Agustín Rossi y una noche consagratoria para dejar en claro que no es solo un atajapenales

Muy bien 10. Felicitado. La actuación de Agustín Rossi fue suprema. Soberbia. Extraordinaria. El arquero de Boca fue la gran figura del Superclásico. La persona por la que todo River se fue cabizbajo, insultando al árbitro Darío Herrera, de correcta actuación, y al aire.

Esa misma impotencia fue la que derivó en peligrosos acontecimientos, cuando decenas de proyectiles le impidieron al propio guardavalla, y a varios de sus compañeros, poder ingresar al túnel rumbo al vestuario tras el triunfo.

En el Monumental, Rossi dejó bien en claro que no es solo un ataja penales, como quisieron simplificarle sus méritos por la evidente lucidez ante cada remate desde los 12 pasos que lo erigieron como un especialista.

No. Rossi demostró ser un arquero completo. Y lo demostró ante el rival y en el escenario ideales. Sacó todo: dos mano a mano ante Julián Álvarez, un tiro libre peligroso de Quintero, un cabezazo esquinado sobre su palo derecho, y la mejor de todas: el cabezazo bombeado de Palavecino, casi sobre la hora.

El hombre estiró toda su humanidad para evitar el 1 a 1 con la punta de sus dedos. El “Uhhhh” de todo el estadio mezcló impotencia con resignación. Desde mucho antes del pitazo final se sabía que anoche Rossi le bajó la persiana a su arco.

También se mostró sobrio y seguro en el juego con los pies, ofreciéndole a sus compañeros una opción válida de pase para una salida limpia desde el fondo.

Es curioso. En la previa del Superclásico River divulgó en sus redes sociales un video muy emotivo, honrando la memoria de Amadeo Carrizo, el gran Maestro de todos los arqueros argentinos. El hombre de la boina y la sonrisa bonachona falleció el 20 de marzo de 2020, en plena pandemia. Con la pelota, y el mundo, detenidos, no tuvo la despedida que merecía. Anoche, Rossi le hizo el mejor homenaje posible al gran Amadeo. Más allá de que fue con la ropa rival, su tarea fue perfecta. El aura del Maestro se apropió de él.

Hubo algo más que seguramente sentirá como un triunfo personal. En octubre de 2021, el arquero de Boca fue señalado como el máximo responsable de los goles de Julián Álvarez. Sobre todo por una resistencia endeble ante el remate del goleador, desde lejos pero demasiado al medio, que se convirtió en el 1 a 0. Pues anoche saldó esa deuda. Sin dudas.

“Más alla del partido que hice, todo el equipo hizo un esfuerzo muy grande. Yo aporto desde mi lugar. Nos propusimos hacer este partido y estoy contento por cómo se dio”, declaró Rossi, después de la victoria azul y oro en suelo riverplatense.

En relación al cabezazo bombeado de Palavecino agregó: “La última pelota fue la más difícil por el momento en que dio”. Luego, el arquero xeneize destacó: “Somos Boca. Más allá de River, todos los equipos se preocupan por Boca. Eso se demuestra a lo largo del torneo. El triunfo es para el hincha de Boca”. Por último, valoró a su entrenador: “Sebastián (por Battaglia) siempre nos intentó inculcar un estilo, siempre lo intentamos, aunque no se dieron algunos resultados”.

No es algo aislado. Su perfeccionamiento viene siendo continuo, más allá de esa supuesta “facilidad” para atajar penales (por esa vía Boca se consagró campeón de la última Copa Argentina, ante Talleres). Y a sus atajadas determinantes le sumó algo crucial: fue imbatible en el juego aéreo. Cuando debía atenazar la pelota, lo hizo. Y cuando la jugada obligaba a pegarle el puñetazo y alejar el baló del área, no dudó.

Si algún integrante del cuerpo técnico del seleccionado argentino presenció el Superclásico de anoche, no sería descabellado que el nombre de Agustín Rossi aparezca en los citados del fútbol local, rumbo a la doble fecha de Eliminatorias.

Si en el equipo albiceleste deben estar los que mejor están, el arquero de Boca lo viene ratificando hace tiempo, y ante River redondeó una tarea consagratoria.

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