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El Arsenal de Arteta va a la caza de Europa: la revolución de un equipo que eclipsa la Premier League y es todo un misterio
El popular equipo de Londres se cita con el poderoso conjunto alemán, por los cuartos de final de la Champions League
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Mikel Arteta Amatriain tiene 42 años y una vida entera con el fútbol. Serio (se ríe poco, verdaderamente, al menos en público), formal, cabello con gomina. Poca ropa deportiva: mucha indumentaria de monótono empleado administrativo, zapatos negros y lustrados. Grita, gesticula, mueve las manos enérgicamente. Nació en Guipúzcoa, una de las tres provincias que forman la comunidad autónoma del País Vasco. Un cabeza dura. Tanto, que lo estuvieron por despedir tres veces (tres veces hubo acuerdo casi total para su destitución en el Arsenal huérfano de títulos, lejos de la era romántica de Arsène Wenger) y se salió con la suya. Se quedó, permanece, con un estilo camaleónico: nada es lo que parece.
Discípulo rebelde de Pep Guardiola, asumió en diciembre de 2019 en el fogoso club del norte de Londres, el mismo en el que actuó los últimos cinco años de su carrera. Una FA Cup y dos Community Shield tienen sabor a poco, aunque la entidad no suele brillar en sus vitrinas: nunca ganó la Champions League, tampoco la Europa League. Arteta lo sabe, mientras construye un equipo indescifrable, que es el líder de la Premier League (con 71 puntos, la misma cantidad que Liverpool) y se cita este martes con Bayern Munich, un gigante de capa caída, gran campeón europeo.
El campeón defensor, Manchester City, visita a Real Madrid, el equipo con más títulos del torneo, y el camaleónico Arsenal recibe al elenco germano, en los duelos que este martes marcarán el prólogo de los cuartos de final de la Champions League.
Mikel piensa en responder “colectivamente” a la amenaza que representa Harry Kane, un goleador del que desconfía tanto “como de los otros diez” jugadores, expresó este lunes el entrenador de Arsenal. “Conocemos las cualidades individuales de esos jugadores, y de él en particular. Lo mejor que se puede hacer es intentar lo que venimos haciendo de forma colectiva”. El emblemático antiguo goleador del Tottenham se enfrenta a un Arsenal ante el que ya dejó su huella en el pasado en el derby del norte de Londres, del que posee el récord de goles (14 en 17 partidos de Premier League).
El español es un entrenador que no tiene ideología. O, en todo caso, hace lo que considera que debe hacer: si hay que atacar, ataca. Si hay que defender, defiende. Pasa de la audacia al catenaccio casi sin solución de continuidad. Un caso extraordinario: está al servicio de la causa del triunfo. Ganar, ganar, ganar. Lidera la Premier contra los millones de Liverpool y Manchester City con 22 triunfos (nadie ganó tanto), 75 goles a favor (nadie marcó tanto) y... 24 goles sufridos (nadie padeció tan poco).
Los dibujos tácticos varían sin solución de continuidad. Ahora, se respalda en un 4-3-3, pero hasta llegó a defenderse con seis jugadores (la mayoría, defensores de pura cepa). El 1° de abril pasado, se enfrentó con su mentor, en el Etihad Stadium. El 0 a 0 simbolizó un choque de estilos. Arsenal, el elenco que desprecia las etiquetas, se agrupó defensivamente y trató de salir de contraataque. Como Guardiola es uno de los referentes mundiales del juego ofensivo y estético (aunque es uno de los que también le da valor a las tácticas defensivas y a la pelota parada) alguien le preguntó luego del partido cuál era la fórmula para jugar contra equipos que, como Arsenal, se meten atrás, achican espacios cerca de su arquero.
La respuesta fue risueña, casi que sirvió para descontracturar a un Pep que siempre vive los encuentros con intensidad: “¿Matar a alguien, tal vez? O jugar con nueve... Tenés que ser paciente, jugar con precisión. Ellos defendieron muy bien, acumularon gente y lo hicieron bien en el partido. Es difícil jugar contra equipos con bloque bajo. Son un gran equipo con un gran entrenador. Estoy satisfecho con lo que hizo el City, hay que darle crédito al Arsenal por lo bueno que hizo en el encuentro”.
Arteta no pierde el tiempo entre buenos y malos. Es todo eso... y no es nada de eso, al mismo tiempo. “Estamos disfrutando el momento porque aquí es donde queremos estar. Estamos en una muy buena posición en las dos competiciones. Tenemos un reto muy grande delante nuestro, contra uno de los equipos más exitosos en Europa. Es el obstáculo que tenemos que superar y tenemos muchas ganas de ir por ello. Nos preparamos bien y ahora tenemos que poner nuestro juego donde queremos. Si lo conseguimos, tendremos una oportunidad de ganar”, cuenta, este lunes, antes del gran espectáculo en Londres.
Los datos son demoledores. Los Gunners perdieron los últimos tres partidos europeos contra el Bayern por el mismo resultado, un enorme 5-1, y tienen una marca de siete derrotas, dos empates y tres victorias contra el conjunto bávaro en la competencia. “Eso es historia. Cuando mirás la historia de la competición, es algo que está claro”, se defiende el DT del club en el que brilló Thierry Henry y que solo alcanzó una final: en 2006, perdió con Barcelona por 2 a 1.
Es, además, el conjunto de los brasileños, los Gabrieles: Gabriel Magalhães en la defensa (una suerte de Kaiser, personalidad y voz de mando), Gabriel Jesús (con sus días y sus noches) y Gabriel Martinelli (una grata revelación). El francés William Saliba es un tiempista del área, el inglés Declan Rice tiene el manual del buen volante en la cabeza, el noruego Martin Odegaard tira magia de tres cuartos de cancha hacia adelante, y el local Bukayo Saka, a los 22, al fin gambetea hacia el área. No tiene las estrellas de Liverpool ni de Manchester City (tampoco de Bayern Munich, más allá de que el gigante alemán está a 16 puntos de Bayer Leverkusen).
Wenger dice que Mikel “recuperó el espíritu del club”. Y toma nota de algo más: “Su liderazgo parece ser aceptado por los jugadores y hay una conexión entre el entrenador y el equipo”. Es lo que ocurre: Arteta toma el pizarrón, muestra la táctica y advierte: “hoy vamos a atacar”. Mañana, tal vez, ocurra exactamente lo contrario. Y el plantel aplaude: se nota en el campo de juego, como en victorias como contra Liverpool (3-1). Festejos que parecen de un título, pero que esconden algo más. “¿Así que dijeron que celebramos demasiado esa noche? Me encanta. Vi entrenadores en nuestro estadio de rodillas. Personalmente me gusta, porque le aporta pasión al juego. Cuando es natural, es único. ¿Hay algo negativo y algo positivo? Para mí, todo es positivo. Cada vez que camino por la calle, siento mucho orgullo”.
Arteta perturba a los atrevidos y a los conservadores. La gente cree. Y los jugadores, también.
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