Cuál fue la tasa de inflación más alta en la historia de EE.UU.
Según el análisis de la Oficina de Estadísticas Laborales el final de la década de 1910 se considera el período más inflacionista desde que hay registro en el país
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Impulsada por los altos costos de la energía, los alimentos y la vivienda, la inflación en Estados Unidos ha alcanzado su nivel más alto desde 1981, el año del primer lanzamiento del transbordador espacial, del comienzo de la epidemia de VIH y el año en que el presidente Ronald Reagan llegó al poder con la promesa de frenar la subida de los precios.
Por primera vez en más de 40 años, el Departamento de Trabajo informó este martes que su índice de precios al consumo aumentó un 8,5% en marzo con respecto a los 12 meses anteriores, impulsados por el atasco de las cadenas de suministro, la demanda de los consumidores y las alzas de los mercados mundiales de alimentos y energía, agravadas por la guerra de Rusia contra Ucrania.
La Gran Inflación y la llegada de Reagan
A diferencia del presente, a finales de 1981, la tasa de inflación anual del 8,9% representaba en realidad una buena noticia para los consumidores: en ese momento, era la cifra de inflación más baja desde 1977, tras los aumentos del 13,3% y el 12,4% en 1979 y 1980. De hecho, los altos niveles de inflación habían asolado el país durante toda la década de 1970, un periodo conocido como la “Gran Inflación”, y la economía estaba en recesión mientras la Reserva Federal subía los tipos de interés hasta el 20%.
Para Reagan, una tasa de desempleo cercana al 10% era el precio que merecía la pena pagar para frenar la creciente inflación. “La inflación es tan violenta como un asaltante, tan temible como un ladrón armado y tan mortal como un asesino a sueldo”, dijo en la campaña electoral de 1980, y dedicó los primeros años de su presidencia a abordar el problema.
La controvertida política económica de Reagan tenía cuatro pilares fundamentales: reducir el gasto público, recortar los impuestos, reducir la normativa y endurecer la oferta monetaria mediante tipos de interés más altos. Esta dura receta provocó una breve pero importante recesión entre julio de 1981 y noviembre de 1982, que en aquel momento fue la peor recesión económica de Estados Unidos desde la Gran Depresión.
A medida de que la recesión se agravaba, el presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, se enfrentó a las exigencias del Congreso para que redujera los tipos de interés, pero insistió en que si no se frenaba la inflación se producirían “circunstancias económicas más graves durante un periodo de tiempo mucho más largo”.
Al final, el plan funcionó. En octubre de 1982, la inflación había caído al 5% y la Reserva Federal permitió que el tipo de interés de referencia volviera a bajar al 9%. El desempleo se redujo rápidamente, pasando de un máximo de casi el 11% a finales de 1982 al 8% un año después.
Final de la década de 1910
Pero este no fue el mayor registro de inflación en la historia de Estados Unidos. Aunque en la década de 1970 se produjo el periodo más largo de tasas de inflación elevadas y sostenidas, la mayor tasa de inflación anual en Estados Unidos desde la introducción del Índice de precios al consumidor (IPC) en 1913, fue del 17,8% en 1917.
La inflación fue modesta en 1914 y 1915, en torno al 1%, pero se aceleró bruscamente en 1916 y fue históricamente alta durante el periodo de la Primera Guerra Mundial y la posguerra inmediata.
Sin duda, la inflación de entonces fue el resultado del esfuerzo bélico, según un análisis de la Oficina de Estadísticas Laborales. Las necesidades de la guerra dominaron la política y la planificación, con efectos masivos en la asignación de recursos. Una quinta parte de los recursos de la nación se dedicaron al esfuerzo bélico en 1918, y la mano de obra no agrícola aumentó considerablemente.
La participación del gobierno en la economía aumentó drásticamente. Se utilizaron controles de precios, aunque de forma bastante aleatoria, con numerosas agencias facultadas para regular precios específicos. A partir de agosto de 1917, la Administración de Alimentos de Estados Unidos y la Administración Federal de Combustibles tenían autoridad sobre muchos precios al por menor. Hubo cierto racionamiento, especialmente del azúcar, pero no el racionamiento extensivo que la nación vería durante la época de la Segunda Guerra Mundial.
La política monetaria de la época fue expansiva y seguramente contribuyó a la inflación de la época, analiza el organismo estadounidense. “Las medidas de la oferta monetaria se duplicaron aproximadamente entre 1914 y 1919, mientras que el producto nacional bruto sólo aumentó en una cuarta parte. La política fiscal se caracterizó por el endeudamiento masivo, en gran parte en forma de ‘bonos de la libertad’, y por una amplia serie de aumentos de impuestos y recargos”, se lee.
“Sea cual sea la explicación, el final de la década de 1910 se considera el período más inflacionista de la historia de Estados Unidos”, concluye la Oficina de Estadísticas Laborales.
Con información de AP
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