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Coronavirus. Rafael Nadal, sin raqueta y en cuarentena: confesiones de una estrella sensible, analítica y agradecida
MADRID.- La que pintaba como una temporada trascendental al final ha saltado por los aires y Rafael Nadal, próximo a cumplir 34 años, contempla con pesadumbre el efecto arrasador de la pandemia. "¡Vamos chicos! ¡Que a las ocho puedo salir a dar un paseo y hasta me hace ilusión ya!", dice el N° 2 del mundo, quien reflexiona para el diario El País por videoconferencia desde su casa en Porto Cristo, en Mallorca.
–Hace poco expresó su contrariedad porque los tenistas no podían entrenarse. ¿Pudo empezar?
–No estaba contrariado. Entiendo que no se pueda entrenar, pero estamos en un momento en el que todo es muy sensible. Cualquier comentario o mensaje que puedas dar se politiza, y aquellos que se sienten atacados se lo toman mal. Soy un ciudadano más, que paga sus impuestos aquí, así que tengo tanto derecho como cualquier otro a opinar. Parece que hay un momento en el que no se puede opinar y en el que todo se convierte en política, y lo que simplemente dije es que si la gente está yendo a trabajar a obras, a construir… Un montañero o un triatleta pueden entrenarse solos. No estoy reclamando nada, porque el tenis no es el primer deporte que debe volver, ya que necesitamos ser al menos dos para jugar, pero hay deportes individuales, como cualquier otro trabajo. ¿Por qué un atleta no puede ir a correr solo? Este es nuestro trabajo.
–Entonces, mensaje matizado...
–No estaba diciendo que yo no podía ir a hacer surf, porque no es mi trabajo, pero que un surfista profesional se vaya a hacer surf… ¿por qué no? Fui claro, pero después se olvidan las cosas. La máxima prioridad es salvar vidas y la sanidad, y el deporte, para mí, pasa a un tercer plano; ni lo tengo en la cabeza, siempre y cuando se hagan las cosas de manera ordenada. Entiendo que todo el mundo está confinado, pero al final este es nuestro trabajo. Se ha tratado al deporte de forma unánime, a todos los deportes por igual, y creo que no debe ser así, como tampoco se trata a todas las comunidades por igual.
–Si todo esto se veía venir, ¿por qué no se hizo nada para evitarlo?
–La situación económica no tiene salvación, porque algunas actividades, como el turismo, no van a poder salvarse. El mundo está sufriendo una pandemia, con lo cual la gente no puede viajar y esa es una situación inevitable, pero a nivel de salvar vidas se podían haber hecho las cosas de otra manera. Si se hubiesen adoptado medidas preventivas antes se hubieran evitado todas las medidas extremas que hemos tomado después. No es una crítica al Gobierno, porque a mí también me ha sobrepasado todo esto. Yo no pensaba que iba a vivir algo así y como mea culpa digo que estaba preparado para jugar en Indian Wells sin pensar la que nos venía encima…
–La ola ha sido demasiado grande, ¿no?
–Nadie se lo esperaba, pero la gente que manda aquí debería tener acceso a todas estas informaciones, y en este sentido sí creo que ha habido un error. Yo me equivoco habitualmente y reconozco mis errores, y nos humaniza el reconocerlos. No estoy siendo oportunista. La situación nos ha sobrepasado a todos, y no sólo a España. Es igual que si yo pierdo un partido y Federer y Djokovic también lo hacen… No puedo excusarme en que ellos también han perdido. Todo el mundo lo ha hecho mal.
–Los últimos datos son más optimistas. ¿Lo es usted también?
–Tenemos los datos que tenemos y estamos en la situación en la que estamos. Por suerte, estamos mejor que hace dos meses y ese es el consuelo. Creo que hemos llegado tarde a algunas situaciones, y una vez que llegas tarde… Es humano. Era muy difícil acertar. Sólo unos pocos han acertado.
Rafa jugando con Maribel, su hermana
–Se apunta directamente a la globalización. ¿Se nos ha ido de las manos?
–Cuando ocurren situaciones como esta, luego se hace mucha demagogia y nos volvemos muy hipócritas. Llegó un virus y nos ha tocado a todos. La humanidad no estaba preparada y esa es la realidad. ¡Claro que hay ámbitos que debemos cuidar más! Por ejemplo, la naturaleza y el planeta, pero no creo que sea un común denominador o una causa-efecto. Ha pasado lo que ha pasado y tiene que servirnos de lección. Podemos aprender de estos duros momentos.
–¿Y cuál es la mejor lección que extrae?
–Lo tremendamente afortunados que somos y la suerte que tenemos de vivir en este gran país. Hay gente que está mejor que otra, pero somos un país seguro, en el que no hay mucha delincuencia y en el que la mayoría de la gente vive más o menos bien. Llevamos dos meses recibiendo todos los días mensajes negativos y al final eso nos afecta moralmente y nos conduce a pensar que no vivimos en un gran país, y estoy en desacuerdo.
–¿Qué se debe hacer para rearmar el rompecabezas?
–Tenemos un bienestar que debemos proteger más que nunca porque viene una situación económica y social muy dura, en la que va a sufrir mucha gente. Muchos van a perder sus empleos y hay que ser solidarios. Se debe ayudar desde todos los sectores, laborales y empresariales, el Gobierno... Todos debemos ser solidarios. Si las empresas no están protegidas, los trabajadores tampoco van a estarlo. Tendremos que esforzarnos para volver a ser un país de destino, porque nuestro turismo es un motor y ahora está totalmente destruido. Tendremos que reinventarnos. No podemos infravalorarnos. Tenemos que proyectar confianza hacia el exterior porque de lo contrario vamos a sufrir muchísimo.
–¿Usted también se ha redescubierto o se ha visto haciendo cosas fuera de lo ordinario?
–¡Claro que me he encontrado haciendo cosas que no hacía, porque yo nunca estaba en casa! A mí me gusta estar aquí, pero compartiendo cosas con los míos y mis amigos. De repente, mi actividad se ha visto frenada al ciento por ciento. Para todos ha sido un shock. Nosotros estamos acostumbrados a viajar, pero hay gente que trabaja en una oficina y se les ha hecho un poco menos complicado. Me costó adaptarme al comienzo, pero después he ido tomando el ritmo. Fui recuperando las rutinas. También he dejado de ver las noticias y eso ha sido un avance muy importante.
–Empezó tocado anímicamente. ¿Ha remontado?
–Soy una persona sentimental, a la que le afectan las cosas, y ver a tanta gente sufriendo tanto, a tanta gente que ha perdido a familiares sin poder siquiera despedirse… Al final, poder darle un abrazo a tu hermano o hermana te alivia algo de dolor, e imaginarme que no han podido hacerlo... Hay que ser positivos y seguir hacia adelante. No hay más remedio. Yo soy un superafortunado.
–El deporte, en general, se ha sensibilizado. ¿Cree que ha cambiado la percepción del deportista?
–Creo que casi siempre he estado cerca de la gente. Aquí donde vivo soy una persona cercana y hago una vida normal. Durante todo este tiempo no he parado de grabar videos para gente que lo está pasando mal y a nivel económico y social ayudo lo que puedo. Entre Pau [Gasol] y yo nos hemos unido al proyecto de Cruz Roja Responde y estamos tratando de unir al mayor número de personas posible para crear algo bonito. Agradezco muchísimo el nivel colaborativo de todo el mundo: deportistas, artistas, empresas, federaciones, ciudadanos.
–Después de todo esto, ¿considera que seremos más fuertes y mejores o es más bien escéptico?
–No creo en la nueva normalidad. A mí me gusta la antigua normalidad, pero con adaptaciones. Aprendiendo de todo lo que ha ido sucediéndonos. El ser humano tiene una cosa buena: la gran capacidad de adaptación. Pero también tiene una mala: una gran capacidad de olvido. A veces nos olvidamos de las cosas malas y de lo bien que estamos cuando... estamos bien. Sólo espero que todo esto sea un aprendizaje. Desgraciadamente me temo que pronto nos volveremos a quejar por cualquier tontería. Es la realidad del ser humano, tenemos ese defecto. Al final sólo valoramos lo bien que se está sano cuando estamos enfermos; sólo valoramos la suerte que tenemos de poder tener cada día comida encima de la mesa cuando nos falta esa comida. Sólo valoramos lo bien que estamos cuando podemos compartir con los amigos o la familia una simple comida cuando no podemos hacerlo.
–Y, de cara al mañana, ¿volveremos a verlo sobre una cancha este año?
–Ojalá, pero no lo creo. Desgraciadamente... Yo firmo estar listos para 2021. Ojalá. Me preocupa más el Open de Australia que lo que ocurra a finales de este año. El 2020 lo veo prácticamente perdido. Tengo la esperanza de poder empezar el próximo año.
Fuente: Diario El País, de España
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