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Federer pasó de las dudas a disfrutar de seis meses sanadores
Cuando interrumpió su calendario en el semestre pasado por una lesión, se temió por su futuro; se potenció y definirá en Melbourne
MELBOURNE.- Roger Federer tomó en julio pasado una decisión crucial en su larga y exitosa carrera: al ver que la lesión que arrastraba en la rodilla izquierda no desaparecía, puso fin a su temporada y se tomó una pausa de medio año. Y fueron meses totalmente sanadores.
"Parece que estos seis meses sin competir funcionaron. Fue una buena idea", señaló el tenista suizo, con una sonrisa de oreja a oreja, tras avanzar a la final del Abierto de Australia gracias a una victoria sobre su compatriota Stan Wawrinka (número 4 del mundo) por 7-5, 6-3, 1-6, 4-6 y 6-3, en tres horas y cuatro minutos.
Federer se convirtió en el hombre de mayor edad en alcanzar la final de un campeonato de Grand Slam desde que lo hizo el australiano Ken Rosewall (39 años y 310 días) en el Abierto de Estados Unidos de 1974. Y con 35 años y 174 días, se transformó en el tercer finalista de más edad en el Abierto de Australia tras el propio Rosewall (en dos veces con años que Roger ahora) y Malcolm Anderson.
No sólo eso. Federer avanzó a su final de Grand Slam número 28 (17 éxitos y 10 caídas) y la sexta en Australia, igualando al serbio Novak Djokovic con más ruedas decisivas en la era abierta en Melbourne Park.
Éste es el primer torneo oficial de Federer desde que perdió el 8 de julio último su semifinal de Wimbledon ante el canadiense Milos Raonic. El ex Nº 1 se había lesionado la rodilla a fines de enero, pero reapareció en Montecarlo en abril.
Sin embargo, seguía sintiendo molestias en la zona y decidió poner freno definitivo a su temporada. Ni Juegos Olímpicos de Río de Janeiro ni Flushing Meadows, y adiós al top-ten. Era una decisión complicada: suponía volver al circuito con 35 años, sin ritmo de competición, tras la ausencia más larga de su trayectoria y sin certeza alguna.
"Cuando uno se da cuenta de que no se siente bien, de que tiene muchos problemas y de que no les gana a los top-ten, llega un punto en el que toca el límite y no puede ir más allá. No se siente libre en su mente, no siente libre su cuerpo", contó el jugador de Basilea tras imponerse a Wawrinka, un buen compañero en el circuito, con el que ganó la medalla dorada en dobles en los Juegos Olímpicos Pekín 2008 y la Copa Davis en 2014.
"Ése es el punto en el que, supongo, Rafa [Nadal] y yo dijimos «bien, ya es suficiente. Vamos a volver al cien por ciento, a disfrutar del tenis otra vez, a disfrutar de los entrenamientos». No todo puede ser entrenamiento, tratamiento, entrenamiento, tratamiento, partido, tratamiento otra vez. Uno está jugando con fuego todo el tiempo", relató el actual número 17 del ranking y campeón de 17 certámenes de Grand Slam.
Nadal, al igual que el suizo, optó por saltearse las últimas competencias de 2016, y en su caso, recuperarse de una lesión de muñeca. En esta madrugada se medía con el búlgaro Grigor Dimitrov en la otra semifinal de Australia.
Federer tuvo tiempo en los seis meses para apartar la raqueta y gozar de sus cuatro hijos. Pero también inició la pretemporada cuando algunos ni siquiera habían acabado su año.
"Veo la final y me voy a Dubai, porque Roger ya está entrenándose", dijo el croata Ivan Ljubicic, preparador de Federer, a fines de noviembre, durante la definición por la Copa Davis entre Croacia y Argentina en Zagreb.
En efecto, Federer se entrenó duramente en Dubai, y reapareció en Australia a lo grande. Primero lució pinceladas al disputar la Copa Hopman, en el torneo mixto de exhibición que se juega en Perth. Pasado mañana, a partir de las 5.30 de Buenos Aires, luchará por su copa de Grand Slam número 18.
"Los seis meses me dieron mucho para este regreso", contó Roger. "No estaba en el punto de que tenía que reorganizar mi vida o reorganizar mi tenis. Sólo quería volver a estar sano", se explayó. Y continuó: "Me siento increíblemente. Ni en mis mejores sueños imaginé llegar tan lejos en Australia. Y ahora tengo dos días libres antes de la final, es increíble". Y, aunque frente a Wawrinka acabó con algunas molestias en la ingle, aseguró que no ahorrará ni un gramo de energía en la final: "Si tengo que estar después cinco meses sin andar, no importa. Voy a dar todo".
Federer, cuatro veces campeón en el Abierto (2004, 2006, 2007 y 2010), intentará estirar su propio récord de títulos en Grand Slam y ampliar la ventaja sobre Nadal y Pete Sampras, que lo siguen con 14 trofeos. El último grande que ganó el suizo fue Wimbledon 2012 y desde entonces perdió las tres finales que protagonizó: Estados Unidos 2015, Wimbledon 2015 y Wimbledon 2014. Con una particularidad: en todas cayó a manos de Djokovic.
"Hace unos pocos meses estábamos inaugurando la Academia de Rafa en Mallorca y hablamos de jugar un partido caritativo. Estábamos los dos lesionados; yo, en la pierna, y él, en la muñeca. Recuerdo que estábamos jugando con unos juniors y diciendo: «¡Esto es lo máximo que podemos hacer!»", bromeó Federer, que se resiste al paso del tiempo y sigue regalando su talento.
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