Alejada de los medios desde hace un tiempo, Calista Flockhart se encuentra dentro del grupo de artistas que creen que hay un mundo de oportunidades fuera de Hollywood. La actriz -que saltó a la fama a fines de los ’90 por interpretar a una pizpireta abogada en la serie Ally McBeal- nos tiene acostumbrados a sus frecuentes pausas laborales, tras encontrar el disfrute lejos de los focos de los paparazzi y de las exigencias de la industria del cine y la televisión.
Sus esfuerzos por tener una vida "normal" y de "bajo perfil" muchas veces le jugaron en contra y reflejaron una imagen equivocada de ella: muchos la veían como una estrella fría, reacia e inaccesible. Sin embargo, y aún cuando no era parte de ninguna producción, su romance con Harrison Fordla mantuvo siempre en el centro de los flashes y la llevó a desfilar por las alfombras rojas más importantes.
Un camino intermitente
Calista, llamada así en honor a su bisabuela paterna, descubrió su gran pasión por la actuación desde chica. Graduada en arte dramático en la Rutgers University de New Jersey, comenzó a dar sus primeros pasos en Broadway mientras trabajaba como camarera e instructora de aeróbics. Su participación en escuetos papeles fue vista con buenos ojos por la crítica y su talento la llevo a intercalar el teatro musical con apariciones en la pequeña y gran pantalla.
Su rostro aniñado no se hizo popular hasta que encarnó a Ally McBeal, una abogada inteligente, neurótica e inmadura que, tras sufrir acoso laboral por parte de un jefe, llega a un nuevo y alocado bufete, en donde se reencuentra con su novio de la infancia, Billy. Creada por David E. Kelley, esta serie - que tuvo cinco temporadas- se convirtió en un éxito internacional y supuso el reconocimiento de Flockhart, que recibió el Globo de Oro y un buen puñado de nominaciones a los premios Emmy.
Sus peripecias en el mundo de las leyes encandiló a la audiencia, pero además su brillante interpretación le abrió las puertas de la pantalla grande con películas como Sueño de una noche de verano (1999), de William Shakespeare; Con sólo mirarte (2000) o Frágiles (2005), curiosamente su último film hasta la fecha. "Ally me dio muchas oportunidades, pero ya empieza a ser hora de que la gente deje de relacionarme con este personaje aunque, por lo que veo, habrá que esperar aún más", comentaba mientras alternaba su vida apacible con algunas apariciones discretas en producciones menores.
Fue exactamente después de más de un lustro siendo Ally McBeal que Calista se tomó su primer gran descanso. Mientras la prensa amarilla especulaba sobre su extrema delgadez, ella se apresuraba a declarar que su imagen se debía al agotamiento generado por el intenso rodaje de la serie. Pero más allá de esto, fue la maternidad lo que puso en pausa su carrera. En 2001, su vida cambió para siempre cuando decidió adoptar a Liam, un bebé de meses. "Es lo más maravilloso que me ha ocurrido. Es un desafío y a veces tengo miedo cuando veo la situación en la que está el mundo. Pero tener un hijo me motiva a educarlo para que sea una persona de mente abierta", declaraba feliz en su nuevo rol.
El hecho de adoptar un niño en solitario llamó poderosamente la atención de la prensa que la perseguía día y noche en busca de una foto. "Fue muy molesto, incluso peligroso si te persiguen en auto intentando alcanzarte. No me gusta que le saquen fotos a él (en referencia a su hijo), me gustaría que nada de eso exista, pero tampoco puedo cambiar mis movimientos por eso", explicaba al tiempo que advertía que la maternidad la volvió más casera e incluso la hizo bajar aún más su perfil.
En 2006, su papel como Kitty Walker, la hija menor de la matriarca californiana Nora Walker, la devolvió a la televisión después de una pausa de casi cinco años. La rubia volvió a sorprender a su público con Brothers & Sisters, un drama familiar emitido por la cadena ABC, que también se estrenó en la Argentina. Pero sus índices de audiencia quedaron muy lejos de los alcanzados por su famosa abogada. Sin embargo, nada de esto preocupaba a Flockhart. Al contrario, la actriz se mostraba feliz, ya que su trabajo le permitía llegar a su casa para cenar y acostar a su hijo. "Esta serie me permitió quedarme en casa bastante porque al tener un elenco numeroso e importante (compartía protagónico con Sally Field, Rachel Griffiths y Rob Lowe, entre otros), no siento que el peso esté sólo sobre mis hombros", explicaba cada vez que le preguntaban sobre sus apariciones que fueron volviéndose cada vez menos frecuentes durante las últimas temporadas.
Quizá, tras estas declaraciones, se entiendan los motivos de sus prolongadas y cada vez más recurrentes vacaciones de los medios. "Tampoco quiero hacer cine, ya que nunca se filma en Los Ángeles y no me dan ganas de pasar tres o cuatro meses en otra ciudad y que mi hijo descuide su educación", lanzó dando a entender por qué su nombre no aparece en ningún crédito cinematográfico desde 2005.
Y es que la actriz declinó proyectos que la hicieran estar lejos de su familia. De hecho, es una de las pocas que se ha dado el lujo de decirle que "no" a varias propuestas que luego se convirtieron en un gran éxito como por ejemplo Amas de casa desesperadas, en la que fue convocada para interpretar a Susan Mayer, que tras su negativa quedó en manos de Teri Hatcher. "Soy mayor y más sabia. Creo que mis prioridades han cambiado mucho. Mi familia es muy importante para mí", reflexionó justificando cada una de sus elecciones laborales. Sin embargo, esto sí se convirtió en un problema cuando el set de Supergirl, serie en la que se la vio por última vez en pantalla y donde interpretaba a Cat Grant (la jefa de Kara en CatCo), se trasladó a Vancouver para continuar sus grabaciones. Si bien Flockhart continuó con su papel, este se volvió cada vez menos recurrente y generó varias especulaciones sobre su permanencia.
Bajo perfil vs. matrimonio estelar: el equilibrio perfecto
Cuando terminó Brothers & Sisters, la actriz se dedicó a pasar tiempo en familia, viajar a lugares exóticos y disfrutar de sus hobbies (entre los que se destacan andar en bicicleta, hacer caminatas y crear artesanías). Llevar una rutina tranquila sin los estresantes horarios de los sets ocuparon la agenda de sus días por esos años, que sólo interrumpió para sumar su voz a algún proyecto animado o alguna propuesta que no le demandara mucho tiempo. Sin embargo, su ausencia frente a las cámaras no la alejó de su compromiso social y de su rol como portavoz de la Comisión Nacional de Los Ángeles en la lucha contra la violencia sexual y doméstica hacia las mujeres. Tampoco dejamos de verla en estrenos, premiaciones o cenas benéficas de la mano de su marido Harrison Ford.
Ahora bien, ¿cómo una mujer con tan bajo perfil acaba casándose con uno de los actores más taquilleros de Hollywood? A juzgar por su historial amoroso y sus famosas conquistas -que incluyen nombres de la talla de Robert Downey Jr., Ben Stiller, San Mendes y Bon Jovi- no resulta extraño que haya terminado en los brazos del mismísimo Indiana Jones. Eso sí, su relación de más de 18 años con el actor jamás ha ocupado las primeras planas de las revistas, a menos que no sea para hablar de la promoción de alguna película.
El azar o la torpeza hizo que Calista y Harrison cruzaran sus miradas en una entrega de los Globos de Oro en 2002. La actriz le tiró sin querer una copa de vino encima al actor y esa situación fue el inicio de su larga relación, a la que no afectó la diferencia de edad. "Harrison y yo nos reímos mucho y el humor lo es todo para mí", reveló años después ella sobre lo que más la enamoró de Han Solo. Desde esa noche, la pareja comenzó un intenso romance que culminó en una discreta, íntima y romántica boda ocho años más tarde en Nuevo México, en el día de San Valentín. Harrison se refiere a su relación con Calista como un "matrimonio maduro", ya que su tercer paso por el altar le llegó después de los 50. "Tenía 57 años cuando me enamoré de ella. Lo que más me sorprendió fue que todavía era capaz de establecer una relación duradera, un compromiso serio. Mi esposa es una mujer maravillosa, entiende mi pasión por la aviación y vuela conmigo hasta el día de hoy", señaló allá por 2009, sorprendido por esta nueva oportunidad en el amor.
Hubo varios hechos que demostraron el vínculo sólido y sincero que mantuvo esta pareja a lo largo de los años. Uno de ellos fue cuando Ford no dudó en reconocer como propio a Liam, el hijo que la actriz adoptó antes de conocerlo. "Harrison es un padre maravilloso. Es divertido, cálido y amoroso", advierte ella cada vez que le preguntan sobre la relación entre ambos.
El aterrador accidente de avión que el actor (un reconocido fanático de la aviación) sufrió en 2015 también demostró su unión. De hecho, este incidente fue determinante para que la actriz permanezca alejada de los medios durante un tiempo. Debido a su gravedad, Harrison debió ser hospitalizado y Flockhart no se movió de su lado, dedicando los meses posteriores a ayudarlo en su recuperación. "Cuando ves a alguien que amas luchando, puedes sentir que todo lo demás simplemente se desvanece en el fondo", declaraba la actriz, sobre el difícil momento que les tocó atravesar.
En la actualidad, y a pesar de que su hijo Liam ya ingresó en la Universidad y su matrimonio está super consolidado, Calista Flockhart sigue en la misma sintonía, disfrutando de su vida lejos de los flashes. Desde su última aparición en Supergirl, serie en la que fue disminuyendo su participación gradualmente, no ha vuelto a actuar en ninguna película, ni programa de televisión ni tampoco está trabajando en ningún proyecto en producción. Si bien esta artista nos tiene acostumbrados a pausas laborales largas, a todos nos gustaría volver a verla en acción y por qué no, esta vez, junto a su pareja Harrison Ford.
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