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Quién es Alexis Zárate, aquel juvenil con futuro de selección, ahora condenado por abuso sexual
Cordobés, llegó a Independiente a los 13 años y fue parte de una camada en la que también estaba Martín Benítez, involucrado junto a él en el caso por el que hoy la justicia lo declaró culpable
Hubo un equipo que dejó una huella en los torneos de reserva del fútbol argentino. La Piponeta, entre principios de 2011 y mediados de 2013, fue un modelo a seguir. Compuesto por jóvenes promesas de Independiente que soñaban con llegar a la Primera, ese selecto grupo de futbolistas contaba con varios puntos altos. Mucho antes de que su nombre y apellido saltaran de las crónicas del deporte a las noticias vinculadas a la violencia de género, Alexis Zárate -quien este lunes fue condenado a seis años y medio de prisión por abuso sexual- era una de las piezas determinantes dentro del meticuloso engranaje.
El cordobés, con su carácter de líder deportivo, fue una de las piedras angulares de ese equipo que combinó buenos resultados con estética. Nadie, ni por cerca, hubiera podido imaginar lo que iba a ocurrir: la carrera de Zárate empezó a desvanecerse sin pausa desde la madrugada del 16 de marzo de 2014.
Enrique Borrelli, actual coordinador de las inferiores de Argentinos Juniors, trabajaba en Independiente cuando, en La Pampa, durante una prueba en el club Deportivo Mac Allister, se vio sorprendido por un joven atlético y tenaz que había marcado la diferencia. Pocos meses después, ya en 2008, con 13 años, Zárate se mudó a Avellaneda, donde empezó a entrenarse con las categorías formativas del Rojo. Durante su adolescencia se ubicó como volante interno. Con el tiempo se retrasó unos metros y se posicionó como marcador central.
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Más tarde su estatura marcó su evolución en la cancha: sus 179 centímetros, a pesar de su firme condición física, fueron insuficientes para defender el espacio aéreo de un territorio en el que la altura es clave. Pero lo resolvió con inteligencia: se corrió a la banda derecha, como lateral, donde volvió a impresionar a cada entrenador que tuvo durante las inferiores. También lo hizo sobre la izquierda. En cualquiera de las cuatro posiciones, Zárate siempre fue un futbolista destacado. Su futuro estaba cada día más claro.
Pero para encontrar las raíces de su llegada a Independiente hay que retrotraerse a 2007. La historia deportiva de Zárate cambió el día en que un amigo le propuso ir a La Pampa para probarse. Oriundo de General Deheza, un pueblo de unos 11 mil habitantes empotrado casi en el centro de la provincia de Córdoba, a medio camino entre Río Cuarto y Villa María, sobre la ruta nacional 158, Zárate aceptó viajar 518 kilómetros al suroeste para ser examinado en el club de Carlos Mac Allister por el equipo de captación de Independiente. Su nivel fue tan bueno que, cuando le hicieron una segunda prueba, junto a una división más grande, se terminó de ganar la aceptación de Borrelli.
Ya en Independiente, Zárate y Martín Benítez, ambos nacidos en 1994, se hicieron amigos luego de compartir la misma categoría durante varias temporadas. Benítez, con apenas 17 años y un fugaz paso por la reserva, saltó sin escalas de la sexta división al plantel profesional. Los dos integraron el plantel de la selección Sub 17 que jugó el Mundial 2011, en México. Zárate, de hecho, fue titular en la mayoría de los partidos, incluso ante Inglaterra, en los octavos de final, en lo que fue derrota por penales. Ese mismo año ya habían viajado a Ecuador para jugar el Sudamericano. En 2009, el cordobés había tenido su primer roce internacional al ser convocado para el Sudamericano Sub 15 de Bolivia. Tuvo, más tarde, citaciones a la Sub 20, al igual que Benítez.
Zárate escaló las categorías juveniles hasta que fue convocado para sumarse al plantel de reserva. En poco tiempo, como ocurrió en las inferiores, se adueñó del latido del plantel. Se hizo líder a fuerza de carácter y sacrificio. Su capacidad de incidencia seguía intacta. Fue el lobo líder de la manada.
En junio de 2013, en uno de los peores momentos de la vida deportiva e institucional del club, Zárate, con 19 años recién cumplidos, debutó en la Primera de Independiente. Muchos de los jóvenes más destacados que venían de la reserva se vieron sobrepasados por la situación y no tuvieron lugar. El quiebre en la carrera deportiva de Zárate, sin embargo, se daría un tiempo después, el 16 de marzo de 2014. Este lunes la Justicia determinó que durante aquella madrugada Giuliana Peralta, en ese momento la novia de Benítez, fue abusada sexualmente por Zárate. A pesar de la denuncia de la víctima, los futbolistas nunca estuvieron presos. En palabras de la abogada de Peralta: "Lo que esperábamos realmente era la detención porque su vida (la de la joven) se detuvo hace tres años y medio y este hombre no estuvo ni media hora en una comisaría", reprochó hoy la letrada, Raquel Hermida.
En tanto, la justicia rechazó la figura de falso testimonio para Benítez y Nicolás Pérez, quienes estuvieron en el domicilio durante el hecho, aunque no se descarta que en una próxima instancia se revea la decisión.
El cordobés, a partir de ahí, apenas jugó 13 partidos en un año y nueve meses. Con poco terreno, en enero de 2016 se fue a préstamo a Temperley, donde se convirtió en una herramienta importante para el equipo. Hace dos meses, en julio, estuvo a punto de regresar a los Rojos, pero finalmente renovó su préstamo. Su vínculo con Temperley, si no se interrumpe de manera unilateral debido a la sentencia -que todavía no es firme, por lo que de momento no irá a prisión-, se extiende hasta mediados de 2018. Zárate, por ahora, dice que está tranquilo. Y que seguirá jugando al fútbol.
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