¿Cuál es la causa de la violencia de género?
Cualquier mujer puede ser víctima de violencia de género y no existe una única causa, sino factores de riesgo que las ponen en situación de mayor vulnerabilidad y desventaja
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Todas las mujeres pueden ser víctimas de violencias. No solo no distingue por condición socioeconómica o educativa, sino que puede darse en cualquier momento de su vida. “La violencia de género se trata de una problemática compleja y multidireccional, por eso más que de causas hablamos de factores de riesgo”, enfatiza Alejandra Vázquez, psicóloga, especialista en violencia familiar e integrante de Surcos Asociación Civil. La especialista explica que las violencias contra la mujer están determinadas por factores socioculturales, políticos, institucionales y familiares, que provienen de los diferentes entornos, desde el contexto sociocultural hasta el contexto intrafamiliar.
Respecto a los orígenes de las violencias de género, Vázquez explica que tienen sus raíces en el seno de una sociedad y una cultura patriarcal. “Entendemos al patriarcado como una forma de organización social, política, económica e ideológica, que está basada en la dominación, en la supremacía y en el poder de lo masculino sobre lo femenino”, detalla la psicóloga.
Para Vázquez, cuando hablamos de las violencias de género en un sentido más estructural, nos referimos a todas las formas en las cuales se intenta perpetuar este sistema de jerarquía impuesto por la sociedad patriarcal donde los hombres son los que toman decisiones y detentan el poder, donde la autoridad es “el padre” y la mujer queda relegada a las tareas de cuidado. “Vivimos en una sociedad que le atribuyó el trabajo reproductivo o del cuidado a las mujeres y el trabajo para la producción de los medios de vida a los hombres”, explica.
En esta línea, la profesional aclara que todas las sociedades construyen modelos arraigados de lo que significa ser varón y ser mujer que se reproducen. “Estos modelos son enseñados a través de la socialización genérica en las escuelas o transmitidos en los medios de comunicación, y se toman como naturales sin ser cuestionados, fomentando los estereotipos de género”, agrega.
Vázquez explica que si bien hoy en día las mujeres trabajan fuera de sus casas y no están relegadas exclusivamente al ámbito doméstico, en muchos casos siguen siendo las responsables de las tareas de crianza y de la escolaridad de los niños y de las niñas, mientras que los hombres se ubican en el lugar de “ayudante” cuando la responsabilidad debería ser de ambos. “El patriarcado ha cambiado sus ropajes pero no su estructura”, sintetiza.
También la heteronormatividad, es decir, la imposición de la heterosexualidad como norma obligatoria, es otro factor que mantiene y refuerza la desigualdad de género. “Este sistema de creencias sostiene que las relaciones sexoafectivas solo son posibles entre personas de diferente sexo y le asigna al varón y a la mujer roles determinados, donde predomina la autoridad del varón y de lo masculino por sobre la mujer y lo femenino”, detalla Vázquez. De ahí que cuando nos referimos a las violencias basadas en género, no solamente hablamos de las violencias hacia las mujeres, sino también hacia el colectivo LGTBIQA+ y las diversidades.
En la misma línea, Andrés Arbit, cofundador de la agrupación Privilegiados, explicó en una entrevista reciente con LA NACIÓN cuáles son esos roles que se le asignan a los hombres y cómo terminan siendo funcionales a la violencia. “Los varones tenemos que ser heterosexuales, tenemos que ser cisgénero, tenemos que ser proveedores, protectores, valientes, fuertes, hipersexuados. Te tiene que gustar el fútbol, tenés que ser exitoso, saber hacer asado, saber prender el fuego y que te aplaudan en el asado porque cocinás una vez por mes. Tenemos toda esa carga en la espalda y cuando no podemos responder como se espera, empezamos a generar frustraciones. Y en los varones la frustración, muchas veces, sale en forma de violencia contra niños, niñas, mujeres, varones de la diversidad y también contra los varones que sentimos que están por debajo nuestro en la corporación masculina”, explica el realizador audiovisual.
Por eso, una de las principales herramientas de prevención de la violencia están en trabajar este cambio de mirada, indagar en las nuevas masculinidades, ir desterrando la idea de que “ser varón” o “ser mujer” implican necesariamente encarnar determinadas posiciones o comportarse, pensar y sentir de determinada manera. Teniendo en cuenta que el machismo y la violencia son conductas que se aprenden de modelos familiares, sociales y culturales, cada vez más especialistas y organizaciones señalan la importancia de comenzar a educar y prevenir desde la infancia y la adolescencia.
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