Monzón, con la moral de Funes Mori y un gol a lo Puyol

El gol que definió el título a favor de Boca fue con una pelota parada preparada en la semana. Córner ejecutado desde la derecha por un zurdo, Nicolás Lodeiro, con rosca al primer palo y cabezazo a la carrera de Fabián Monzón, un lateral con una moral parecida a la de Ramiro Funes Mori y que terminó anotando un gol a lo Carles Puyol.

La jugada se dio a los 41 minutos del primer tiempo, en el cuarto tiro de esquina xeneize. Rodolfo Arruabarrena había dispuesto el siguiente reparto de responsabilidades: dos ejecutores, un zurdo y un diestro (Lodeiro y Tevez), cinco cabeceadores (Calleri, Rolín, Tobio, Pablo Pérez y Monzón), un rebote para la medialuna del área (Meli) y dos que se iban a quedar marcando en ataque en el círculo central (Cubas y Peruzzi). Pero como Tigre no dejaba a nadie para la contra y tenía a todos sus futbolistas defendiendo esos envíos aéreos, Boca se terminó quedando atrás sólo con Cubas y Peruzzi fue un segundo rebote de Meli.

Ante un Boca sin capacidad de desequilibrio con la pelota en movimiento, lo más peligroso que generaba era con un córner o tiro libre.

Boca probó el mismo movimiento que en el gol a los 29 minutos, aunque el zurdazo de Lodeiro cayó más pasado. Monzón, desde el principio, fue uno de los potenciales cabeceadores, pero recién en ese tercer córner fue la primera vez que anunció su pique al primer palo corriendo desde atrás. Su desequilibrio no fue casual. En el primer tiro de esquina del segundo tiempo, a los 5 minutos, también Lodeiro buscó un envío similar.

Monzón tiene una moral similar a la de Funes Mori, capaz de cometer un error grosero con una pifia pero luego enseguida redimirse con un gol decisivo en un mismo partido. Ante Tigre, el lateral festejó su gol con una pirueta, de la misma forma que había hecho ante River, en 2011, un gol en contra del arquero Carrizo. Es así. Capaz de perder la concentración en una marca o tomar malas decisiones, como luego hacer la mejor proyección de su vida. La falta de atención es uno de los puntos que debe aún corregir, eso es clave para cualquier defensor, sobre todo. A tal punto que el cuerpo técnico, en un momento, le quitó la responsabilidad de tomar marcas en las pelotas paradas en contra. Más allá de su 1m80, en esos envíos es más importante evitar que tu marca te gane, que terminar despejando la pelota. Si tu marca no te gana y la pelota pasa de largo, gana el que defiende.

El gol de Monzón es parecido al que le anotó Carles Puyol jugando para España a Alemania, en las semifinales del Mundial de Sudáfrica 2010, que le dio el triunfo también 1-0 y la clasificación al partido decisivo, que luego le ganaría a Holanda. En aquella oportunidad, los dirigidos por Del Bosque también pusieron dos ejecutores (Xavi e Iniesta). En España pateó un diestro desde la izquierda (en Boca fue Lodeiro, un zurdo desde la derecha) pasado al segundo palo, donde entró como una locomotora Puyol, que había arrancado en la zona de la medialuna y terminó impactando con una arremetida furiosa ante una defensa alemana que marcaba en zona, sin responsabilidades individuales. Pero, como Tigre, Alemania también tenía a sus once jugadores defendiendo ese envío, no dejó a nadie para el contraataque en el círculo central. Ni poniendo un hombre en ese palo (Lukas Podolski) lo pudo evitar.

En el gol ante Tigre, Monzón resumió un poco todas sus cualidades. Convicción para atacar el espacio, confianza y decisión para ganar de arriba en el salto. Todavía con varios puntos defensivos para seguir corrigiendo, su personalidad no es un elemento menor para sostenerse como titular en Boca.

El gol de Carles Puyol

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