No todos vuelven como se fueron

Uno de los rincones sentimentales que todavía conserva el fútbol es el regreso de los jugadores que, después de un largo recorrido en el exterior, vuelven al club en el que se formaron y del que se fueron siendo figuras. Son reencuentros que combinan el desafío profesional con el dictado del corazón. Desde el afecto y el sentido de pertenencia, siempre está la ilusión de recrear épocas pasadas, de recuperar antiguos fulgores. La influencia de Tevez y Marco Ruben fue inmediata en las campañas de Boca y Rosario Central . Los hinchas actualizaron el idilio con los dos, los sienten suyos por importancia deportiva e identificación con la camiseta. Los antecentes de ambos no son equiparables. El Apache le está dando continuidad a su estupenda temporada en Juventus, pero Ruben se despacha con una cantidad de goles (20 entre el Torneo de Primera y la Copa Argentina ) inédita en su carrera. Su mejor cosecha era de 18 tantos en Villarreal B, hace cinco años.

La antítesis de estos dos casos la representan Javier Saviola y César Delgado . La reinserción de ambos en River y Central es lenta, dificultosa y por debajo de las expectativas. Son contemporáneos: el Chelito tiene 34 años y el Conejo uno menos. Compartieron el plantel que fue campeón olímpico en Atenas 2004. También los emparenta la zona gris que los precedió a sus retornos. Saviola viene de una temporada en la que fue mayormente suplente de Luca Toni en Verona, y disentía con un técnico que lo quería de media-punta. Delgado empezó en Monterrey una sequía goleadora que continúa en Rosario y ya va por los 33 partidos sin festejos. Saviola acumula nueve encuentros en River tratando de que el gol le deje de ser esquivo.

Hasta ahí las semejanzas. Las diferencias pasan por lo físico. Delgado sufrió dos desgarros, una distensión y arrastra una molestia en la cintura. Al Chacho Coudet se lo escuchó dentro del vestuario maldecir con furia por tanta fragilidad muscular. Actualmente se recupera de una rotura fibrilar que le impidió continuar el clásico con Newell’s.

A Saviola el cuerpo le responde, no le duele nada. Está encantado de haber vuelto a River y no tiene ningún reproche con Gallardo, con quien tiene una relación directa y estrecha, a pesar de que quedó bastante detrás de Mora y Alario, los titulares para las grandes citas. Más allá de que su ansiedad vaya en aumento por la falta de gol, no tiene pensado irse de River a fin de año, como trascendió. Se siente contenido por el club y aún en fase de adaptación a un fútbol que encontró mucho más áspero en comparación al que dejó en 2001 para irse a Barcelona. Lo notó ya en el debut ante Tigre, cuando en una de las primeras pelotas Echeverría lo frenó con un manotazo.

Tanto Saviola como Delgado gozan de parte de los hinchas de una paciencia que no abunda en el fútbol. Es en honor a sus pasados, la memoria que no permite una precipitada ingratitud.

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