Reseña: En las cimas de la desesperación, de Emil Cioran
El rumano Emil Cioran (Rasinari, 1911-París, 1995) se mudó en su juventud a Francia y ahí se convirtió, a partir de Breviario de podredumbre (1949), en uno de esos pensadores pesimistas que hicieron de la falta de sistema una vocación. También devendría un estilista del francés, su idioma de adopción, en el que escribiría el resto de su obra, entre la que se cuentan Silogismos de la amargura o Ejercicios de admiración.
Los libros de Cioran, en la estela de Nietszche, están hechos fragmentos, y en muchos se reducen al aforismo, en versión punzante. En las cimas de la desesperación –parte de una Biblioteca Cioran en la que acaba de aparecer también el más clásico Ese maldito yo– es su primer libro. Fue escrito todavía en rumano y en su país natal, cuando después de culminar sus estudios, imbuido de jerga filosófica, entró en una crisis que lo llevaría a la desilusión con esa disciplina en sentido fuerte. Los capítulos son breves y llevan títulos como “Ser lírico”, “No poder ya vivir”, “Agotamiento y agonía” o “El sentido del suicidio”.
Escrito en Transilvania, adonde supuestamente se había recluido para terminar su tesis, Cioran asegura haber sido trastocado por el insomnio y haber hallado con estos textos “una especie de liberación, de explosión saludable”. El tipo de interrogantes –y la tabula rasa que plantean– recuerdan el pesimismo de entreguerras de otros pensadores asistemáticos, oscuros y desesperanzados. Pero en estas páginas –que el propio autor no tenía en demasiada estima– ya despunta apenas visible la ironía futura y, a su manera un tono, que sería lo más reconocible de un estilo único.
En las cimas de la desesperación
Por Emil Cioran
Tusquets. Trad.: R. Panizo
220 páginas
$ 14.900