado de crema de cielo. El Gran Cañón o las Gargantas del Verdon son dos maneras de llamar a este lugar. Para evitar confusiones es bueno saber que donde se lea uno u otro, se habla sobre lo mismo.

Abierto todo el año

No tiene horario de apertura y cierre, no se paga entrada, ni hay un acceso definido por barreras o un cartel sobre una arcada que diga Bienvenidos. Al Gran Cañón del Verdon se llega desde la Costa Azul por la vía D952, sin reducir la marcha, aunque durante el recorrido den ganas de parar cada 100 metros a contemplar las vistas. Porque lo cierto es que no importa si hay diez o quince puntos panorámicos, todo el trayecto es un gran mirador.
De todas formas, conviene llevar ubicados en un mapa algunos lugares que no habría que pasar por alto en el asombro del momento. Si bien las carreteras son seguras y aptas para los que sufren de vértigo, tampoco es cuestión de pegar frenazos y tirarse del auto. Entre los nombres a apuntar debería estar Point Sublime, un mirador de piedra y dos barandas hacia el abismo, que como su nombre bien describe impacta; y las orillas con arenas más amplias en playa De Galetas y Les Salles Sur-Verdon. El resto es entregarse al paseo.

Área protegida

El río al cañón, con su color de agua esmeralda

El río al cañón, con su color de agua esmeralda - Créditos: Shutterstock

Sophie trabaja en la oficina de turismo. Mientras separa los folletos con información sobre las rutas y actividades que ofrece el parque, explica que hay cinco diques que interrumpen el cauce del río y forman los lagos. Sí, esos lagos que parecen pintados son artificiales. En un español afrancesado advierte que sólo se permite el uso de botes con pedal, remo o eléctricos, para evitar la contaminación, y comenta: "Con un promedio de 800.000 visitantes al año, es necesario preservar el área".
La historia de este paisaje tiene millones de años de una transformación natural que comenzó en el período triásico, y un toque final que le dio la intervención del hombre con la construcción de represas para abastecer de agua potable a la región. De punta a punta, el río Verdon recorre 165 kilómetros. Nace cerca del pico Allos, en el macizo de Trois Eveches, y desemboca en el río Durance. La obra más importante que lo interrumpe es la del dique de Sainte Croix, un proyecto que en 1973 ahogó la historia de Les Salles Sur-Verdon, el pueblo tuvo que mudar sus casas y habitantes a una orilla cercana donde se encuentra hoy.
A la altura de Sainte Croix du Verdon y al costado del camino D111 hay una fila de autos estacionados sin gente alrededor. No hay playas a la vista, pero esos autos deschaban cualquier acceso por más secreto que sea. En el ambiente ya se oye el sonido ensordecedor de las chicharras, y entre una vegetación tupida que tapa el paisaje aparece una pareja con sombreros de paja y ropa playera. A medida que se baja por los escalones que forman las raíces expuestas de los árboles, se empieza a ver el color esmeralda del agua que contrasta con la arena clara.
Al cañón se lo puede escalar, navegar o recorrer sobre ruedas. Las rutas son varias y se ajustan a cada gusto. Si la idea es recorrerlo en auto hay un circuito de 130 kilómetros, que une las localidades de Moustiers y Castellane, y aunque parezca breve toma 4 horas. Si se elige el senderismo hay vías señalizadas, que varían entre 5 y 14 kilómetros, con diferentes niveles de dificultad. Para quienes prefieran las actividades acuáticas, en las playas de Galetas, Les Salles Sur -Verdon o Quinson alquilan botes eléctricos, a pedal y canoas.

El centro de las cerámicas

La desembocadura del río en el verano

La desembocadura del río en el verano - Créditos: Shutterstock

Al momento de planificar una visita al cañón se puede elegir entre pasar una tarde y quedarse con ganas de volver, o tomarse unos días y hospedarse en los pueblos Valensole, Riez, Bauduen y Castellane. El caso de Moustiers Sainte Marie, un poblado al pie de una grieta del acantilado, cuenta con un plus. A parte de su oferta variada de restaurantes y hoteles, es la capital mundial de la cerámica.
Las veredas son tan angostas que resulta difícil mantener el equilibrio sin bajar al pavimento, más aún cuando hay que compartir espacio con los negocios que exponen sus productos a la calle. Aceites de oliva, aromatizadores de lavanda, jabones de miel, macetas y una serie de artesanías en cerámica decoran, y se ofrecen, por las calles. Cada tanto un bar, una pizzería, un puente o una cascada interrumpen el paseo comercial rodeado de flores, de turistas, de señoras que van a hacer las compras y se paran a hablar sin prisa, al ritmo de pueblo.
Leer un menú por esta zona es comprobar la influencia de la producción local en la gastronomía. Para probar lo típico, a parte de las miles de combinaciones de crepes, hay que pedir pizza con queso de cabra y helado de lavanda. Por avenue de Lérins, rue de la Diane, o cualquiera de esas callecitas que se enredan por caminos donde no entran autos, todas las opciones de barcitos no decepcionan.
El arte de la cerámica se instaló en Moustiers Sainte Marie en la Edad Media, pero se afianzó en 1927 gracias a la promoción del artista Marcel Provence. La historia completa se puede visitar en el Musée de la Faïence. Si se quiere ir más allá y conocer los secretos de esta artesanía, hay cerca de veinte cursos para elegir y poner manos a la obra. Al negocio del museo se le suma una fila de tiendas que venden jarrones, ceniceros, utensilios para la cocina, y platos de diferente tamaño. Es fácil marearse con tantos diseños a la hora de elegir uno. Flores naranjas con un fondo blanco, pájaros negros, o los acantilados grises pintados a mano con el lago Sainte Croix en su inconfundible celeste verdón.

Datos útiles

Cómo llegar

Está en la Costa Azul, a 100 km de Niza, entre los Alpes y el Mediterráneo.

Recomendaciones

Durante el paseo hay que prestar atención a las variaciones del nivel del agua. Hay sectores, como las orillas de Rougon, con advertencias de no nadar por peligro a posibles corrientes subterráneas. Está prohibido prender fuego dentro del parque (esto incluye fumar), la multa por incumplimiento es de 135 euros. Para acampar se debe hacer en las áreas reguladas, no se permite en las orillas ni dentro de la garganta. Siempre conviene chequear el pronóstico del tiempo y tener en cuenta que no se puede fiar de un cielo despejado porque el clima de montaña puede cambiar rápidamente.

Qué llevar

Apuntar en lista de equipaje: zapatos aptos para superficies rocosas, botellas con agua, sombrero, lentes de sol, protección solar, y una bolsa para juntar residuos.

Qué hacer

En Moustiers Sainte Marie se organizan varios mercados callejeros. Por tradición, todos los viernes del año a la mañana abre uno en la Place Montelupo. También hay aperturas especiales desde que asoma el verano europeo, como el mercado de los granjeros, entre mitad de junio y mediados de septiembre, los domingos a la tarde en Rond Point de Saint Jean; o el mercado de los sabores que se organiza en el mismo lugar una vez al mes desde abril hasta septiembre.
El Musée de la Faïence abre todos los días excepto los martes. En noviembre, diciembre, febrero y marzo de 10 a 12.30 y de 14 a 17. Desde abril hasta junio, septiembre y octubre se extiende una hora más; y durante julio y agosto está abierto hasta las 19. Permanece cerrado desde el 1° de enero hasta el 5 de febrero. Bondil y Lallier Moustiers son algunos de los talleres donde se puede tomar clase de cerámica que incluyen creación y decoración.

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