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La nueva ola de la transparencia

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Marcelo Gantman
PARA LA NACION

Una ola de transparencia parece bañar a las principales organizaciones deportivas del planeta. En ocasiones por prevención y en otras por obligación. Todas las variantes del llamado FIFAgate dan cuenta permanente de detención de dirigentes y ejecutivos de medios por la adjudicación de derechos televisivos y sedes de los Mundiales. El atletismo también fue sacudido por denuncias sobre el doping sistemático de los atletas rusos y el pago de coimas para ocultar los resultados de los pasaportes biológicos, lanzados en 2012, como la forma de control más efectiva para determinar el uso de sustancias prohibidas. Las investigaciones periodísticas y judiciales revisan sangre, orina y cuentas bancarias para chequear la salud del deporte profesional. Se encuentran valores alterados de todo tipo.

El Comité Olímpico Internacional cierra ahora un círculo que abrió en 1998. Fue la primera organización estremecida cuando se descubrieron pagos de sobornos para darle a Salt Lake City la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno en 2002. Fueron echados seis miembros del COI y comenzaron ahí una serie de reformas que todavía continúan. La última medida se dio a conocer el jueves 10 de diciembre: el COI realizará auditorías externas e independientes a todas las federaciones y comités nacionales a los que financie con envío de dinero. "Queremos que el dinero del deporte se use para el deporte", dijo Thomas Bach , su presidente. El COI destina el 90 por ciento de sus ingresos a la ayuda de atletas y federaciones a distintos niveles, lo que equivale a un destino de 3.25 millones de dólares diarios, según sus propias estimaciones.

El COI toma nota de la situación que atraviesan varios dirigentes de la FIFA y como prevención decidió implementar estas "auditorías independientes pero sistemáticas" para conocer el estado de las finanzas de sus beneficiarios. Los creadores de los Juegos Olímpicos ven a los creadores de los Mundiales de Fútbol un espejo en el que no quieren reflejarse. Entre otras cuestiones, porque suelen compartir dirigentes y también patrocinantes. Saben que la FIFA se relajó y toleró esas prácticas hasta que llegó el FBI con su bate de beisbol a sacudir de las estructuras del fútbol mundial.

A comienzos de diciembre fue Sebastian Coe , flamante presidente de la IAAF, el que tuvo que dar explicaciones en la Comisión de Deportes del parlamento británico por su relación con la firma Nike (de la cual era embajador hasta finales de noviembre) y la designación de Eugene como sede del Mundial de Atletismo en 2021 (http://canchallena.lanacion.com.ar/1849137-envuelto-en-un-escandalo-sebastian-coe-se-desvinculo-de-nike). Eugene es el corazón deportivo de Nike en Oregon, Estados Unidos. Coe llegó como un soplo de aire fresco a la conducción del atletismo mundial luego de las denuncias de extorsión por parte del ex presidente Lamine Diack, para ocultar casos de doping de los atletas rusos. Pero ni siquiera Coe está todavía exento de atravesar el desafío de la blancura, aunque se trate de un recién llegado al puesto.

La ola de pretendida transparencia en el mundo del deporte es también una imposición de la época. En tiempos de controles ciudadanos que van en aumento, con tecnologías que permiten saber en tiempo real cuanto y como gastan los gobiernos, las organizaciones deportivas son llevadas por la fuerza hacia una manera más abierta de presentar sus contratos y sus balances. En la Argentina hay tres veedores que llevan meses (http://canchallena.lanacion.com.ar/1818747-los-puntos-oscuros-del-uso-del-futbol-para-todos) revisando los números del Fútbol para Todos entre el gobierno saliente y la AFA para determinar cual fue el destino de tantos miles de millones de pesos. Se prometen sorpresas al respecto.

mg/gs

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