CCK. El bandoneón de Héctor Pasarella fue la estrella del concierto aniversario de la independencia uruguaya
Ayer, en el CCK, el reconocido músico internacional tocó junto al imponente Conjunto Nacional de Música de Cámara del Sodre
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El Embajador de Uruguay en Argentina Carlos Enciso Christiansen fue el encargado de abrir el evento en la tarde-noche del viernes pasado con unas palabras en las que agradeció protocolar pero también calurosamente tanto a las autoridades de su país como del nuestro por haberlo hecho posible. Y en ese estilo relajado que suelen tener los funcionarios uruguayos, más como presentador que como autoridad diplomática, se ocupó de detallar buena parte de los méritos de un artista oriental nacido en el departamento de Florida que es injustamente poco conocido en la Argentina.
El motivo del encuentro era celebrar el 197º aniversario de la Declaratoria de la Independencia de la República Oriental del Uruguay que ocurrió precisamente en ese departamento, en lo que se llamó el Congreso de Florida, el 25 de agosto de 1825, en un proceso que guarda ciertas similitudes con nuestro 9 de julio en Tucumán.
De tal modo, no fue arbitraria la elección de este compositor y bandoneonista que nació allí aunque lleva muchos años viviendo en Italia. Héctor Ulises Pasarella tiene un recorrido muy importante, como virtuoso intérprete del instrumento alemán más rioplatense pero también como creador de obras populares y clásicas, sinfónicas y de cámara. Reconocido por figuras como Leo Brower, Luis Bacalov, Robert Duvall o Plácido Domingo, entre muchos, fue precisamente en la premiada musicalización que hizo el argentino Bacalov para la película El cartero, de Massimo Troisi, cuando se lució como solista de bandoneón. Pero su vasto currículum incluye la presentación de obras propias y de otros creadores en todas partes del mundo, el registro de una decena de discos, la actuación con muy prestigiosas orquestas e innumerables escenarios compartidos con figuras de todos los estilos de la música.
Pasarella se mostró feliz y emocionado en el par de momentos en los que decidió hablar frente a un público que llenó la sala Argentina del CCK y en la que convivieron argentinos curiosos, habitués del centro cultural y muchos uruguayos que festejaron la música y el aniversario. El músico agradeció a su país por haber hecho posible su viaje al nuestro pero también a Buenos Aires que fue, según dijo, una ciudad muy acogedora y muy importante en su vida. Recordó especialmente a Jorge Luis Borges, a Astor Piazzolla y a Leopoldo Federico, entre otros. Aunque puso especial acento en agradecer y realzar a un bandoneonista, más ligado al mundo clásico y que muy pocos recordamos: el también rioplatense Alejandro Barletta.
El concierto que fue el centro de toda esta celebración tuvo a Pasarella tanto en su papel de instrumentista como de compositor. Entre el piazzollismo de algunas marcaciones rítmicas muy características del marplatense, cierto neoexpresionismo que evoca por momentos a Alberto Ginastera, una “tanguidad” tradicional, las búsquedas personales por abrir el juego de nuestra música tradicional sin sacar nunca del todo los pies del plato, su amor por la fuga y otras formas clásicas como puntos de partida para la composición, su elegancia para la construcción y la instrumentación de la música de cámara, transcurrió un concierto que tuvo un repertorio por el que pasaron piezas muy conocidas como “La cumparsita” o “El choclo” junto a unas cuantas obras suyas, entre las que vale la pena destacar su ambicioso y muy logrado “Concierto para bandoneón y conjunto de cámara” en tres movimientos, “Ricercare 2011″, “Preludio y rondó milonguero para Astor” o la “Milonga para Neruda”. En tal caso, es dado suponer que Pasarella tiene siempre en su cabeza más la sala de concierto clásico que la danza de tango y las milongas, o que disfruta en abordar los repertorios populares pero sumándole siempre su placer por romper la rigidez de las formas, por jugar con las armonías, por bordear a veces los límites de la tonalidad o por convertir, por caso, una marchita como fue en su origen “La cumparsita”, en un responso en el que hasta puede rastrearse la herencia de Pichuco.
El Conjunto Nacional de Música de Cámara del SODRE que fue su respaldo para todo el concierto –con pequeñas variantes de formación según las obras– está dirigido por Juan Cannavó e integrado por el propio Cannavó y Clara Kruk en violines, Stella Maris González en viola, Rodrigo Riera en violonchelo, Juan Chilindrón en contrabajo y el muy talentoso Javier Toledo en piano. Y se sumaron la actriz y locutora Marisol Pasarella, para los textos de “Florida para siempre” con que se cerró el concierto, y la cantante Cinzia Zabala para “Los mareados” de Cobián y Cadícamo, “Balada para un loco” de Piazzolla y Ferrer y la citada canción final.
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